¿El Fin Del Mundo?

Vamos a ocuparnos de un debate filosófico que ha existido a través de la historia en todos los ámbitos intelectuales. Y que habla sobre la posible o eventual destrucción del mundo en que vivimos, o sea, el fin del mundo o el 'apocalipsis' como algunos lo llaman.

La palabra 'apocalipsis' viene del idioma griego, y significa 'ocultamiento'. Este ocultamiento se puede interpretar en el aspecto literal o en el aspecto figurativo. El elemento que está oculto es en general el elemento apocalíptico. Pero, ¿para qué se utiliza generalmente la palabra 'apocalipsis'?... Se utiliza para hablar del fin del mundo, de la destrucción del mundo, porque es un concepto que está oculto a los ojos del ser humano.

No sabemos si existe o no, el fin. Hay un libro en el Nuevo Testamento, de la religión cristiana que justamente se llama 'Apocalipsis' y que trata sobre el fin del mundo. Hay muchas religiones y muchas otras ideologías que sostienen también que habrá un momento en que todo dejará de existir.



El asteroide que preocupa

La idea que nació para adentrarnos en este tema en la charla de hoy, viene de la lectura que muchos habrán hecho sobre la llegada de un asteroide, llamado '1997 XF 11' que ha amenazado recientemente a todos nosotros. Un grupo de científicos norteamericanos descubrieron que este asteroide va a pasar cerca de la tierra quizás para abril del 2000. Según los cálculos que hicieron en función de la posición en la que se encuentra, la velocidad que tiene y la dirección que lleva, se llegó a descubrir que va a volver a pasar por la tierra 28 años después de la primera vez. Pero la 2° vez, aparentemente va a pasar muy cerca de la Tierra. Este asteroide mide 1,6 kilómetros de diámetro, o sea, más o menos unas 16 manzanas de las calles de una ciudad.

No es mucho. Digamos que cae una piedra de 16 manzanas en algún lugar. Si cae en el océano, por ejemplo, ni nos vamos a enterar. Si cae en la mitad de la ciudad, en cambio, la cosa ya es distinta.

Sin embargo el alerta de los científicos que ganó la primera plana de los diarios en muchas capitales del mundo, era como que podía ocasionar el fin del mundo. Resulta que este asteroide no es una piedra común, es un material rocoso muy fuerte, muy poderoso, que está viajando a treinta mil millones de kilómetros por segundo, según lo describió el 'Times' en su edición del 23 de marzo de 1998.

Este asteroide va a 60.000 kilómetros por hora. Y a esa velocidad, con la masa que tiene y con el material que está compuesto, de chocar con la tierra puede provocar una explosión de 300.000 megatones, que equivalen a 20 millones de veces la fuerza de la bomba que arrasó una ciudad entera como Hiroshima.

Hagamos un hipotético dibujo: una ciudad en el mapa -como la citada Hiroshima- es un puntito. En ese puntito hagamos veinte millones más. O sea que ocupará toda la tierra o más que la tierra. Esto se debe al efecto, al material y a la velocidad que tiene este asteroide.



La incógnita de los científicos

'Baruj Ha Shem' -gracias a D"s-, ya se sabe con seguridad que este asteroide no presenta ningún peligro para la tierra. Porque se siguió investigando esto, y los científicos llegaron a la conclusión de que pasará muy lejos de la atmósfera y no representa ningún peligro.

Pero se abrió una incógnita para los científicos. No hay un asteroide que está volando solo por el espacio. Hay millones de asteroides. Hay asteroides que miden 40 kilómetros de diámetro, otros son prácticamente como pequeños planetas.

Millones de asteroides que vuelan a toda velocidad por el espacio. Inclusive se ha calculado que el impacto de otros asteroides si chocan con la tierra, puede ser totalmente destructivo. Entonces los científicos conocen, entienden y consideran que es muy probable que algún día uno de estos asteroides choque con la tierra.

Pero gracias a la inminente llegada del citado '1997 XF 11', los científicos ya se están preparando para poder evitar cualquier impacto de un asteroide con la tierra. El Times describe lo que se está haciendo al respecto. En los Estados Unidos ya se están elaborando los presupuestos para utilizar la energía nuclear (bombas atómicas o misiles atómicos) para que cuando se esté acercando el asteroide en dirección a la tierra, se lleve a cabo una explosión cerca del curso del asteroide. Entonces se lo desvía y de esa forma la tierra se salva.

