Januca


Se acostumbra a usar este versículo bastante: "No con ejército, ni con fuerza, sino con Mi aliento, ha dicho el Eterno de los Ejércitos." (Zejariá / Zacarías 4:6).
Por lo general se pretende que su significado, que su sentido, es el instruir a la persona a no hacer esfuerzo, a no combatir, a no hacer nada, sino simplemente esperar a que el espíritu de Dios sea el que haga las obras.
Basado en esto se dice, se piensa, se impone a otros ideas tales como:
Yo no lucho por la libertad (mi patria, mi hogar, la independencia, la supervivencia de mi nación) con armas ni ejército, la lucha viene por parte de Dios.
Yo no trabajo en cosas “mundanales”, que me mantenga Dios de forma milagrosa o caritativa.
Yo no tengo nada para hacer, porque en todo dependo de Dios, eso me hace más “espiritual” que tú.
Yo no estudiaré ninguna carrera “material”, la universidad y las academias son pérdida de tiempo e insufrible ateísmo, prefiero que sea Dios el que se encargue de perfeccionar su mundo.
Yo no consulto a médicos, mucho menos se me ocurrirá consultar con psicólogos, eso es todo brujería y cosas de superstición, mejor uso amuletos, digo palabras mágicas, y tengo la plena fe en que es Dios mi sanador, el que se va a encargar de curarme, o sanar a mi familiar enfermo.
Sí, he escuchado cosas así, seguramente que tú también. Lo he oído en boca de personas judías, en noájidas convencidos de la nulidad de las religiones, así como en personas de diversas confesiones religiosas. Todos ellos entregándose en manos del “destino”, al que llaman con diferente nombre de deidades, incluso el de Hashem.
Pero, cuando vemos el contexto del versículo del profeta Zejariá, en tanto somos honestos intelectualmente, pronto reconocemos qué alejado está este versículo de esas ideas, preconceptos y modelos erróneos de existencia.
Esta profecía fue pronunciada durante el segundo año de reinado del rey Darío de Persia. Cuando estaban comenzando las obras para la edificación del segundo Templo del Eterno en Ierushalaim.
Cuando el pueblo judío no estaba en condiciones espirituales de construir un templo.
Tal como unos versos antes está representado el Sumo Sacerdote: "vestido con vestiduras sucias." (Zejariá / Zacarías 3:3), en vez de sus ropajes espléndidos, de majestuosidad, de pureza. Allí está el hombre más preparado de Israel, escondido detrás de máscaras de vergüenza, envuelto en cáscaras de suciedad, como representando el estado de debilidad espiritual de Israel en aquel momento.
Allí mismo "estaba delante del enviado del Eterno; y Satán [el acusador] estaba a su mano derecha para acusarle." (Zejariá / Zacarías 2:1).
Sí, es muy claro el panorama, Israel no estaba en una situación de grandeza, de armonía espiritual. Estaba sometido a errores y confusiones, con sus pecados a la vista, acusándoles.
Desde un punto de vista “religioso”, (que recordemos nunca tiene nada que ver con lo espiritual), se podría señalar a Israel, humillarla y decirle que por su condición de “impureza” no debía siquiera acercarse a la santa obra de construir el templo del Eterno. Tal como hacen los religiosos de todas partes, que desde sus alturas eclesiales se dedican a apuntar el dedito acusador y avergonzar a los que no entran mansamente dentro de los establos de sus tinglados de la fe.
Pero, no es así el Eterno y los que trabajan en Su Obra.
No actúan así los que realmente se mueven desde el plano de la Voluntad Espiritual.
No precisan de mentiras, engaños, gritos, amenazas, denuncias, maledicencia, confabulaciones, inquisiciones, y cosas similares los que actúan movidos por los principios espirituales.
Los que están alumbrados por la Luz del Eterno, tienen conductas muy diferentes a los religiosos de cualquier fe.
Como vemos nuevamente en el pasaje del profeta Zejaria, que a pesar del estado calamitoso del pueblo, de la pobreza espiritual de sus líderes, es el propio Eterno quien promueve que sean ELLOS los que edifiquen Su templo.
Es Hashem el que anuncia con Misericordia Divina: "Quitadle esas vestiduras sucias… Mira que he quitado de ti tu iniquidad y te visto con ropa de gala." (Zejariá / Zacarías 3:4).
Sí, es Dios el que limpió a Su pueblo, quien ordenó que el Sumo Sacerdote se engalane con esplendor.
Él perdonó, Él reparó, Él restituyó, pero añadió un compromiso para el hombre: "Si andas en mis caminos y guardas mi ordenanza, tú también gobernarás mi casa y guardarás mis atrios; y Yo te daré libre acceso entre éstos que están de pie." (Zejariá / Zacarías 3:7).
Sí, Dios hizo Su parte, la que incluye ordenar mandamientos (613 para la nación judía y Siete para cada uno de los gentiles). Pero es el hombre, cada uno de nosotros, los que también debemos completar nuestra parte de la tarea, aquello que nos toca cumplir, llegar hasta donde nuestras capacidades y potencialidades nos permitan.
El no estar en estado óptimo no implica que la acción no sea realizada.
Si hoy cumples un mandamiento, y por lo cual dejas de lado muchos de cumplir, no significa que no tiene valor lo que haces, sino simplemente que todavía no estás haciendo todo lo que puedes hacer.
Si hoy diste diez pesos de caridad, no estás siendo todo lo generoso que pudieras, pero diste diez pesos para buenas obras. Mañana verás cuánto puedes compartir con tu prójimo.
Si hoy jugaste y atendiste a tus hijos media hora, porque realmente no tuviste más tiempo o fuerzas, bueno, es lo que pudiste hacer, sinceramente fue el máximo. Tal vez mañana trabajes una hora menos, ganes diez pesos menos, pero puedas compartir una hora más con ellos, dándoles algo mucho más valioso aquí y ahora, para el futuro y para la eternidad.
Si hoy usaste poco la Comunicación Auténtica y dejaste que fuera el EGO quien hablara por ti, bueno, quizás mañana te tomes un poco más en serio el valor de la Comunicación Auténtica como baluarte para la construcción de Shalom.
Haz tu parte, y deja que Dios haga la Suya.
En la profecía de Zejariá nos seguimos encontrando con más detalles: "He aquí, veo un candelabro hecho todo de oro, con un depósito encima, y en la parte superior del candelabro están sus siete lámparas con sus siete conductos para las mechas." (Zejariá / Zacarías 4:2).
El ideal es que la Luz del Templo fuera reflejo de la Luz que exterioriza la nación con sus buenas obras, con su acatamiento de los mandamientos, con sus actos de nobleza y lealtad. Que fuera la Luz de cada uno la que brota desde la neshamá para iluminar el mundo. Que tu luz encienda la luz del prójimo, y la de ambos la de la nación. Y la nación la del concierto de naciones. Ese es el ideal, la tarea que estamos intentando difundir, la de construir shalom.
Pero, si no tenemos la fuerza, si no tenemos el número suficiente de compañeros de tarea, si parece que el mundo es demasiado grande como para perfeccionarlo; entonces recordemos, que tenemos un Socio, que es el que da una mano. Porque no tenemos porqué conquistar el mundo, ni convencer a toda la humanidad, ni estremecer las raíces de los árboles, más bien, todo lo contrario.
Lo que debemos hacer es someter nuestro EGO, limpiar nuestro interior, armonizar nuestros planos de existencia, perfeccionar nuestro mundo interno, hacer que la Luz de la neshamá irradie su paz, su plenitud, en nuestro ser. Para que actuemos en la vida cotidiana con bondad, justicia, lealtad, autenticidad. Que sean quitadas nuestras vestiduras sucias y vistamos nuestra verdadera identidad. Eso es lo que Dios pretende de nosotros. Porque cuando hacemos eso, podemos servir a nuestro prójimo como modelo, como apoyo, como mano que asiste. No por la fuerza, no por el grito, no por la imposición, no por el engaño, no por la amenaza, no con la manipulación, sin EGO, sino con AMOR, SÍ con el espíritu del Eterno.
Podemos decir que el hombre haga su parte, en tanto tiene plena convicción en que Hashem hace la Suya propia.
Que el hombre tome las armas en caso de guerra (por lo general, defensiva), que monte el tractor, que consulte al médico, que estudie una profesión, que aprenda un oficio, que nade para no ahogarse, que haga todo aquello que tiene que hacer en este mundo para alcanzar el verdadero éxito y satisfacción, al tiempo que sigue confiando en que Hashem hace Su propia parte para que el hombre llegue hasta donde tiene que llegar.
No dependamos del milagro para vivir, sino que seamos socios del mismo.
Como hicieron el puñado de héroes de Januca, quienes siendo pocos y débiles, conquistaron grandes victorias.
Un reducido número de personas que estaban conscientes de su identidad y de su misión, que no iban a renunciar a completar su tarea bajo ningún pretexto.
Gente que tomó las armas, cuando fue necesario; que luchó duramente, cuando las condiciones lo requirieron; pero que no eran bravucones, ni pretendían imponer sus ideas a la fuerza, ni usaban las herramientas del EGO para realizar su obra.
Aquellos héroes de Januca que encendieron la chispa de la independencia de Israel, que alumbraron con su ejemplo a los que estaban en derrota pero sintieron que tenían aún la chance de ser victoriosos.
Según comenta la Tradición, la profecía de Zejariá capítulo 9 fue cumplida por los macabeos.
Usemos nosotros esta enseñanza para encontrar nuestro Yo Auténtico, armonizar nuestra multidimensionalidad para que todas nuestras energías estén orientadas hacia la construcción de Shalom.
Podemos hacerlo, tenemos un Maestro y Socio que nos impulsa, que nos da autoridad, que nos fortalece incluso en nuestra debilidad.
Podemos hacerlo.
Vamos, a construir Shalom en la vida cotidiana. Que ese sea el reto constante, la misión, la meta.
No el proclamar reinos mesiánicos ni actuar como misioneros para que el mundo cambie, sino cambiar nosotros, mejorar, perfeccionarnos, permitir que sea la Luz de la neshamá la que nos alumbre dentro y así podamos ayudar a otros a que sean ellos quienes alumbren.

