Una Historia que Debe ser Contada

Un judío observante de los preceptos religiosos, estaba en el aeropuerto Logan, en Boston, alistandose para abordar su vuelo... Se dirigía a los Ángeles en un importante viaje de negocios. Estaba obligado a tomar este temprano vuelo, ya que muchos de sus asuntos de negocios, dependían de ello... Abordó el avión, observó que las puertas se cerraban y tomó asiento. De repente, recordó que había dejado sus tefeliín, las cajas rituales con correas usadas por los hombres judíos en sus oraciones, en la sala de abordaje de la terminal. De manera cortés, preguntó a la azafata si podía regresar y recuperar sus tefelín, que se hallaban en un asiento a pocos pazos de la puerta. Ella le dijo que una vez que las puertas del avión se cerraban, nadie podía bajar de él... Sin aceptar esto, preguntó si podía hablar con el piloto, para que le diera un permiso especial. El comandante no aceptó y le confirmó la política de la aerolínea. David, que así vamos a llamarlo, no estaba dispuesto a perder el cumplimiento de su preciada mitzvá, ni permitir que sus valiosos y sagrados tefelín se perdieran tan fácilmente... por lo cual sin saber qué más podía hacer, empezó a gritar con toda la fuerza de sus pulmones... ¡Voy a perder mis tefelín! La tripulación le pidió que se calmara, pero él se reusó a dejar de hacer el escándalo, un verdadero disturbio. Finalmente estaba haciendo tanto alboroto y provocando tal tumulto, que le permitieron bajar de la nave, simplemente porque ya era una verdadera molestia. El avión no iba a esperar su regreso. A David no le importaba. Incluso si eso le causaba la pérdida de sus negocios... Así salió del avión, para nunca volver a abordarlo.
Este vuelo, era el United 175, el segundo avión que se impactó contra el World Trade Center de Nueva York el 11 de setiembre del 2001. La devoción de este hombre, le salvó la vida. Sin embargo las consecuencias de las acciones de David, no terminaron ahí... Porque al pricipio los terroristas querían chocar contra ambas torres al mismo tiempo, para maximizar la explosiva matanza. Despues se supo que debido al alboroto que causó, el avión retrasó su despegue, provocando la diferencia de 18 minutos entre cada impacto de los aviones contra las dos torres gemelas. Este retraso, permitió que miles de otras personas, escaparan con vida de los dos edificios. Literalmente millares de vidas fueron salvadas, debido a que un judío no abandonó sus tefelín.

El Templo de Jerusalem