Millones de asteroides pueden chocar con la tierra. En el espacio hay lluvias de asteroides. Hace poco un asteroide chocó con el planeta Júpiter y provocó una explosión nuclear en dicho planeta. Y se pensaba que lo mismo podría ocurrir en la tierra. Pero ya sabemos que dentro de veintiséis años este asteroide no va a chocar con la Tierra.

Pero hay algo que realmente llama la atención. En la misma nota de la prestigiosa revista norteamericana, un científico de la la Universidad de Los Angeles, el Dr. Morrison dice que un ataque de asteroides podría tener lugar con mucho menos de treinta años de aviso. En realidad -sostiene- el tiempo de aviso más probable sería cero.

O sea que es posible que algún asteroide choque con la Tierra y no tengamos tiempo para poder evitarlo.

Mucha gente cuando escuchó esto, se reforzó en aquella creencia de que se está por acercar el fin del mundo, que se aproxima la destrucción del universo.




La opinión del Judaísmo

Ahora bien, ¿qué opina nuestra tradición respecto al final del universo o la destrucción de la existencia?

La pregunta se lleva a cabo en diferentes niveles y circunstancias. Pero casi todos nos planteamos si es posible que algún día el mundo se destruya. ¿Es lógico que el mundo se destruya alguna vez?

Hay diferentes opiniones. Hay quienes sostienen que se va a agotar la energía solar y que podría desparecer la tierra. Aunque estamos hablando del mundo, como sinónimo del universo y no sólo de nuestro planeta. Pero de acuerdo con ese criterio, lo que va a desaparecer sería la tierra, que vive del sol. Incluso puede aparecer otra estrella que supla al sol. Pero lo cierto es que el agotamiento de la energía solar y la desparición de la tierra, aún no significa que desaparezca toda la existencia.




El filósofo griego Aristóteles pensaba, de acuerdo con la cultura y la información de su época, que el universo nunca se va a destruir. Aunque vale aclarar que él no tenía el dato que poseemos hoy: las estrellas son elementos de gas que en un momento determinado se apagan. Pero Aristóteles decía que nadie nos contó nunca que la iluminación del sol haya disminuido. Ninguna generación precedente nos contó cosa parecida, lo que prueba que el mundo es estático y que no ha de tener ninguna alteración; por lo que, nunca se va a destruir.

Algunos siglos después, un eminente filósofo judío, Isaac Abarbanel sale al cruce de la afirmación del gran pensador heleno. Afirma que la prueba que aquel presenta no es contundente y contradice su afirmación. Porque -sostiene- es posible que esté disminuyendo el poder del sol pero dada la gran distancia que tenemos de él, no lo advirtamos.

De una bola de fuego tan grande como es el sol, nosotros no podemos percibir si está disminuyendo o no el poder de calor que emana.




Hay un plan

Ahora bien, qué dice el Judaísmo sobre el fin del mundo. Habla sobre un proceso del mundo. El mundo tiene un comienzo, un proyecto y un plan. Esto es lo que tenemos que analizar antes de entrar a ver qué dice el judaísmo sobre el fin del mundo. ¿Existe un plan y un proyecto que diseñó D"s para nosotros? ¿O estamos acá de casualidad, a la deriva, sin un objetivo, sin una meta? Lo primero que se debe hacer es analizar cómo observa el Judaísmo la existencia del mundo. Como un plan o como que D"s lo hizo y queda así a la deriva, sin un proceso que se tenga que realizar. Esto es lo que queremos analizar. Acá no estamos por casualidad.

Sí, hay un plan. El Judaísmo aclara bien en sus textos sagrados, en la Biblia, en el Talmud, en nuestra tradición oral, que hay un plan muy preciso sobre el Universo. Sobre el universo total, no hablamos solamente de la Tierra.

¿Cómo fue la historia del comienzo del mundo? Si nos preguntamos si hay un fin, debemos primero preguntarnos también si hubo un comienzo. El judaísmo sostiene que hubo un comienzo. Contrariamente a lo que decía Aristóteles, quien planteaba que el mundo siempre existió y que nunca hubo un comienzo. O sea, que el filósofo griego adhería a la teoría de que el mundo es eterno, sin principio ni fin. Esta teoría, con el paso del tiempo, fue perdiendo importancia incluso en el mundo científico.

