¿Quienes somos?

La primera pregunta que debería resonar en nuestras mentes es ¿quiénes somos?¿cuál es nuestra esencia? El conocernos mejor a nosotros mismos, nos permitirá llevar una vida más feliz y sabremos aprovechar mejor nuestro tiempo.

Cuando Adam Harishón comió del árbol de la sabiduría, se escondió, porque se dio cuenta que había pecado. Había desobedecido el único precepto que Di-s le había dado. En ese momento Di-s le pregunto: "¿Dónde estas?"¿ Qué quiso decirle con esta pregunta? ¿Acaso Di-s, Todopoderoso, no sabía dónde estaba Adam? Evidentemente que si lo sabía. Lo que en realidad Di-s le cuestionó a Adam era en que categoría espiritual estaba respecto de las demás criaturas. Si verdaderamente hubiera pensado en quien era, no hubiera pecado. Así como esto es lo primero que Di-s cuestionó al hombre, así debe hacer eco en nuestras mentes el hecho de indagar sobre nuestra esencia.

Encuentra tu verdadero tú

Señalate a vos mismo. Si sos una persona promedio, apuntarás hacia tu pecho con un dedo, debido a que te consideras a vos mismo como si fueras tu cuerpo. Pero ¿Pero es tu cuerpo realmente vos?

No hace mucho tiempo, una persona podía considerar a su propio cuerpo como una parte integral de sí mismo. Pero el progreso científico ha modificado completamente el concepto de la personalidad humana y de la identidad. Los transplantes de corazón son hoy en día un acontecimiento casi común, el cual no ocupa más los titulares de los diarios. Un hombre puede vivir con el corazón de otra persona latiendo en tu pecho. Si le pedimos a este hombre que se señale a sí mismo ¿Señalará él su corazón? ¿Es este corazón transplantado realmente parte de él? ¿Es el corazón que late dentro de tu pecho el verdadero vos? Investigadores están prediciendo que en las próximas décadas los transplantes de cerebro serán posibles. Esto nos forzaría a reevaluar completamente el concepto de la personalidad humana.

Imaginemos lo que seria experimentar un transplante de cerebro. Un hombre podría estar sufriendo de una enfermedad corporal incurable, pero todavía tener un cerebro sano. El donador, por otro lado, podría haber sufrido un daño cerebral irreparable, pero seguir teniendo un cuerpo perfectamente sano. Si el cerebro es removido del cuerpo enfermo y colocado en uno saludable ¿Quién es el nuevo hombre?

Tenemos aquí un cerebro viejo con todas tus memorias, características de personalidad y patrones de comportamiento en un nuevo cuerpo. ¿ Quién es en realidad él, su cuerpo o su cerebro?

¿Quiénes somos realmente nosotros? Nosotros no somos ni nuestro cuerpo, ni nuestro cerebro, sino la información contenida en el mismo, nuestras memorias, características, personalidad.

Nuestra existencia no esta limitada a lo físico sino que va mucho mas allá de ello. Al crear al hombre, Di-s insuflo en el un espíritu de vida. Como dicen nuestras sagradas escrituras: "Entonces El Señor Di-s formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló e n su nariz el aliento de vida"(Génesis 2:7). Nuestros sabios nos dicen que la Torá utiliza la expresión "sopló" debido a una razón muy especial. Así como la respiración humana proviene de las cavidades internas del cuerpo, así el alma humana proviene de las profundidades más recónditas de lo divino.

Este espíritu de vida es el alma, ni más ni menos que una parte de Di-s. Él nos creó por encima de todas las criaturas y nos cedió la capacidad de imitarlo y lograr apegarnos a Él Di-s creó el mundo de tal manera que el hombre pudiera acercarse a Él y tener parte de su esencia. Por supuesto que no hablamos de la proximidad física, sino de la proximidad espiritual, que implica el conocimiento y la comprensión de Di-s, así como la imitación de Él en la medida de lo posible.

La vida del alma

Todas las fuerzas del espíritu son activadas por nuestro yo interior, que es independiente de nuestro cuerpo y sentidos. Estos solo sirven como instrumentos para percibir nuestros deseos interiores y cumplirlos. Algo dentro de nosotros determina qué es verdadero y qué es fraudulento, qué es honorable y qué- malo, inicuo y ruin. Ese "algo" es el alma.

El alma es autómata. Solo su existencia independiente puede explicar su buena voluntad de actuar en oposición a los intereses del cuerpo en el cual reside. Puede mover a una persona a realizar sacrificios increíbles. Un fenómeno como éste no se da en el mundo natural y se opone a cualquier ley de la naturaleza. Esta actúa usualmente, del modo más directo y efectivo para asegurar la supervivencia o el mejoramiento. La naturaleza nunca se destruye o contradice a sí misma. El hombre es la única criatura capaz de actuar conscientemente en oposición a los intereses de su cuerpo y de su bienestar material. Un acto como este debe de ser dictado por una fuerza independiente que rige al cuerpo, el alma.

El alma, dado que es espiritual y existe en forma independiente, no está sujeta a las leyes de la materia. Por lo tanto, nuestro conocimiento de la existencia del alma implica la certeza de su continuada existencia después de la muerte, ¡Vida después de la muerte! La continuada existencia del alma después de abandonar el cuerpo es lo que llamamos "olam habá" o mundo venidero. En él, el espíritu puede lograr un grado de devoción a Di-s, que no es posible alcanzar mientras está ligado a su cuerpo.

En realidad, el período durante el cual el alma reside en el cuerpo es de importancia fundamental, como que ello determina el destino del alma en el mundo venidero y por siempre. Este es todo el objetivo de nuestra vida en este mundo. Es debido a la misericordia de Di-s para con Sus criaturas que se nos da la oportunidad de merecer Su eterna merced por nuestras acciones y libre albedrío- En esto estriba la enorme importancia de nuestra vida en este mundo, la que impulsó a nuestros sabios de bendita memoria a decir que "una hora de arrepentimiento y buenas acciones en este mundo es mejor que todo el mundo venidero" (Pirké Avot IV), pues solo en este mundo una persona puede ganarse el crédito que lo habilite para la vida eterna en el venidero.

Di-s creó el Universo como un acto de amor. Fue un acto de amor tan inmenso que la mente humana no puede siquiera empezar a imaginarlo. Di-s creó al mundo, básicamente, como un vehículo sobre el cual Él pudiera conferir su bondad. No existe algún bien más grande que el alcanzar un grado de unidad con el mismo Creador. Por esto, Di-s le dio al hombre la habilidad de semejarse a Él.

El Templo de Jerusalem