CD Musica y Conferencias


Cd Musica Judìa 

150 Pistas Musicales 
$300 Pesos Mexicanos





Hermosos Rezos Para Shabat


Hermosos Rezos para su Comunidad
$500 P/M




Conferencias Audio

Temas:


Tora La Redencion.
Fiestas Judìas o Tradiciones.
Cabala
613 Mandamientos
¿Quien es el mesias?

$500 Pesos Mexicanos




No Incluyen Gastos de Envio 
para hacer su pedido favor de mandar mensaje 
maguenisrael@gmail.com
ahi le daremos informes 

Orden de Januca

"Es imposible que la Obscuridad pueda apagar una vela, Mas porible es que una vela pueda iluminar toda la Obscuridad"


Jaim hazz











Cantos 




El Alma


¿Qué es el alma? La naturaleza intrínseca del alma en su estado no corporal, está más allá de nuestra comprensión, mientras vivamos en este mundo. El alma se origina más allá de este mundo, mientras que nosotros nos hallamos en él, siendo nuestras mentes y patrones de comprensión también mundanos. Dado que los poderes del alma son disminuidos al entrar a este mundo, no podemos conocer respecto de su naturaleza intrínseca a partir de la manera en la cual ella se nos aparece. Del alma suele decirse que es "eterna," "espíritu Puro", etc. Pero sólo nos es posible tener una vaga noción de lo que esos términos realmente significan.
"Lámpara del Señor es el alma del hombre, que escudriña todos los rincones del cuerpo." (Proverbios 20:27). Como hemos visto, la Divinidad es llamada,, metafóricamente, luz. El alma es llamada "lámpara," pues es una pequeña chispa de la luz de Dios, "una parte del Dios de arriba" (Job 31:2). En su esencia intrínseca, el alma es parte de Dios: se halla, en última instancia, enraizada en la unidad perfecta de Dios. Pero es voluntad de Dios dar al alma una existencia independiente y separada con la finalidad de probarla y permitirle retomar El, fundiéndose entonces en Su unidad a un nivel más elevado aún. Este es el destino último del alma. Tal como una vela se eleva para unirse con un fuego mayor, así el alma anhela retomar a su Fuente.
Este oscurecido mundo, al cual es enviada el alma, es un "vientre," un lugar de desarrollo y crecimiento. Es una preparación para el eventual "nacimiento" del alma ámbito espiritual superior. Ambito al que asciende luego de la muerte del cuerpo. Con el fin de proveer las condiciones necesarias para la prueba, este mundo fué creado como un, lugar bien diferente del ámbito espiritual eterno. Y dado que este mundo es físico y temporal, el alma sólo puede habitar en él dentro de un cuerpo físico y temporario, con sus propias, necesidades y deseos. Y ésto es lo que crea las condiciones para el desafío del alma.
Para poder cumplir con su trabajo espiritual, el alma necesita del cuerpo como vehículo para operar en y sobre el, mundo físico y finito. El cuerpo se halla espléndidamente diseñado para cumplir una interminable cantidad de actividades. Usando el cuerpo como un medio, el alma es, capaz de formar estructuras, en el mundo físico, que revelen la Divinidad oculta bajo la superficie. (Así, muchas de las mitzvot prácticas conllevan el uso de objetos físicos, tales como pergamino y cuero en los rollos de la Torá, Tefilin y Mezuzah, o vegetales, como en el caso del Lulav y el Etrog, etc, con el fin de manifestar la soberanía de Dios sobre el mundo). Estas actividades traen Divinidad al alma misma, beneficiándola para cuando deje este mundo y retorne a los ámbitos espirituales superiores. Para cumplir con su misión espiritual en este mundo, el alma debe dominar al cuerpo, usándolo para propósitos Divinos.
Pero el cuerpo es de este mundo, y a los efectos de su supervivencia, tiene variedad de necesidades materiales propias. Es posible satisfacer todas las necesidades reales del cuerpo de una manera pura y santa, y de hecho, el propósito del alma es hacer ésto, como de un medio para manifestar la soberanía de Dios. Pero, satisfacer nuestras necesidades físicas básicas, como alimento, vestimenta, refugio, procreación, etc., conlleva una cantidad de actividades que consumen tiempo, y cantidad de relaciones que pueden distraernos y alejarnos con facilidad de nuestros objetivos espirituales.
Para intensificar aún más el desafío del alma, el cuerpo se presenta como fuente de un conjunto de atracciones materiales y de deseos que van más allá de lo necesario para sobrevivir. Y éstos no sólo le impiden al alma cumplir con su misión, sino que pueden llegar, incluso, a alejarla de ello por completo.
¿Qué comida, y en qué cantidad, es necesaria para una buena nutrición? ¿Cuándo es que el deseo de comer se vuelve excesivo? ¿Cuánto necesitamos dormir y cuánto nos gusta ser perezosos? ¿Hasta dónde el trabajo es en pro de una vida decente y una genuina seguridad, y cuándo se toma una carrera obsesiva detrás de fantasmas? ¿Cuándo el deseo sexual es natural y deseable, y cuándo se vuelve una pasión que desborda la mente y destruye la vida? ¿Hasta que punto una persona debe ser obstinada y hasta dónde la persecución de los propios intereses y legítima autodefensa se transforman en hambre de poder y agresión? Y más y más...
En todas las áreas de la vida material, la frontera entre lo que es necesario y lo excesivo, es muy vaga. El cuerpo por naturaleza, se deja arrastrar más y más, sobrepasando el límite. Las tentaciones materiales del entorno, y nuestra urgencia interior para ir detrás de ellas, oscurecen el "vientre," es decir este mundo, perturbando sus intrincados pasajes con toda clase de trampas, obstáculos y callejones sin salida. La tarea del alma, la "lámpara de Dios," es hacer brillar la luz y la sabiduría Divinas en estos pasajes, para distinguir así entre lo que es bueno, necesario y benéfico, de aquello que es excesivo, dañino y maligno.
El Nefesh
Nuestros Sabios enseñan que el alma consiste de tres partes primordiales:neshamá, ruaj, y nefesh. De éstas tres, neshama es la más alta: es la fuente última de todos los poderes de nuestra alma, tal como aparecen en este mundo. Pero ella misma no se manifiesta directamente aquí. Permanece unida a Dios en un plano de puro espíritu. Es el nefesh el que viene a este mundo, residiendo en el cuerpo, y animándolo. El nefesh se conecta con la neshama mediante el ruaj, que es una especie de "canal" espiritual, a través del cual la vitalidad Divina, potencial, fluye desde la neshama hacia el nefesh.
Cada uno de nosotros es un ser separado, independiente, pensante y sensible. No somos objetos, sino sujetos, experimentando y respondiendo al mundo que nos rodea y al rico ámbito interior compuesto por pensamientos, sentimientos, emociones, instintos, impulsos, voliciones y deseos. El sujeto que experimenta todos estos estímulos y que actúa en concordancia, el Yo, el ego, es el nefesh.
El nefesh se manifiesta como la pluralidad de facultades físicas y mentales tal como se nos dan para nuestra vida en este mundo, desde las más espirituales y trascendentes, hasta las, más materiales y mundanas. Es el nefesh quién nos da la sensación de existencia como seres independientes, con varios niveles de conciencia, y de nuestra autopercepción interior, de nuestro cuerpo y de nuestro entorno. El nefesh es la fuente de nuestras facultades de lenguaje, razonamiento, sentimiento, memoria, imaginación y creatividad, y de nuestra habilidad para concebir objetivos, formular planes y ejecutarlos. También es mediante el nefesh que las necesidades de nuestro cuerpo entran a nuestra conciencia en forma de instintos y deseos.
El nefesh no es una entidad estática que nos alimenta de impulsos y respuestas preprogramados. Nuestras facultades no están del todo desarrolladas al nacer, y no permanecen estáticas a lo largo de nuestras vidas. Quizás sea mejor caracterizar al nefesh como potencial. Potencial que podemos actualizar en mayor o menor medida y en variedad de diferentes direcciones, a lo largo de nuestras vidas. La manera específica en que nos actualicemos, depende de muchos factores diferentes, incluyendo el cuerpo físico y los poderes innatos de los que estamos dotados; del ámbito material, familiar, social y cultural, en los cuales hemos crecido y vivido; de la variedad de influencias a las que hemos estado expuestos, a nuestras experiencias de vida, y a todas las diferentes elecciones que hemos realizado a lo largo de nuestras vidas.
Así, pues, nuestra facultad más importante es la habilidad de concebir objetivos y perseguirlos a través del accionar adecuado. De esta forma actualizamos nuestro potencial. El mundo que nos rodea presenta toda clase de opciones, posibilidades, sugerencias e imperativos, a los cuales respondemos de manera única e individual, desarrollando nuestros propios objetivos y ambiciones, desde los más simples e inmediatos, hasta los más grandiosos y elevados. La mayor parte de la vida mental está compuesta de una sucesión de pensamientos, imágenes, proyectos, planes, esperanzas y sueños de cosas que nos gustaría alcanzar, que van desde lo práctico y posible hasta lo salvajemente fantástico.
Todo objetivo comienza como una idea que puede ser clara o nebulosa. Para realizar un objetivo particular, la idea que está detrás de él debe ser desarrollada y trabajada. La fuerza motriz que produce la transición de lo potencial a lo actual es la voluntad. A través del poder de la voluntad, tomamos el control de las facultades necesarias para obtener lo que queremos: facultades como el razonamiento, la emoción, la ejecución física, etc. ¿Cuál es nuestro objetivo, y cuán motivados estamos para alcanzarlo? ¿Cuánto queremos lo que queremos? ¿Lo anhelamos suficientemente como para realizarlo? La voluntad es la verdadera esencia del nefesh.