Hoy los científicos creen más en la ya famosa teoría del big bang. O sea, que todo se originó con una enorme explosión de una masa muy pequeña y energía condensada. Se produjo entonces una explosión que generó la existencia del universo: de la Tierra, de las estrellas, del cosmos. Según esta teoría tan difundida actualmente por el mundo científico, todo lo que existe nació del big bang.

Aristóteles analizaba los conceptos en función de los elementos que se tenían en su tiempo; los elementos que se tienen hoy -telescopios, aparatos, etc.- y la experiencia que tiene el hombre, le da actualmente la capacidad de comprender de que el mundo comenzó alguna vez.




El comienzo del mundo

Lo que dice el judaísmo es que el mundo tuvo un comienzo. Y así lo aclara otro gran filósofo judío, el Rambam que dice que el mundo comenzó una vez.



Y la Torá, en el Génesis nos relata cómo comenzó el mundo. Que fue cuando D"s dijo que se haga la luz, que se haga la tierra, que se dividan las aguas, que florezcan los árboles, que aparezcan los animales, el hombre, las estrellas, el cosmos. D"s quiso que el mundo exista. El hecho de que D"s quiso que el mundo exista, el querer de D"s se transformó en una realidad materializada, concreta.

Estamos aquí porque D"s quiere; si D"s lo quiso en un principio y si todavía nosotros estamos acá, hablando, comiendo, bebiendo y viviendo es porque todavía D"s sigue queriendo que el mundo exista. En el Judaísmo se comprende la existencia del mundo porque hay 'retsón ha Shem' (= voluntad de D"s). Si hay voluntad de D"s de que el mundo exista, existe. Si llegaría a desaparecer esa voluntad, entonces automáticamente el universo entero desaparecería.

El mundo comienza cuando D"s lo hace comenzar. Cuando El decide que tiene que haber un mundo. D"s es anterior a la existencia. Y hay seis días de Creación. Veamos primero cuál es el plan, el objetivo del hombre de acuerdo al pensamiento judío. Este tema es muy vasto. Trataremos de brindar aquí aunque sean los más grandes titulares acerca del mismo. Cosa de que podamos tener aunque sea una idea mínima acerca de lo que dice el Judaísmo sobre la existencia, el objetivo, el principio y el fin.



Somos Su Obra Cumbre

Seis días hubo de creación. Y la obra cumbre de D"s, entre todas las criaturas que hizo, fue el ser humano. El ser humano fue creado con una idea y un objetivo determinados. Pero fue creado de tal forma por D"s para que tenga independencia de decisión, a diferencia del resto de las criaturas y de las existencias que no tienen elección.

El asteroide '1997 XF 11' no puede elegir si choca o no con la tierra. La luna no puede, por una decisión propia, variar su órbita. Los elementos orgánicos e inorgánicos tienen una naturaleza eterna, no varían, ni mejoran ni empeoran. Así como fueron creados cumplen con su función. Hay un solo ser que puede desvirtuar su función en la existencia, y es el ser humano.

La gran obra de D"s es el ser humano, porque lo creó con una concepción determinada pero le dio el poder de elegir lo que quiere hacer. Si quiere se corrompe, si quiere se ennoblece, si quiere es bueno y si quiere es malo, si quiere mata y si quiere da vida. No hay nadie que pueda detener al hombre. Esa es la grandeza del ser humano. El libre albedrío y la libre elección.

Cuando D"s creó al hombre, lo creó como un ser espiritual muy elevado, casi como un ángel. Era cuerpo y alma. Así, comentan nuestros sabios en referencia al Génesis, Pero el instinto y la tentación no estaban incorporados dentro de él. O sea que él podía ver el mal y el bien objetivamente.

Nosotros ahora tenemos conflictos psicológicos,nos planteamos -por ejemplo- 'lo hago o no lo hago', paecemos una guerra interior, no sabemos cuál es la verdad, estamos en una duda, eso pasa dentro nuestro.

Cuando el hombre fue concebido por primera vez, en su naturaleza y en su interior era totalmente puro. Y la elección de la maldad estaba fuera de él, no estaba dentro. Luego ocurre que el hombre, seis horas después de haber nacido, comete un pecado. Y ahí se cambia la historia, y se cambian los planes de D"s.

