La Injusticia

Uno de los grandes interrogantes de la vida es el hecho de concebir al hombre como un ser que sufre, que siente dolor, angustia y constante conflicto por los acontecimientos que le toca vivir. Prácticamente no existe persona alguna que viva una vida plena de felicidad y satisfacción.

Por lo general, solemos quejarnos de nuestra situación y consideramos como injusticias ciertos acontecimientos que nos ocurren. Argumentamos que no somos merecedores de tales o cuales situaciones, y nos cuestionamos, como, a pesar de nuestro buen comportamiento, nos ocurre determinado inconveniente.
En todos los órdenes de la vida encontramos circunstancias que a nuestro entendimiento, calificamos como injusticias; ya sea en el ámbito del amor, en la familia, en el sustento, en los estudios, en la salud. Esta pregunta está en nosotros consciente o inconscientemente todos los días y es una pregunta que produce muchos males a nosotros mismos y a la sociedad.

"¿Por qué me pasa esto a mí?":

Los 2 grandes males que produce esta pregunta.

En lo que respecta a lo personal: La vida de la persona que vive continuamente con esta pregunta, es una vida de sufrimiento y dolor. Cuando uno siente que está sufriendo una injusticia, se siente desilusionado por la vida. Él confió que comportándose correctamente, le iba a ir bien y luego ve que no es así. Entonces su vida se transforma en un martirio, en un dolor constante. Cada día, al levantarse, en vez de disfrutar del sol, de la naturaleza, de pasear, de poder compartir con los amigos y la familia, siente que su vida es una pena y una angustia para él. Su vida dejó de ser vida. Es todo un sufrimiento. Pobre de la persona que tiene el pensamiento constante de: "¡Por qué me pasa lo que me pasa, no me lo merezco!" De ahí que el Rey Salomón en un capítulo nos aconseja erradicar y borrar esta duda, porque de lo contrario nuestra vida se transformará en un martirio.

En lo que respecta a la sociedad: también es perjudicial. Si pensamos que a los buenos le va mal y a los malos les va bien, vamos a llegar a la conclusión de que no es un negocio ser buenos. Si uno ve una sociedad donde a los corruptos, estafadores, delincuentes son a los que les va bien y los hombres correctos y piadosos son los que están mal, ¿ A quién le interesa el negocio de ser bueno si ser bueno no es negocio? ¿Qué es lo que te hace ser bueno? Si este pensamiento se deja estacionar en nuestra conciencia, va generando en nosotros la tendencia a hacer el mal. Puede llevarnos a dejar de ser buenos. Entonces uno decide ser malo, 10 deciden ser malos, 100, un pueblo entero, una ciudad entera, un país entero y el mundo entero si fuese así se transformaría en un mundo de guerra. Un mundo incivilizado donde cada uno busca su beneficio personal sin importarle los medios para llegar a él.
Vemos como este cuestionamiento genera 2 grandes problemas: uno personal, porque no vamos a vivir tranquilos y otro social, en donde la sociedad se corrompe por el prevalecimiento de esta duda en nuestra conciencia.

Sabios consejos

El rey Salomón en su libro Mishle (Proverbios) escribió: " Confía en Di-s con todo tu corazón y en tu entendimiento no te apoyes" (Cap. 3, Vers 5). El rey Salomón conoce que muchas veces nuestro entendimiento nos va a decir que el bien no es negocio. Entonces, el preámbulo que él da para ser mejores como seres humanos y como miembros de una sociedad es: "Confía en Di-s". Es fácil decirlo, pero uno necesita una explicación. Me está pasando algo malo y a cierta gente que no es tan correcta, les va bien. Salomón dice: no importa, confía en Di-s. No te apoyes en tu entendimiento, porque es muy frágil, muy relativo. Es muy probable que lleguemos a conclusiones falsas. En un principio se creía que la tierra era cuadrada, por lo que se observaba o que el sol giraba alrededor de la Tierra. Eso es lo que se veía al principio. Nuestro primer pensamiento está expuesto a la posibilidad de error. Por eso dice: "no te apoyes en tu entendimiento". Ni siquiera sabemos asuntos elementales de nuestra vida como para sacar una conclusión sobre si algo que nos ocurre es justo o no. Nuestro entendimiento que nos dice que somos buenos puede estar equivocado, pero más que todo el rey Salomón puntualiza en que lo que nos está ocurriendo puede ser bueno y yo considere que es malo o puede ser que sea malo y yo lo considere bueno.