La Batalla de Las Voluntades
Si tuviéramos una mente unitaria, podríamos alcanzar nuestros objetivos sin lucha interior. Pero no es así. Uno desea estar en forma y sano, pero le gusta comer todos los alimentos incorrectos. Se desea estudiar, pero se está cansado y se prefiere reposar, o leer el diario o una novela. Uno querría ahorrar dinero para algo importante, pero no puede resistir el atractivo de un buen precio o de un pequeño lujo. Uno quiere ser caritativo y bueno, pero termina siendo egoísta e irascible. Y así.
El desafío que nos enfrenta en este mundo emana de nuestra falta de unidad mental. Cuánto más desarrollamos el lado espiritual del nefesh, más recibimos de la neshama, permitiéndonos así, elevamos a niveles de Divinidad cada vez más altos. Pero a cada paso del camino nos tentamos con distracciones materiales, y a veces las cosas que queremos se contraponen entre sí, y nos encontramos arrastrados hacia diferentes direcciones.
Aunque sintamos que todos estos deseos y contradicciones provienen de nuestro interior, que todos ellos parecen igualmente -nuestros- es importante comprender que provienen de dos polos del nefesh, fundamentalmente opuestos. La mayoría de la gente se ve a sí misma como una unidad, el Yo. Pero, de hecho, el nefesh es de naturaleza dual. El nefesh es la interfase de dos planos opuestos de nuestro ser.
A través del nefesh, el alma superior se esfuerza en seguir las oportunidades espirituales del mundo que nos rodea, practicando las mitzvot. La neshama busca dirigir las diversas facultades del nefesh, intelectuales, emocionales y físicas, para cumplir así con su misión. Por otro lado, las atracciones materiales del mundo circundante excitan al yo inferior, el que se esfuerza entonces por dirigir esas mismas facultades en persecución y gratificación desus deseos.
Así entonces, se pueden distinguir dos fuentes distintas en el origen de la voluntad del nefesh: una, que lleva hacia las aspiraciones y objetivos espirituales, y que deriva de la neshama, y la otra que arrastra hacia la satisfacción material y el placer, y que está enraizada en el cuerpo. La literatura de la Torá se refiere a veces a cada uno de estos polos con la palabra nefesh, o alma en sí misma, siendo respectivamente: el Alma Divina y el Alma Animal. Comúnmente se las llama el Ietzer HaTov y el Ietzer HaRa, es decir la Buena y la Mala inclinación. En nuestra historia se hallan simbolizadas por el Príncipe real y el inflado yo-Pavo que lo ha dominado.
La palabra Ietzer deriva de la raíz Hebrea iatzar, que significa formar o construir. La formación a la que hace referencia es la del yo actualizado, la persona que uno deviene a través de las acciones que elige. La formación comienza con la concepción, el pensamiento y la motivación. El Ietzer es la, fuente de los pensamientos, sentimientos e impulso, orientados en una dirección particular. El Ietzer HaTov es la fuente de aquellos impulsos dirigidos hacia el Bien, en el sentido absoluto del término, aquel bien que es verdaderamente Divino y que se halla en concordancia con nuestro objetivo último. El Ietzer HaRa es el origen de todas nuestras urgencias por aquellas cosas que nos arrastran lejos de nuestro objetivo último, desde los deseos físicos más crudos, hasta las delicias más sofisticadas del mundo social y cultural.
Aunque en su raíz ambos Ietzer son opuestos, mientras el alma está unida al cuerpo, estos dos polos del nefesh se hallan entremezclados en una unidad indiferenciada. Ambos hablan dentro nuestro con el pronombre "Yo." En general experimentamos el fluir de la conciencia como un tejido continuo y unitario, pero, de hecho, todos nuestros pensamientos, sentimientos, impulsos y reacciones, derivan de uno de los dos lados separados del nefesh, tal como se desarrollan en el curso de nuestras vidas. Son la fuente del yo, y el origen de los múltiples y conflictivos pensamientos, sentimientos, impulsos y aspiraciones, todos "nuestros." Las Almas Divina y Animal hablan, ambas, dentro nuestro con nuestra propia voz interior, dialogando, argumentando, luchando...-Yo pienso ésto..." "pero siento que...... "Debería hacer ésto..." "pero quiero hacer aquello...," etc.
Los dos Ietzer son nuestro yo potencial, el superior y el inferior. Cuál de ellos seremos, depende de cómo respondamos a sus diferentes impulsos. Una idea, sentimiento o impulso llega a la mente: ¿debemos quedarnos con ella, desarrollarla y dejar que nos dirija, hasta que terminemos actuando de acuerdo a ella? ¿O debemos ignorarla, dejarla pasar, rechazarla o inclusive eliminarla a la fuerza? Cada decisión que tomamos tiene un efecto en el equilibrio entre los dos Ietzer, y sobre el curso que tomará en el futuro la lucha entre ellos. Y la persona que devenimos será un compuesto de todas las elecciones que hagamos durante nuestras vidas.

Reflexion


Una pareja se quejó a un Rabino sobre las dificultades que tenían en la crianza de un niño especial.
El Rav les dijo mazal tov!! tuvieron el mérito de ser elegidos para traer al mundo un hijo de HaShem...porque es El quien vela sobre su cuerpo frágil , sobre su alma adolorida,que nos parece sin futuro. HaShem, el mismo lo toma sobre su protección como las viudas y los huérfanos, pero como siempre HaShem trabaja en sociedad con el hombre para darle mérito, El los eligió a ustedes para ser sus socios en la guardia y protección de Su más preciado Tesoro, el alma de Su hijo. Piensan ustedes que un tesoro puede ser confiado a cualquiera. ¿Puede un Rey confiar la guardia y la educación de su hijo al primer allegado? ciertamente que espero mucho hasta tomar la decisión de confiárselo a ustedes. Así que imaginen la confianza y la estima que le tienen para ser elegidos entre miles, para asumir la guardia de Su hijo, si ustedes hacen el esfuerzo, verán detrás de este cuerpo especial una verdadera luz, porque su sonrisa es la más bella de las sonrisas, su gracia es sobrenatural, su belleza es profunda y solamente puede conmover los que tienen un alma sensible capaz de ver lo invisible, así que una vez más felicidades. Hay que aprender a ver la vida y entenderla, así que levanten su cabeza estén orgullosos bríndenle su mejor sonrisa porque vuestro hijo es el más bello de todos es un verdadero príncipe llegado del palacio real.
El Jafetz Jaim Z"L contó lo siguiente: Un Señor contrató a un carro para que lo lleve a un determinado lugar, en la mitad del camino el chofer le pidió dinero para la gasolina, el Señor le dijo: disculpe, yo le pago la carrera al final. -No, yo lo necesito ahora para llegar bien al destino... Querida amiga el mensaje es bellísimo, aquí en este mundo NO hay pago para las mitzvot, buenas acciones sin embargo, Hashem nos da la "gasolina" para que podamos seguir haciendo más mitzvot, esa gasolina se traduce en salud, parnasa, tranquilidad, alegrías.

Simjat Torá







Simjat Torá regocijarse y festejar”. 

Precisamente éste es el motivo central de Shminí Atzeret, el deleite, el gozo, el pasar bien y con sentido, compartir con la gente querida, pues es lo que el Eterno declaró que desea que haga el pueblo judío en este día en particular. 
En verdad, la Torá pide que llevemos una vida agradable, plena y positiva todos los días, pero el día marcado en especial es esta festividad. Así como todos los días son para recordar la libertad y trabajar por ser libre, pero Pesaj es la festividad que marca y inmortaliza con mayor fuerza este compromiso.