No era una manzana

D"s había creado al hombre para que sea un ser puro y que ennoblezca todo el universo. En vez de enaltecer el universo, a las seis horas de haber sido creado comete un pecado. ¿Cuál pecado? ¿Qué hizo? El único precepto que tenía el hombre para cumplir era el de no comer de un fruto determinado que D"s le había entregado. No era una manzana. Era higo o uva o trigo. Así está escrito. Estos frutos tienen un mensaje profundo en sí, pero eso es otro tema.

El hombre comió de ese árbol y ahí cambió su estructura de vida. Hasta allí el mal y el bien estaban fuera de él, él era puro y podía ver claramente qué estaba bien y qué estaba mal. Hoy los hombres no sabemos a veces, estamos confundidos, acerca del bien y del mal. Dentro nuestro se genera un conflicto, ¿porqué? Porque nuestro gran papá que tuvimos, Adán y nuestra mamá Eva -Javá- a través de ese pecado original han introducido dentro de ellos, el mal.

El mal, ahora, está dentro nuestro. Nosotros podemos luchar contra ese interior, pero la confusión es mayor. Al ocurrir esto, entonces D"s tuvo que cambiar todo el esquema. Es decir había un plan y esto cambió.

Tomemos un ejemplo imaginando una situación del presente: supongamos que viene a la Argentina una empresa que posee ciertos datos: no hay inflación, hay estabilidad, etc. Por lo tanto, juzgan conveniente abrir acá una sucursal e invertir. Invierten un montón de dinero, montan una fábrica y de repente se dan cuenta de que a pesar de que no hay inflación, hay corrupción, frecuentan las estafas cuado no se favorecen intereses políticos. La empresa no va a caminar así. Entonces tienen que cambiar la estructura de la empresa para poder sobrevivir.




Tampoco era un paraíso

Por eso de ahí en adelante comienza otra historia: D"s le dijo al ser humano que se vaya del Gan Edén (llamado comúnmente 'paraíso'), y se marchó de allí. Al respecto, dice claramente el Rambam dice que eso no era un paraíso palpable. Lo que el Génesis quiere decir cuando afirma que el hombre se fue del paraíso, significa que bajó de su nivel espiritual elevado, a uno inferior.

Y en esa situación le dijo D"s al hombre: 'ahora tienes que comenzar un nuevo proyecto para poder recuperar tu estatus original'. Y ése es el Plan de D"s del cual todos somos partícipes. Este Plan es el siguiente: en esta historia que estamos viviendo, la humanidad debe encontrar los caminos para poder volver a enaltecerse como el ser humano era noble en su concepción original.




El Plan de D"s

El Plan de D"s -según nuestra tradición- tiene 6000 años de duración. Esto confunde a algunos que piensan que después de 6000 años todo se va a destruir. Veamos cómo es ese plan.

Ese plan que dura 6000 años está compuesto por tres partes, cada una de 2000 años. El día en el que Adán salió del paraíso comenzó el año 1. Los primeros dos mil años desde aquel acontecimiento se engloban en el primer período, conocido como el de los 2000 años del abismo (o de la confusión).

El segundo período, de los 2000 años posteriores, se lo denomina el período de los 2000 años de espiritualidad (elevación). Y los últimos 2000 años, de los cuales nosotros somos protagonistas, se llaman los 2000 años del fin del proyecto.



O sea: 1- período del abismo; 2- período de la espiritualidad; 3- período del fin del proyecto. Cada uno es un período de 2000 años.




El compromiso de Abraham

El proyecto está diseñado de tal forma que tiene que tener éxito, la pregunta es cómo. Los primeros 2000 años comienzan con Adán y concluyen cuando el patriarca hebreo, Abraham -Abraham Avinu- cumple 52 años de edad. Cuando nació el patriarca hebreo Abraham la fecha era de 1948 años desde la creación del mundo, y cuando cumple 52 años de edad, se cumple entonces el primer período de los 2000 años de confusión. En estos 2000 años el hombre había pecado, se había alejado de D"s, no reconocía a D"s, no era noble ni espiritual ni generoso. Todas las virtudes que ennoblecen al hombre habían desaparecido.