No conocemos el mecanismo de los elementos que usamos cotidianamente y sí pretendemos conocer los temas metafísicos de la esencia humana del bien y el mal. Es por eso que primero que todo nos advierte: "No te apoyes en tu entendimiento", porque nuestro entendimiento como seres humanos es frágil, se deja llevar por intereses, tendencias, modas, costumbres. No tildemos a algo de bueno o malo en una simple observación superficial. Debemos hacer una profundización de lo que nos está ocurriendo para realmente saber si es bueno o malo. Confía en Di-s, que seguramente lo que te está pasando es para bien. Él trató de, gradualmente concientizarnos de que lo que nos está ocurriendo es bueno. Si, pero mi entendimiento me dice lo contrario. A tu entendimiento, dejalo de lado. No es la última palabra, no es Di-s. Confía en Di-s, no en tu entendimiento.

Continúa diciendo el rey Salomón: " En todos tus caminos reconócelo a Di-s y Él te encaminará en el éxito" ¿A qué se refiere? Se refiere al hombre que está por elegir como obrar y está entre 2 alternativas: el bien y el mal. A pesar de que tu intelecto te aconseje que te conviene hacer el mal, porque considera que te va a ir mejor, en todos los caminos trata de concebir la presencia de Di-s delante de ti, como si fuera que Di-s está contigo. ¿Qué diría Di-s que debés elegir? "y Él te encaminará en el éxito", aunque al principio uno no lo vea claramente.

Luego nos dice: "No te consideres sabio ante tus propios ojos; respeta y honra a Di-s y apártate del mal". No pienses que eres sabio en la elección del camino del mal. Teme a Di-s, como si fuera que alguien te está controlando y apártate del mal. Debemos decidir, no en función de si las consecuencias de nuestro actuar son buenas o malas, sino elegir los medios correctos. Nuestra vida tiene que estar regida por el bien y el mal de lo que hacemos y no de lo que va a suceder después. Por ejemplo uno puede pensar que es correcto copiarse en un examen. Tal vez de esta manera, obtenga la graduación, y tal vez si no se copia las consecuencias sean negativas, pero más allá de ellas lo importante es obrar correctamente.

La pregunta es ¿Cómo se puede llegar a explicar que algo que nuestro intelecto considera malo en realidad es bueno?

Analizaremos esto también inspirados en las palabras del rey Salomón.

Todo es para nuestro propio bien

El rey Salomón plantea que hay 2 motivos generales por los cuales nosotros padecemos algún mal o conflicto:

Por propia negligencia, por el propio descuido personal. Por ejemplo alguien que sale desabrigado y se resfría. ¿Quién tiene la culpa de eso? Él mismo. Ó sea que hay muchos males que son producidos por nosotros mismos. En realidad la mayoría de los problemas que tenemos son causa de nuestra propia conducta: porque no nos cuidamos bien la salud, porque no estudiamos adecuadamente, porque no controlamos nuestras propias tentaciones, nuestras inclinaciones materiales, terrenales. Nos dejamos llevar por ellas, cedemos ante la tentación y caemos en la envidia, el robo, el delito, la lujuria, la difamación. Al final, todo eso va a resultar en contra nuestra. Por ejemplo, si hablamos mal de una persona y justo estaba presente en ese momento un amigo de él.

Esto provocará una discusión y un momento de vergüenza. En ese problema nos involucramos nosotros mismos. Gran parte de los problemas que tenemos son producidos por nosotros mismos. En tales casos, cuestionarse "¿Por qué me pasa esto a mí?" es inadecuado. Porque lo que me ocurre, yo mismo me lo provoqué. Si yo me clavo un cuchillo, voy a decir ¿Por qué Di-s me mataste? Uno mismo es el que se mató, no Él. No cabe protestar qué injusticia es lo que me está pasando. Descartemos entonces la pregunta constante que nos hacemos todos los días, la pregunta que pertenece al primer grupo, lo que nosotros mismos nos provocamos. Muchas veces pasa que no reconocemos nuestros errores y derivamos nuestra culpa en otras personas o se lo adjudicamos a Di-s, o al destino, cuando en lugar de ello deberíamos reparar los errores cometidos.