Con el paso de los años se añadió a nuestra Tradición un festejo por concluir el ciclo de lectura anual de Torá y su inmediato reinicio, hecho que celebramos en Simjat Torá. (Aquellas comunidades que siguen el ciclo trienal de lectura celebran una vez cada tres años). 
Es la costumbre extraer los rollos de la Torá del Arón y bailar con ellos en la sinagoga. Antes se hacen las hakafot, la procesión de siete vueltas alrededor de la mesa de lectura de la Torá. 
Otra de las tradiciones más bellas de esta ocasión es que todos pasan a bendecir la Torá, son convocados a una aliat haTorá, incluso los menores de edad (en grupo y acompañando a un mayor de bar mitzvá).

Sucot

"Habla a los hijos de Israel y diles que el día 15 de este mes séptimo será la fiesta de los Tabernáculos celebrada a Hashem, durante siete días."(Vaikrá / Levítico  23:34)

Cada uno de nuestros moadim -celebraciones solemnes- poseen distintos planos de comprensión.
Hoy podemos aprender un poco acerca de un mensaje de vida que contiene la celebración de Sucot.
El hecho de pasar a morar en una Sucá durante una semana nos permite la oportunidad para cortar la rutina de nuestras existencias; hacer un pequeño recreo a lo que es cotidiano.
Y, ¿qué se podría conseguir con esta breve interrupción?
Quizás, que evaluemos de un modo apropiado lo que es lo normal en nuestra vida, y que precisamente por su normalidad, no sabemos (o podemos) valorarlo.
Quizás nos brinda la ocasión para que apreciemos lo afortunados que somos por lo poco o mucho que nos toca disfrutar.
Es indudable que un buen número de personas reconocen y estiman lo que tenían, sólo cuando lo han perdido... pensemos por ejemplo en la salud, ¿no nos recordamos de la prevención, y de todos los procedimientos para vigorizarnos, precisamente cuando estamos enfermos?
¿No apreciamos a la persona que estaba junto a nosotros cuando ya no lo está?
Para que no valoremos a las personas o a los objetos cuando ya no están con nosotros, es que (también) Sucot nos avisa: "recuerda que la vida es efímera, y que lo que consideras imperecedero puede acabar... aprovecha el ahora para disfrutar y crecer".
Sucot además nos permite recordar que no somos lo que poseemos, ni los títulos, ni la fama... sino que vamos haciéndonos más allá de lo que materialmente y circunstancialmente nos rodea.
Podemos aprovechar la Sucá como un lugar para visitar durante una semana, o una puerta para llegar a conocernos un poco más a nosotros mismos.

Rosh Hashana

El primero de Tishré, el séptimo mes, es Rosh Hashaná, el año nuevo judío. Es el día del juicio Divino, en este día el Todopoderoso juzga a toda la humanidad, a cada individuo e individuo en forma particular, toda la humanidad pasa cual ovejas ante el Pastor. En este día son juzgadas las acciones del hombre, no hay olvidos, sobornos o favores en el Juicio Divino, todo se sabe y conoce, no podremos ocultar nada, ‘la suerte está echada’. Tres libros son abiertos en este día, el libro de los justos, malvados, o intermedios. En los cielos se evaluará a que categoría pertenecemos y donde seremos inscriptos. Todo depende de nosotros, y nuestras acciones. Gran bondad ha tenido el Eterno con nosotros revelándonos la fecha del Gran juicio, dándonos tiempo para poder prepararnos, tiempo para que nos organicemos y lleguemos a aquel día consientes del paso que daremos. Los estudiantes esperaban la llegada del rabino para que comenzará la clase, en eso entra el rabino con la mirada turbada, los ojos confundidos repitiendo: “51 y no 51, 51 y no 51, 51 y no 52…” y así repetía una y otra vez con brío. Preguntaron los alumnos consternados y sorprendidos: “ ¿quizás quiera enseñarnos de que esta hablando?” el rabino despertó repentinamente, los miró y les contó: ‘cuando Lot escapó de Sedom que sería destruida se apresuró a huir a la ciudad de nombre Mitzhar (ver Bereshit/Génesis 19:20). La ciudad de Mitzhar también estaba repleta de pecadores al igual que Sedom, pero no fue destruida como Sedom. ¿Por qué? La ciudad de Sedom era más antigua que la ciudad de Mitzhar, por lo que su cuota de pecados colmada, pero Mitzhar aún tenia cierta tolerancia desde los cielos, sin llegar al decreto Divino de abatirla con la destrucción. ¿y cuanta diferencia había entre las ciudades? Sólo un año!! Sedom tenía 52 años, y Mitzhar 51! Y por esta diferencia de un año, una ciudad fue destruida y esta otra se salvó…” (Shabat 10b) ¿eeh? ¿51 y no 52? Hay quien piensa: “Mirá hace unos 10 años atrás fue inscripto para la vida a pesar que no cambié mi actitud, y hace 5 años atrás lo mismo ocurrió, ¿por qué ha de cambiar este año?…” Recordemos en Sedom, 1 año hizo la diferencia entre la vida y la muerte… La Guemará nos cuenta que los alumnos de Rabí Iojanán Ben Zkai se congregaron a su alrededor cercano a su muerte y uno de ellos le pidió: ‘!Maestro bendíganos! Rabí Iojanán les contestó: ‘Que sea Su voluntad que se el su temor del cielo como el temor a un ser humano”. Los alumnos se miraron unos a otros, y preguntaron: ‘Eehh… mmm… maestro, eso es todo?’ les contestó Rabí Iojanán: ‘ y ojalá que se cumpla, sepan que cuando la persona hace algo no correcto se preocupa que sea visto por las demás personas, pero no pone atención a los ojos del Cielo, pero Hakadosh Baruj Hu todo lo observa…” (Berajot 28b) Esperemos que nos preparemos al Gran Juicio como nos preparamos para un juicio terrenal. Si la persona debe presentarse ante un juez de carne y hueso de seguro buscará la mejor defensa, un buen abogado, pruebas, testigos, documentos, y demás. En este día de Rosh Hashaná nuestra única defensa son nuestras buenas acciones realizadas, las mitzvot, la Torá que estudiamos, solo ellos nos defenderán de las acusaciones, solo ellas nos respaldarán y protegerán. Se cuenta acerca de cierto abogado bastante astuto, quien era experto en causas penales. En una ocasión se acercó un individuo pidiéndole que saliera como defensa de una acusación de homicidio en su contra. El abogado le preguntó: ‘en verdad no asesinaste? El hombre le contestó: fíjate en todos las documentaciones del caso y fíjate que puedes hacer. Tomó el abogado el portafolio, inspeccionó los documentos, acusaciones, testimonios, evidencias, y finalmente asumió el caso, obviamente por una cuantiosa y generosa suma de dinero. Cuando llegó el día del juicio se dirigió el abogado a los jueces demostrándoles contradicciones e los testimonios, y varias evidencias de la inocencia de su cliente quien injustamente fue acusado, hombre de bien, bonachón como él solo, etc. Los jueces atendían en silencio las pruebas, escuchaban, y viendo que el juicio se alargaba, se dirigieron al abogado consultando: ‘hay más pruebas?’ el abogado del acusado les contestó que no iba ni por la mitad. Los jueces decidieron hacer un pequeño receso para un refrigerio. En el intervalo le consultó el abogado defensor a su cliente: “y? hable bien? El acusado le contestó: “¿Qué si hablaste bien? Poco más y hasta yo me creo que soy inocente…” Sí, así es, esto puede ocurrir pero únicamente en este mundo. En este mundo existe la mentira, farsa, simular, y engañar a los jueces. Pero allí, en el otro mundo no existe disfraz, no hay treta. Todo está revelado allí. “¿Se Ocultará alguno, dice H’, en escondrijos en que yo no lo vea?” tal como los Sabios nos enseñan: “Sabe que hay por encima de ti: un ojo que ve, un oído escucha, y todos tus actos son registrados en un libro” no hay nada que se oculte a sus ojos, no hay donde escapar, no hay lo que inventar. No hay alegato bueno. Lo único que nos queda es acercarnos con humildad, volver a Nuestro Padre, que con amor nos recibirá bajo Su ala, nos limpiará de nuestros errores y curará nuestras heridas, si es eso lo que deseamos y estamos dispuestos. Nos quedan los últimos días, podemos y debemos de prepararnos, disponemos de las herramientas, nuestra alma ansía sedienta nuestro encuentro con Papá. Todos (todos abarcan todos) nuestros errores, pecados, transgresiones, equivocaciones, deslices, y tropiezos nos ayudan a mejorar, podemos ver que debemos enmendar, de que nos debemos limpiar, y purificar. Nuestra alma pide sacar a relucir al mundo su luz y belleza. Por que la negamos? Por qué la asfixiamos y oprimimos? Debemos aprovechar estos últimos días, volver, sacar afuera nuestro poderío interior, con vivacidad y ánimo. Debemos ser consiente hacia que y Quien nos dirigimos, pero eso no nos deben afligir, apenar. Pecamos? Erramos? Bueno es ahora la oportunidad y el momento de comenzar de nuevo. Depende de nosotros, depende de ti: que eliges? El vivir o el morir? El bien o el mal? La luz o oscuridad? “Busca al Señor mientras puede ser encontrado; clama a El mientras está cercano”. ¿Cuándo está cercano? Pues precisamente ahora, en este momento, nos aguarda y espera.