Hubieron ciertas personas en la historia que sí actuaron en consecuencia con el proyecto de D"s de volver a ennoblecer al hombre. ¿Cuáles eran esas personas? Noaj, su hijo Shem, Ever, Enosh eran tzadikim -puros- pero no tenían la influencia necesaria como para poder transmitir esa fe o ennoblecimiento (o ideología pura) que tenían, a los demás seres humanos. Es por eso que se destruyó el mundo con el diluvio. Y quedó Noaj.

Y hasta que no nació Abraham y cumplió los 52 años de edad no hubo nadie en el mundo que pudiera enseñar cuál es el sentido de la existencia del hombre, cuál es el objetivo. Abraham ya era creyente, pero cuando cumple 52 años de edad asume una responsabilidad. Y dice: 'a partir de ahora yo me comprometo a difundir el verdadero sentido de la existencia humana en todos los seres humanos'. Y ahí emprende Abraham una campaña proselitista: 'Abraham atraía a los hombres, y su esposa Sará, atraía a las mujeres, enseñándoles'. Ahí comienzan los segundos dos mil años que describimos como de la elevación espiritual.

Son dos mil años en los que parte de la humanidad se tiene que preparar para enseñarle al resto cuál es el sentido de la existencia. Y ahí comienza Abraham su tarea, junto a él también Itzjak, Iaakov y otros, generándose un grupo más grande. Hasta que llega un momento en el cual se establece un pueblo entero que toma como misión hacerle recordar a la humanidad cuál es el sentido de su existencia.

Pasaron dos mil años más; y ese período se clausura con el Talmud. El Rabí Iehudá Ha Nasí que era un gran sabio, filósofo y legislador judío, un gran legislador judío, compagina y compila la Mishná en el año 4000 de la Creación. O sea que desde Abraham -año 2000 de la Creación- hasta Rabí Iehudá Ha Nasí, en el año 4000 de la Creación, se establecieron los 2000 años de la elevación espiritual, se dieron los conocimientos necesarios al mundo para que entienda cuál es nuestro sentido en la historia.

Luego de esos años, llegamos a los 2000 años que están en curso, que llamamos Los 2000 años del fin del proyecto. Esto significa que en estos 2000 años tiene que ocurrir el hecho trascendental del retorno del hombre a su original posición de elevada espiritualidad.

O sea, que tenemos que terminar de vivir con nuestras debilidades materiales, nuestros intereses, nuestra codicia, nuestra mezquindad espiritual y tenemos que comenzar a volver a vivir como fue concebido el hombre en el momento en que fue creado: puro, elevado, bueno.

Por ello tenemos que ver -de acuerdo a lo que que está escrito en el Judaísmo- cómo es ese proceso. Y cómo vamos a quitarnos de encima el mal que está incorporado dentro nuestro y expulsarlo fuera.



El Mashíaj

Durante estos dos mil años del tercer período, se supone que es la época del Mashíaj. El Mashíaj es no sólo una persona, sino que es una persona que representa un resurgimiento espiritual de la humanidad. Cuando la humanidad resurja espiritualmente, va a aparecer una persona que va a guiar a esa gente hacia ese estado original de elevación.

En cualquier momento de estos dos mil años, puede aparecer el Mashíaj. Cuando llegue el Mashíaj y retomemos nuestro estado original, ahí concluye el objetivo en el cual nosotros estamos involucrados, que es el de volver al estado original. Cuántos años pasaron de esos últimos dos mil años del proyecto ... estamos en el 5760, o sea que han pasado 1760 años en los que no pasó aún nada de lo esperado porque el hombre no se elevó.

Así, tenemos los elementos que han sido construidos entre el 2000 y el 4000; son elementos útiles para construir la verdad y abocarnos a nuestro objetivo, pero sin embargo el hombre no se ha despertado todavía.

Cuánto queda... quedan 240 años para que el hombre vuelva a retomar el estado anterior. El proyecto divino se va a concretar, al final D"s tiene que volver al hombre a su estado original, no tiene otra alternativa. Pero el hombre va a elegir cómo volver a ese estado original. Todo está programado pero el hombre es quien decide cómo se proyecta.

Podemos ilustrarlo tomando un ejemplo de la vida cotidiana. Así, como cuando un arquitecto ordena dónde construir una columna. Pero el material y el color, si esa columna puede representar un peligro o un beneficio para los albañiles que lo van a construir, eso depende de los albañiles que van a llevar a cabo la tarea; aunque la decisión previa haya sido del arquitecto. O sea que D"s es el arquitecto del mundo.