Ahora, ¿Qué hacemos con los problemas y padecimientos que tenemos que sufrir y no son culpa de nuestras propias actitudes? Por ejemplo una persona que queda postrada en la cama por una enfermedad y que no fue por descuido propio. Eso vino de Di-s. El rey Salomón nos aconseja en estos casos: "Confía en Di-s", que los problemas que te presente la vida sin que te los hayas buscado, tienen también un beneficio. Las conmociones de la vida, los padecimientos, tienen un gran beneficio que no es inmediato, pero nos permite reflexionar y tener otra visión de la vida.

Concluye el rey Salomón: "Hashem con sabiduría concibió la tierra, estableció los cielos con entendimiento". Otro elemento que nos ayuda a comprender que debe haber justicia en todo lo que acontece es al observar la perfección y la armonía que existe en el universo. Di-s creó un mundo tan complejo, tan perfecto, donde se requiere tanta sincronización, tanto orden, por ejemplo: para que los árboles crezcan, para que el viento limpie la suciedad del medio ambiente, para que el Sol salga todos los días, para que todos los mecanismos naturales y ecológicos se produzcan a la perfección en la Tierra; para que las galaxias, planetas y astros viajen a la perfección a través del universo sin que choquen ni se produzca ningún caos cósmico.

Tanta perfección, tanta concepción de una armonía universal, no puede ser que justo a mí, que soy una criatura de ese universo perfecto, de tanto equilibrio delicado, me pasan las cosas al revés. Comprendé que vos sos parte del universo, dice el rey Salomón, y que sobre ti recaen las leyes del universo, que es la ley de la perfección, la ley del equilibrio ecológico. Es imposible concebir que haya injusticia en una persona, porque todo esta programado en el universo con perfección, también lo que nos pasa seguramente que nos está pasando o porque nosotros nos lo provocamos o porque Di-s nos está ayudando para que tomemos conciencia de los valores que a veces no prestamos tanta atención y son fundamentales en la vida.

Por último dice: "Di-s trata a sus criaturas como un padre trata a sus hijos" Muchas veces el padre tiene que reprender al hijo. ¿Qué pasa con ese chico? En el momento llora, sufre, ¿Por qué a mí si yo soy bueno? Dentro de unos años, ese dolor, esas lágrimas que tuvo cuando era pequeño lo van a ayudar a encaminarse, para doblegar su instinto y auto contenerse en situaciones en donde lo va a necesitar.

Muchas veces Di-s actúa con nosotros como un padre y cuando tenemos un dolor o un padecimiento que trasciende nuestros propios actos, comprendamos que no puede ser malo. Simplemente no llegó el tiempo para que veamos los resultados del bien que nos está produciendo ese mal. Porque así como un padre trata a un hijo, así también Di-s a sus criaturas.

En síntesis, ¿Por qué me pasa esto a mí?

- Hay 2 respuestas: por culpa mía o cuando no es mía, entonces lo que me está ocurriendo es por mi propio bien. Hay que tener paciencia, profundizar y descubrir cuál es el bien que está escondido detrás de todo mal. Porque detrás de todo mal hay un beneficio para todo ser humano. De todas maneras, tenemos la obligación de actuar para sobreponernos y solucionar el problema que se nos presenta; pero más allá de los resultados de nuestro esfuerzo, debemos tener presente que todo es para bien.


Les boy a pedir que nos lleven en sus oraciones a mi y a todo el pueblo de Mexico, pues se ha pronosticado un fuerte temblor en Mexico, no se sabe el dia ni la hora, pero de que va a suceder va a suceder, les pido nos lleven en sus Oraciones para que el Eterno nos proteja y nos guarde.

Shabath Shalom

El Templo de Jerusalem