Tora Oral de los Parushim

Los Perushim y su revolución. De los Perushim, los primeros Tanaim hasta los primeros amoraim; y los primeros sabios del “judaísmo” mesiánico. La cadena de tradición continúa intacta desde el principio del mundo hasta nuestros días. סדר תנאים ואמוראים En el siguiente trabajo me propongo investigar y analizar las diferentes fuentes de la literatura rabínica para encontrar alguno de los conceptos sobre ¿Qué es la revelación para los sabios talmúdicos? Cómo se desarrolla su transmisión? y ¿Cuáles son las necesidades y los sustentos para la interpretación de la Tora? Para realizar este trabajo me valí de las investigaciones de varios pensadores modernos que reflexionaron sobre la filosofía de la revelación y la interpretación. Entre ellos están Marc-Alain Ouaknin, Emmanuel Levinas, David Hartman y Abraham Ioshua Heschel. Comienzo mi trabajo con una cita del RaMBa"M (1135-1204) de su introducción a la interpretación sobre Maase Merkava. Previo a presentar su posición al respecto él escribe: “…Sin embargo es posible que sea diferente y que hayan querido decir otra cosa.” Busco reflejar mi posición en las palabras de aquel maestro cordobés, lo que aquí presento es un análisis de lo que quizás nuestros maestros nos hayan querido legar. Al pueblo judío se lo llama “el pueblo del libro” pero, como afirman algunos, es mejor considerarlo como “el pueblo que interpreta el libro”. Nuestro judaísmo de hoy no es un judaísmo bíblico, sino uno talmúdico, donde lo que prima es la interpretación. Somos herederos de la tradición farisaica que se opuso a una lectura lineal del texto bíblico[1]. Y para entender cómo se desenvuelve este desarrollo positivo-histórico[2] debemos comenzar por entender los pilares que constituyen la tradición oral que dan sustento a nuestra práctica judía. No podríamos considerar al Talmud como un libro, el Talmud es más bien el resumen de discusiones entre maestros y alumnos, entre maestros y paganos, entre alumnos y entre maestros. El Talmud no sigue una línea fija, ni se concentra en tópicos en particular sin desviarse del mismo. El Talmud es la forma no-lineal del pensamiento rabínico. No se busca la conciliación y varias discusiones terminan en Teiku, que solo serán saldadas en los tiempos del Mashiaj. Dentro de estas miles de líneas escritas a través de los siglos encontramos la posición, o las posiciones, de nuestros sabios en referencia a la revelación y a la interpretación del texto revelado. Hay ambigüedades que no buscan zanjarse, buscan crear nuevos mundos, nuevas interpretaciones. “Prohibido ser viejo” fue una máxima pronunciada por Rabi Najman de Braslav. Dicha expresión puede darle sentido a la tensión talmúdica entre revelación, transmisión e interpretación. Si bien podemos comprender, como plantea Marc Alain Ouaknin[3], que la mecánica del talmud es una dialéctica abierta donde prima lo atetico, podemos esbozar una idea de la filosofía de los sabios talmúdicos sobre el hecho de la revelación, su posterior transmisión oral y su interpretación. Volvamos al libro, volvamos a la fuente. El hecho de la revelación, que según Rab Iosef Albo (1380-1444)[4] constituye uno de los tres pilares de la teología judía, tiene su origen preciso en la parashá Ki Tisa, en el capítulo diecinueve del libro de Shemot. El Har Sinai es el lugar elegido para dicha revelación[5]. El pueblo de Israel está por consagrarse como una nación con la entrega de la Ley, Su Tora. Dios, de acuerdo al Midrash, se revela con grandes portentos y enuncia el decálogo, los Aseret Hadivrot. Esta revelación marca el principio de obediencia y sumisión, o pacto, del pueblo judío para con D´s. Este principio de obediencia, según varios mefarshim[6], tiene su origen en la frase “Porque yo soy Adonai, Su Dios, que los he sacado de la tierra de Egipto”. Según el midrash, D´s había dado vuelta el Monte Sinaí para obligar al pueblo de Israel a recibir la Tora, de no hacerlo morirían bajo la montaña. Es recién en los tiempos de Ajashverosh que Israel recibió – Kiblu – la Tora, acepto la Ley.[7] Continuando este estudio sobre la Revelación en el Monte Sinaí, el Rabi Moshe Ben Maimon considera que la misma es el fundamento de la fe sobre la cual todo el judaísmo descansa. “La revelación no es simplemente una prueba de fe, sino la percepción de lo Divino en la forma más directa posible.”[8] Siguiendo con esta línea intepretativa, el Rab Abraham Ioshua Heschel desarrolla toda su filosofía sobre la revelación comprendiendo que la misma, es una realidad que nunca más se va poder presentar en la historia. Él la llama momento, por su rareza y singularidad, no habla de un proceso porque ello le daría un grado de cotidianidad a un suceso sublime que aconteció hace más de tres mil años atrás.[9] Para Heschel la revelación comenzó y terminó en Sinaí eso le da sus singularidad y su esencia. Martin Buber se opone a la mirada de Heschel y afirma que la revelación es un proceso que comenzó en el Har Sinaí pero que su desarrollo es constante y continuo. Nuestros sabios de bendita memoria, comprendieron que no fue una sola Tora que fue entregada por Dios al pueblo de Israel, sino dos. De acuerdo con el Midrash Sifra a Bejukotai se debe interpretar el pasuk de levítico 26:46 “He aquí (…) las Torot que dios estableció entre él y los hijos de Israel, en el Monte Sinaí, siendo Moshe el intermediario”: La Tora nos afirma que hay dos Torot, ¿Por qué? Para enseñarnos que dos “Torot/Leyes” fueron dadas a Israel: una escrita y una oral. De esta forma los sabios de la época talmúdica transforman la revelación del Monte Sinaí, momento único en la historia, en una cadena de transmisión. De ahora en más será la Tora Oral la que siga de-velando la revelación. La Tora she vealpe, es fundamento sobre el cual la tradición interpretativa descansa. En ella encontramos las midot y diversas reglas hermenéuticas que nos permiten alejarnos del pshat – linealidad – para entrar en el mundo del Drash – interpretación –. La revelación no concluyó en el Har Sinaí, sino que comenzó allí. Luego, a través de las generaciones, los sabios de cada una de ellas deben ser los encargados de interpretar la palabra Divina. “Desde la Revelación de la Ley escrita, los sabios disponen de una herramienta metodológica genuina (Las 13 midot de Rabi Ishmael)[10], que les permite ir más allá del texto escrito, más allá del versículo. La Ley incluye en su revelación los recursos de su propio desarrollo. El texto está escrito de tal manera que implica la necesidad de ser interpretado, desplegado.”