Tzedaka

Si bien ayudar al prójimo siempre es bueno, de cualquier forma que esto sea, es correcto intentar la autosuperación aún en este campo, de tal forma que el dar y ayudar sea una actitud valorada y asimilada a nuestro ser; fomentando y desarrollando el amor y la paz en las sociedades.

El gran Sabio judío RamBam (Maimonides) nos presenta a continuación ocho niveles para poder crecer gradualmente en la Sedaká, alcanzando las máximas escalas en el amor al prójimo y, a la vez, en felicidad y paz interior; como dicen nuestro sabios: "quien ayuda al otro, se esta ayudando a sí mismo".

La forma más elevada de practicar la caridad es ayudar a mantener a una persona antes que esta lo necesite o empobrezca, ofreciéndole una ayuda sustancial en forma digna, otorgándole un crédito adecuado o ayudándolo a encontrar un empleo o establecer un comercio, de manera que no se vea obligado a depender de otros.

En un segundo nivel el donante no conoce al que recibe y a su vez, el que recibe no conoce al donante. Cuando se contribuye a un fondo de caridad se da de esta manera. Fondos comunales administrados por personas responsables entran también dentro de esta categoría.

En el tercer nivel, el donante conoce la identidad del que recibe, pero el que recibe no conoce la identidad del donante.

El cuarto nivel, es el de la donación indirecta. El que recibe conoce al donante, pero aquel no conoce la identidad del beneficiado.

El quinto nivel, es cuando se da directamente la ayuda sin ser solicitada.

El sexto nivel, es cuando se da directamente cuando el necesitado lo solicita.

El séptimo nivel, es cuando se ayuda en menor medida a lo que realmente podría hacerse, pero con alegría.

El octavo y más bajo -no por eso desestimado- grado de caridad es cuando se hace a desgano.

El Templo de Jerusalem