[11] El talmud presenta una paradoja en torno a qué vino primero si fue la Ley Oral o la Ley Escrita,[12] ya que muchas mitzvot son cumplidas y enunciadas antes de establecer el pacto del Sinaí. Ejemplos de esto es la santificación de Rosh Jodesh, el Brit Mila, Pru uRbu, entre otras. En la dialéctica talmúdica se establece un ida y vuelta constante entre ambas “torot”, y al final las mismas se confunden y se mezclan sin tener la posibilidad, en última instancia, de definir donde termina una y comienza la otra. En cuanto a la cadena de transmisión que devino de una en la otra, podemos tomar como elemento central la primer Mishna del primer capítulo del Masejet Abot. En la misma se relata que Moshe recibió la Tora del Sinaí y esta fue transmitida de generación en generación hasta llegar a los hombres de la gran asamblea y luego de estos a las diversas Zugot. También encontramos en otras fuentes de la época talmúdica[13]: “Ben Betera dijo: Moshe se quedo cuarenta días en la montaña. Interpretaba (doresh) las palabras de la Tora y escrutaba las letras”. A Moshe solo le fueron dados los principios generales (Klalim) de la Tora, mas luego, las generaciones de sabios por venir habrían de sacar los particulares (pratim)[14]. Si bien la Tora Oral fue recibida a la par de la Tora escrita, la primera tuvo durante más de mil años la prohibición de ser puesta en escrito. Pero, como explica el TB Guitin 60a, en ciertos momentos es preferible abrogar una parte de la Ley, aquella que prohibía la escritura de la tradición oral, para que la misma Ley sea preservada y no se olvide. El primer documento de la tradición oral es la Mishna, cuya finalización data a principios del siglo III de nuestra era. Mas luego vendrá la Guemara para ampliar y clarificar la misma. Estos dos escritos conforman el Talmud. “El talmud contiene una extraña y fascinante paradoja. Por un lado, hay una aceptación incondicional a la revelación. (…) Por otro lado, queda claro para cualquiera que se encuentre familiarizado con el Talmud, que los maestros rabínicos exhiben una enorme libertad interpretativa sobe los textos revelados. (…) La Tora es de D´s; su aplicación viva está determinada por los seres humanos.”[15] Esta cuestión la podemos encontrar en dos famosos textos de la época amoraitica. Cito a continuación: 1) “Mikra, Mishna, halajot, toseftot, agadot, y hasta lo que un estudiante dirá en el futuro ante su maestro; todo esto fue comunicado por Dios en el Sinaí” [16] 2) “Cuando Moisés subió la montaña [...] el Etern-o, alabado sea, le dijo: en el futuro, tras varias generaciones, un cierto Akiva, hijo de José, enseñará esta Tora de la cual hoy te hago entrega. Muéstramelo pues, le dijo Moisés, quien se sentó al final de la octava fila de la clase de Akiva, pero no consiguió entender nada de lo que decía. Tras eso, Moisés se sintió muy débil, hasta que Rabí Akiva finaliza la exposición declarando: y esto fue recibido por Moisés en el monte Sinaí”[17] En estos dos midrashim hay una contradicción aparente. Pero nuestros maestros zanjan la misma. No hay contradicción, la una y la otra representan dos caras de la misma moneda. Todo le fue enunciado a Moshe en el Sinaí, la Tora escrita es perfecta y completa, más los particulares han de ser exprimidos (dorshim) de la misma a través de las generaciones. Moshe se apacigua cuando Rabi Akiva determina que aquello lo aprende “mi Moshe leSinaí”, todo vuelve al texto. Todo vuelve a la fuente primigenia. “No hay recepción pasiva de la Tradición. Quien recibe, el discípulo, es siempre el lugar de una creación. ¡Recibir es crear, es innovar! La petrificación del saber adquirido, la congelación de lo espiritual, susceptible de depositarse como un contenido inerte en la conciencia y pasar, así fijado, de una generación a otra, no es una transmisión (…) La transmisión es reactivación, vida, invención y renovación, modalidad sin la que lo revelado, es decir, un pensamiento que lo sea auténticamente, no es posible.”[18] El Maharal trae una gran analogía entre la metodología talmúdica y el Seder de Pesaj. El maestro de Praga indica que tal como quien hace las cuatro preguntas del Seder sin permitir un dialogo no cumple la mitzva, así tampoco quien ve a la entrega del Har Sinaí como un monólogo no entiende el proceso dialógico de la interpretación. Él explica que cuando uno simplemente escucha una declaración, no la incorpora en su personalidad. Solamente está unido a la conciencia. Este no es el caso cuando uno recibe una respuesta a una pregunta. Porque, por haber planteado una pregunta, uno abre un vacío, y la respuesta lo llena, formando una entidad unificada con la persona, en vez de unirse superficialmente. En el masejet Sanedrín 24a del TB nuestros sabios describen el largo y tortuoso sistema de análisis de cada palabra y signo de la Tora. La Torá Oral, por lo tanto, tiene propiedades especiales: introduce preguntas y lleva al estudiante a respuestas no-conclusivas, las cuales se integran a su personalidad. Los sabios del Talmud le dan un gran valor a la interpretación como la única forma de preservar la autenticidad de la Tora. Podemos afirmar que hay una supremacía de la interpretación Talmud por sobre la literalidad de la Tora. Nuestros sabios llegan a afirmar: “aquel que pretende no reconocer más que la Torá escrita, ni siquiera la conoce”[19]. Calando más hondo, los sabios del talmud consideran su erudición mayor a la que se podía encontrar en las épocas proféticas. Antes de comenzar a analizar más a fondo el valor de la interpretación la tradición de Israel hace falta plantearnos una cuestión. ¿Cuál es la necesidad de la misma? Saadia Gaon (882-942) nos da alguna respuesta a este interrogante. “Es la naturaleza de la lengua la de tener multiples significados. Asimismo la Tora, que fue entregada en un lenguaje humano”[20] Aquí el gran sabio medieval nos confronta con las palabras de Rabi Ishamel y afirma como muchos lingüistas occidentales del siglo XX la necesidad de la interpretación como principio mismo de la lectura de un texto. Toda lectura implica una interpretación. Y más aun con el hebreo que al ser una lengua consonántica la posibilidad de nuevos significados en cada palabra emerge indudablemente. La interpretación aparece como una necesidad ante la vastedad del texto, sus intrincadas significaciones y ante la presencia de un texto Sagrado. Cito brevemente tres pasajes del Talmud para dar una idea general de la filosofía talmúdica con respecto a la revelación. 1) Un Tana de la escuela de Rabi Ishmael dice: “Tal como la roca despedazada por un martillo, toda expresión divina es divisible (despedazada) en setenta interpetaciones.[21] 2) Raba Abaye dice:” D´s habla una vez pero yo esucho dos mensajes”. Todo versículo bíblico permite diversos significados, y nunca dos diferentes versículos van a tener el mismo significado.[22] 3) Quienquiera que solo traduce versículos bíblicos de acuerdo a su significado literal es un estafador.[23] Estos tres ejemplos nos dan más que una clara tendencia interpretativa de nuestros sabios amoraítas y tanaítas. La capacidad interpretativa se desenvuelve sin límites aparentes en los miles de folios del texto talmúdico. La Tora le dice a los sabios “Darshani” – Interprétenme – las palabras exigen ser interpretadas. La escuela de Rabi Akiva considerada que cada letra, cada corona, cada palabra debía tener en sí mismo un significado más allá del aparente. Esta escuela se enfrentó a la de Rav Ishmael, el bar plugta de Rabi Akiva, diciendo que la Tora estaba escrita en el lenguaje del hombre.[24] Pero Rabi Akiva se impuso. La Tora producto de la revelación Divina no podía ser tan solo un libro más perdido en una biblioteca cualquiera. Había algo más. Y es por este motivo que nuestros sabios en cada generación tratan de buscarles nuevos significados al texto bíblico. Un nuevo Jidush que permita revitalizar el texto sagrado. En la tradición de Israel prima el Majloket que, tal como enseña Marc-Alain Ouaknin, impide que el conocimiento muera. En la tradición interpretativa hay tesis, antítesis mas no hay síntesis, que devendría en la muerte del conocimiento. Tomemos como ejemplo a uno de los más grandes intérpretes de la Tora, Rash"i. Aquel toma interpretaciones talmúdicas y re-interpreta, mas luego hay casi 37 intérpretes que comentan la obra del maestro francés, luego de estos comentarios hay comentarios al comentario. El camino conduce al infinito. El Majloket no busca conciliar un conocimiento, es más, propugna lo contrario. “Rabí Meir tenía un alumno llamado Somjós capaz de hallar cuarenta y ocho argumentos para demostrar que un alimento era casher, puro, y cuarenta y ocho argumentos para demostrar que, ese mismo alimento, era impuro.”[25]. El propio Talmud en Taanit 7a recomienda el estudio en compañía, en javrutá, y rechaza por completo el estudio individual que “siempre conduce al error”. En contradicción a la cultura hegeliana del modelo occidental, que tiene sus orígenes en la Atenas platónica, la discordancia parece ser la norma, y la síntesis, un fin no buscado. Un maase para terminar de definir este concepto. Cuentan nuestros maestros que Resh Lakish, el bar plugta de Rabi Iojanan murió. Los maestros decidieron que Rabi Eleazer sería un buen compañero para este erudito. Cuando estudiaban, este último traía frecuentemente una braita para corroborar lo que Rabi Iojanan planteaba, pero este dijo: ¿Crees poder medirte con Bar Lakish? Cuando yo presentaba una afirmación, me proponía veinticuatro objeciones, a las que yo debía dar veinticuatro respuestas; y nuestros intercambios eran fecundos. Tú te limitas a decirme: “tal braita concuerda con tus palabras”.[26] Como dijimos anteriormente, somos descendientes de la interpretación, de nuestros maestros que interpretaban cada aspecto de la Tora. De hecho, consideraban que era un error no des-glosar la Tora. La Tora nos exigía una apertura a sus textos, una nueva mirada, una nueva interpetacion. No debíamos quedarnos en su texto llano, había que ir mas alla del versículo. Veamos un ejemplo de esto mismo: “¿Cuál es la diferencia entre la Ley escrita y la Ley oral? ¿Con qué puede compararse esto? Con un rey de carne y hueso que tenía dos sirvientes y los amaba a ambos con perfecto amor; le dio a cada uno una media de trigo y un bulto de lino. El sirviente sabio, ¿qué hizo? Tomó el lino y tejió un vestido. Luego tomo el trigo e hizo harina. Purificó y amasó la harina, horneó y la dispuso sobre la mesa. Luego desplegó el vestido sobre ella y lo dejó hasta que viniese el rey. Pero el sirviente tonto no hizo nada de esto. (…) Cuando el Santo, Bendito sea él, dio la Tora a Israel, le dio en forma de trigo solo para extraer harina y de lino para hacer de ella un vestido”[27] La tradición interpretativa de nuestro pueblo no descansaba, nuestros sabios cotejaban dos grandes procesos expresados. La tradición recibía – kabala – de sus antepasados lo que ellos consideraban un iqar, un fundamento, la base sobre la cual construir la practica judía. Pero, como nos enseñan nuestros antepasados, la masoret (tradición) no es solo admirar con nostalgia ese pasado, aquel fundamento, sino construir sobre el mismo, seguir aplicando los principios hermenéuticos para las situaciones cotidianas; a esto mismo lo denominaron Jidush (innovación). La tradición vacía de reinterpretación pierde su vigor y su vitalidad para hacer de la Tora “Jok haolam” – una Ley Eterna. En este proceso interpretativo encontramos diversas agadot en el Talmud sobre deliberaciones halajicas, incluso algunas entre Dios y la academia terrenal. O bien Dios mismo se presentaba a través de un Bat Kol o un Rab representaba la postura de Él, pero la libertad interpretativa de nuestros maestros superaba la voluntad Divina. En un célebre pasaje de Baba Metzia 59b encontramos algunos conceptos emblemáticos para comprender el poder deliberativo de nuestros maestros. D´s se pronuncia a favor de Rabi Eliezer pero “Rob hajajamim” opinan lo contrario y afirman que la Tora Lo vaShamaim Hi, la Tora no se encuentra en los cielos, una vez entregada por voluntad Divina en el Har Sinai ahora se debe seguir a la mayoría y D´s no pude interceder. El fragmento culmina con D´s riendo y diciendo “mis hijos me han vencido, me han vencido”. Siguiendo esta línea donde los rabinos talmúdicos[28] se daban para sí mucha libertad frente a la obediencia Divina, encontramos una discusión entre la academia celestial, en la cual D´s declara que cierto producto estaba puro mientras que los rabinos pronunciaban que era impuro. El Rambam en su Mishne Tora fija la halaja según los maestros talmúdicos. [29] David Hartman analiza esta idea e indica: “La revelación del Sinaí presupone que la historia no está gobernada exclusivamente por la unilateralidad del poder divino. La donación de la ley indica que el omnipotente Señor de la historia no programó al individuo como un títere que no puede, sino obedecer la voluntad de Dios. La promesa de que el pacto de la mitzva será eterno es equivalente a la promesa de Dios respecto a la inviolabilidad de la libertad humana.[30] Para concluir este breve ensayo, expongo alguna de las conclusiones finales. La teología judía es una teología revelada, nos acercamos a D´s a través de Su propia palabra, en contraposición a la teología natural. Por esta misma idea los sabios talmúdicos siguieron los lineamientos de Rabi Akiva que se enfrentaba a Rabi Ishmael en cuanto al carácter Divino del texto bíblico, ya que si se tomaba aquella shita dejaba poco lugar a la teología revelada.[31] Concluyo afirmando que la revelación tuvo lugar en el Har Sinaí, proceso único en sus características. Pero la tradición judía constituyó con la interpetacion una re-velacion constante del texto bíblico. La revelación es el fundamento sobre el cual nos permitimos a través de la hermenéutica construir un judaísmo vivido, la interpretación de los jueces en cada generación es la que permite que el judaísmo no muera. Teniendo en cuenta la famosa máxima “Iafe talmud tora im derej Eretz”[32], que podríamos traducir con cierta libertad como “Bueno el estudio de la tora que lleva a la acción”, quiero proponer una propuesta educativa para enseñar este tópico en particular. En mi experiencia personal como Madrij me topé muchas veces con la inquietud de mis janijim o talmidim, dependiendo la circunstancia, de que no comprendían el hecho puntual de la revelación, ni tampoco el hecho de que haya dos torot, y por sobre todo no comprendían cual podía ser una interpretación legitima y cual no. Le maase. Para trabajar este tema con adolescentes que no provienen de un marco judío observante ni tradicional se puede trabajar este tema de la siguiente manera. En primer lugar ir a la fuente primigenia, los capítulos referentes a la revelación en el libro de Shemot. Leerlos en varios grupos de trabajo y cada uno con un parshan distinto (Rashi, Ibn Ezra, Ramban y Kassuto) para que tengan diversas perspectivas. Luego, separándolos, entre todos leeríamos el pasuk donde se plantea la existencia de dos torot y en base a eso los dividiría en dos grupos. Con uno trabajaría la concepción de la Tora shebijtab por partes de los sabios talmúdicos (Las discusiones de Rabi Akiva y Rabi Ishmael en torno al valor de sus palabras, etc.) y con el otro trabajaría la Tora shevealpe, su transmisión, tomando como base la Hakdama al Mishne Tora del Rambam. Finalmente estudiaríamos a lo largo de dos clases distintos dapim de guemara donde los talmidim vean las formas interpretativas de los sabios talmúdicos. Algunos maaseiem para que puedan captar el concepto del valor de la interpretación y su esquema hermenéutico. Y para finalizar los sheurim trabajaría con algunas Hagadot para captar la atención y el entusiasmo de los chicos, como por ejemplo el de Eliahu Zuta.

Shabath

Nuestros sabios nos enseñan que el Shabat es uno de los pilares dentro de los valores del judaísmo. Podría surgir el siguiente cuestionamiento: ¿Cómo puede ser que una fiesta (y el Shabat es una fiesta) se repita todas las semanas, de la misma manera? Imagínense Uds. si tuvieran todas las semanas la misma fiesta, la misma música, el mismo hotel, los mismos cantantes, la misma ropa. Todas las semanas igual. Ya se tornaría algo rutinario y dejaría de ser placentero. Entonces ¿Cómo puede ser que una fiesta como el Shabat se repita todas las semanas? Y más, si recién dijimos que es un pilar en el judaísmo. Tendría que ser como Iom Kipur. Sabemos que Iom Kipur, el día máximo, lo festejamos una vez al año. Pero Shabat, todas las semanas lo mismo, ¿no se torna un poco monótono?. Vamos a tratar de comprender como en realidad no es así. El folleto no me convence Muchas veces nos ofrecen viajes turísticos mostrándolos como viajes paradisíacos y luego, al vivenciarlos, vemos que no era tal cual nos los planteaba la propaganda y nos desilusionamos. Al hablar de Shabat, el video es diferente. Parece pesado, no hay música, no hay palmeras, no hay turismo. El folleto es blanco y negro, el video no es digital. Pero es como aquel que llega al aeropuerto, al hotel, y realmente encuentra lo que buscaba. Cuando lleguemos al Shabat podremos ver que es mucho más lindo de lo que parecía, mucho más que los demás folletos. Tenemos alrededor de 52 Shabatot al año. Imagínense ir 52 veces a un mismo lugar. Las cosas que son verdaderamente buenas, uno las repite siempre y nunca se cansa de hacerlo. En cambio, aquellas que no responden a nuestros ideales, terminan por agobiarnos. Respondiendo a la pregunta inicial: ¿Cómo puede ser que una fiesta como el Shabat se repita todas las semanas? La primera contestación es: el Shabat nos demuestra que es algo interesante todas las semanas, justamente porque lo podemos repetir todas las semanas. La pregunta encierra su respuesta. Socios en la creación En la Torá está escrito: "Seis días trabajarás (taavod) mas el séptimo día no harás ningún trabajo (melaja)". Cuando la Torá menciona esto, utiliza 2 palabras distintas: en primer lugar dice "taavod", termino que deriva de la palabra "avodá", que significa trabajo. Luego, emplea el termino "melaja", que también significa trabajo, en referencia al hecho de no trabajar en Shabat. La Torá es sagrada y cada palabra tiene un motivo, ¿ Por qué entonces emplea términos distintos en referencia al trabajo? ¿ Cuál es la diferencia entre "avoda" y "melaja"? En lashón hakodesh hay una diferencia. El término avodá implica un trabajo con esfuerzo, con transpiración, pero sin transformar nada (por ejemplo: llevar todas las sillas de un lugar a otro, subir 10 o 20 pisos por escalera). Melaja es cuando uno utiliza una materia prima y la transforma en algo ( por ejemplo: un joyero toma un pedacito de oro y lo transforma en un anillo). Entonces, lo que no se puede realizar en Shabat es todo lo que tiene que ver con Melaja, es decir, nos referimos a trabajos en que utilizamos materia prima y la transformamos en algo. No se puede encender la luz, pero si subir un montón de pisos por escalera. ¿Por qué impide esto el Shabat? Cuando Di-s creó el mundo, ¿Cómo nació el primer hombre? Nació de la tierra. Luego, Di-s creó una mujer. Y a su vez, el hombre y la mujer se unieron para tener 2 hijos: Kain y Evel. ¿Qué edad tenía el primer hombre sobre la Tierra (Adam) cuando nació? Hay quienes dicen que tenía 40 años. Era un hombre adulto. Nació ya formado. En cambio, Kain y Evel nacieron como bebes. Podríamos preguntarnos, ¿Por qué Di-s no hizo que el segundo hombre sobre la Tierra naciera igual que el primero? ¿Por que hizo que el hombre tuviera hijos? ¿ Por que ordenó esa mitzva? ¿ Por que no hizo un mundo con todo ya creado: las mesas, las sillas, etc.? ¿Por que Di-s no hizo que como empezó, el mundo siga igual? Dicen nuestros sabios, que Di-s quiere en la creación del mundo un socio y ese socio somos nosotros. Entonces Él dio lo primero: el primer hombre, la primer mujer. Y después les ordenó que tuvieran hijos. Di-s quiere que seamos socios de Él. ¿A quién no le gustaría ser socio de un algún gran banco? Nosotros tenemos un socio mejor que es Di-s. El mejor socio que podemos tener es Él y Di-s nos pide que nosotros seamos sus socios. Por eso nos dejo a nosotros la posibilidad de seguir creando. "Quiero que el segundo hijo lo traigas vos, que la mesa, el micrófono, el reloj, etc. lo hagas vos. Quiero que lo hagas vos, con la materia prima que yo te doy." Pero es tan grande la confianza que nos da Di-s, que también hay un peligro: Podemos llegarnos a olvidar de Di-s, de que Él es el verdadero dueño del mundo. Veamos el siguiente ejemplo: "Una vez un empresario vio a un hombre con problemas económicos y le ofreció ayuda. Le dio 3 millones de dólares y le propuso abrir un negocio en sociedad. El hombre se quedó sorprendido, sabía como hacer negocios pero le había ido mal. Decidió aceptar la oferta. Trabajó y trabajó con el dinero que le habían prestado y logró incrementarlo. Por otra parte, el socio capitalista seguía invirtiendo en la empresa, para que cada día creciera más. Llegó un día en que el socio que no poseía nada al principio, se olvidó de aquel que lo había ayudado cuando no tenía nada. Se olvidó de él, porque no lo veía en la empresa, seguía viajando por el mundo. Entonces empezó a entender que el verdadero dueño de la empresa era él. Pensaba: "Yo estoy todos los días trabajando, me levanto temprano, hago todo yo. ¿El otro que hizo? ¿Qué tanto? Me dio 3 millones y listo, y todos los años pone un millón más. El dueño soy yo." Inesperadamente, vino el verdadero dueño de todo esto y empezó a sugerir sobre ciertos cambios en la estética del lugar. Su socio, furioso, le dijo: "¿Vos quién sos?" Entonces, aquel que un primer momento decidió ayudarlo, le recordó quien era el verdadero dueño." Esto es un ejemplo nada más, pero también puede pasar en nosotros. Di-s nos dio un mundo para que nosotros seamos socios de Él. ¿Pero cuál es el problema cuando somos socios y pensamos que hacemos constantemente todo? Nos podemos llegar a olvidar de Di-s. Pensamos que nosotros somos los verdaderos dueños del mundo. Para que no ocurra esto, cuando Di-s nos eligió como socios también nos dio el remedio para eso y nos ordenó cuidar el Shabat. " El séptimo día no quiero que trabajes. No quiero que tomes mi materia prima, aquella que Yo hice, y la transformes en algo. El séptimo día vos no sos mi socio. El único dueño el séptimo día soy yo." De esta manera, todos los shabatot, cuando hay ciertas cosas que nosotros no podemos hacer, nos volvemos a acordar quién es El verdadero dueño en este mundo, quién es El que mantiene, El que supervisa y El que creó el mundo. Di-s hizo un día de descanso, de no hacer, para que nosotros creamos en Él. Entonces, por un lado nos hace muy importantes ubicándonos como socios de Él. Pero, por el otro lado, también nos da el remedio. Nos dice: "Hoy mando Yo." Esto quiere decir que Hashem es quien dirige todo siempre. Vemos como el primer punto que nos enseña el Shabat es la creencia en Di-s. Emuná. Cuando no puedo prender la luz, trabajar, etc; porque ya se hizo Shabat, ¿Qué pasa que no puedo hacer todo lo que quiero? ¿No soy acaso yo el dueño del mundo? ¿ Quién me va a venir a decir que no puedo hacer determinada cosa? La Torá, Di-s. Y es muy bueno ser socio de Hashem y saber quien es el verdadero dueño de todo esto. Honeg Shabat: El disfrute de Shabat. La guemará nos dice que el Shabat le da un condimento especial a nuestras vidas. Todo se ve distinto: la comida sabe más rica, las cosas se ven diferentes, etc. ¿Cuál es el motivo? Nuestros sabios nos explican que el Shabat es una unidad de tiempo diferente a las demás. En cada semana hay 7 días, pero dentro de la semana hay 2 tiempos: los 6 días de la semana y el Shabat. Y se superponen. Son 2 tiempos distintos, 2 mundos diferentes. Cada uno elige a que mundo entrar ese día. Cuando llega el día de Shabat, pensamos que al no poder hacer determinada cosa, nos están cortando la vida. Como un bebe que depende de su madre completamente, que se alimenta por medio de ella, al cortarle le cordón piensa que le quitan la vida, pero después debe mejorarse para disfrutar de ella. No te quiero cortar la vida. Tu vida está acá. Pero estás pasando a otra atmósfera, estás entrando en otro mundo, aprovecha. Probá. Dejá que yo corte y disfruta del Shabat. Hay que entender que el Shabat no es un simple descanso. Cuando hablamos de descanso, la Torá nos enseña que en Shabat no descansa el cuerpo. Para descansar el físico dormimos todas las noches. ¿Qué es lo que descansa verdaderamente en Shabat? El espíritu. Por eso dice "Shabat Vainafash". El termino "vainafash" deriva de "Nefesh" (alma). Lo que el día de Shabat hay que hacer es descansar el alma. Para poder disfrutar del Shabat hay que entrar en ese mundo, hay que probarlo. Al llegar el Shabat, debemos sacarnos el traje de la semana y dejarnos poner el traje de Shabat (un traje nuevo no puede vestirse sobre otro traje). Dejando de lado las preocupaciones semanales, podremos realmente disfrutar de él. Es una unidad de tiempo especial. En Shabat recibimos una Neshama Ietera (alma adicional). Nuestra alma se renueva, rejuvenece. Nuestro semblante brilla resplandeciente. Es algo increíble disfrutar del Shabat, es el placer más grande del mundo. Por eso cada vez que termina, estamos esperando que empiece otro. ¿Qué beneficio concreto el Shabat trae a nuestras vidas? Cuenta el Midrash que cuando Moshé fue a recibir la Torá le preguntó a Di-s: "Son 613 preceptos que nos están dando, ¿Cuál es la recompensa de todo esto? Entonces Hashem le contestó que la recompensa es el Olam Ava (mundo venidero). Aquel que respete y tenga un buen camino en este mundo, comportándose como un buen ser humano, va a tener Olam Ava. Moshé continuó diciendo: "Comprendo todo esto, pero yo tengo que hablar a 3 millones de personas en Har Sinai y decirles que cumplan 613 mitzvot. ¿Y cuál va a ser el pago? Olam Ava. Me van a preguntar ¿Qué es Olam Ava? ¿Alguno lo vio alguna vez? Nadie. Van a querer obtener algún beneficio en este mundo concretamente. Entonces Di-s le respondió: Te voy a mostrar algo que tengo guardado para que puedan ver lo que es Olam Avá. Un poquito, como una especie de muestra gratis: esto se llama Shabat. Cuando la gente viva el día de Shabat y observe sus leyes, va a comprender lo que es Olam Avá. Olam avá es un mundo de almas, en donde la materia ya no existe. Lo que queda de nosotros es el alma y vive ahí, en un mundo totalmente espitirual, en un mundo donde estamos conectados totalmente con Di-s. El día de Shabat es el día donde nuestra alma se conecta totalmente con Di-s. La Guemará dice: "Shabat hi mekor haberajá" (El Shabat es la fuente de toda bendición). ¿Quién no quiere la bendición de Di-s? ¿Quién no quiere tener éxito, estar alegre? Nosotros como judíos sabemos que para llegar al éxito, a la felicidad, que mejor socio que estar junto con Di-s. Por eso, el día Shabat, es el día en que nuestra alma se agranda, donde vivimos casi en Olam Avá. Estamos conectados con Di-s uno al lado de otro. Y cuando uno esta al lado de Di-s, Él enseguida manda Berajá. El Shabat es entonces, una conexión con Di-s, de una manera placentera y esto nos trae a nosotros Beraja. Aquel que siente lo que es un Shabat verdaderamente, vive un día lo que es el Shabat, nunca se lo va a olvidar y va a estar esperando que venga el otro. El placer que hay este día es increíble: la comida, la vestimenta, la cara resplandeciente, Y hay una sola manera de darse cuenta que es increíble, vivirlo. El folleto quizás no es el mejor, pero cuando uno vive la experiencia del Shabat, jamás se lo puede olvidar. Cuando volvemos a comprender todas las semanas que Di-s es el dueño del mundo, revivimos el placer de Shabat, nos conectamos con Di-s totalmente y la Berajá posa con nosotros. Entonces pedimos que vuelva el Shabat. Es increíble pero real. Vivirlo es algo especial que no se puede explicar tanto en palabras. Pero renueva nuestras fuerzas, nuestra alma, nuestra emuná y es la fuento de la berajá.

El Templo de Jerusalem