Como los días de la Creación

Hay un versículo en 'Teiním' que dice que: 'Mil años son para Ti, D"s como un día de ayer'. Lo que quiere decir este versículo es que mil años -de D"s- son como un día de la Creación. Tengamos siempre presente que el Pueblo de Israel, o sea los descendientes de Abraham tiene la misión universal de transmitir al mundo cuál es el sentido de la existencia.

Aquel que quiera conocer la perspectiva o la historia del mundo, que se fije en los días de la Creación.

Allí vemos entonces una correspondencia, entre estos días de la Creación y los 6 milenios del proyecto. Dado que el 1° milenio se corresponde con el 1° día de la Creación, el 2° milenio con el 2° día, el 3° milenio con el 3° día, el 4° milenio con el 4° día, el 5° milenio con el 5° día y el 6° milenio con el 6° día de la Creación. En el Midrash se relata acerca del 6° día de la Creación, en el cual fue creado el hombre.

Es importante detenernos en este 6° día. Es útil precisar que, cuando el mundo se creó, el 6° día tuvo exactamente 12 horas de día y 12 horas de noche, no como actualmente en que la duración del día y de la noche depende de la estación del año )invierno, verano, etc.). Porque el eje de la tierra que hoy está inclinado 23° hacia el polo norte, en ese momento histórico estaba derecho. Esa inclinación ocasionó más tarde ciertas variaciones en los horarios de la tierra.




Hora a hora

En el 6° día de la Creación, las primeras doce horas no ocurrió nada. Respecto de las segundas doce horas, dice el Midrash lo siguiente: desde la cero hora (el día comienza con la noche) hasta las doce horas no pasó nada. Luego, en la 1° hora (que sería la hora trece del 6° día), D"s juntó el polvo de la tierra con la cual iba a crear al hombre; en la 2° hora le dio la forma, en la 3° hora hizo aparecer en el hombre sus órganos y sus músculos; en la 4° lo dotó del espíritu divino; en la 5° hora lo hizo parar sobre la tierra. Esto es algo muy interesante: calculemos la 5° hora a qué año corresponde de nuestra Era. Cada día son mil años, por lo que las doce primeras horas (la mitad del día) son quinientos años. Cada hora dura 41,6 años. La 5° hora (41,6 x 5 = 208) nos va a dar 208. Si sumamos a 5500 años estos 208, nos va a dar el año 5708. A qué fecha corresponde ese año, en el calendario gregoriano, al año 1948.




El Estado de Israel

En ese año del 1948 (en verdad, 5708, del calendario hebreo), ocurrió un acontecimiento especial con el pueblo descendiente de Abraham, que iba a ser el mensajero del objetivo de la humanidad. El acontecimiento fue la creación del Estado de Israel.

Y la creación del Estado de Israel, más allá de los aspectos políticos, quiere decir que ese pueblo descendiente de Abraham vuelve a poner sus pies en esa tierra. ¿Qué dice el Midrash escrito hace dos mil años? ¿Qué hizo D"s con el hombre en la 5° hora? Lo puso en la tierra, sobre sus pies.

Y ahí encontramos una correlación. Donde vemos que aparece como si fuera ya predestinado, un proyecto. Un proyecto para ayudar a la humanidad a encontrar su camino.

Pero la de 1948 no ha sido la primera vez que el pueblo judío vuelve a su tierra. ¿Cuántas veces volvimos a nuestra tierra? Tres veces. La primera fue cuando salimos de Egipto. La segunda vez, cuando vinimos de Babilonia con la aliá a Israel, de Esraim y Jemiá, construyéndose el segundo Beit Ha Midrash. Y la tercera vez fue ésta, en 1948.

El pueblo que descendía de Abraham estaba predestinado a volver a su tierra y así ocurrió.

Esto estba ya señalado en los seis días de la Creación. Cómo vuelve el pueblo, eso depende de nosotros, como en el ejemplo que vimos del arquitecto y los albañiles respecto a la construcción de la columna. Es un proyecto divino, pero somos nosotros, los seres humanos, quienes le damos forma.




Desde los días de milagros

En el primer retorno a la tierra de Israel, los judíos se fueron de Egipto en un hecho en el que acaecieron milagros. Se abrió el mar, hubo plagas, conquistaron a los enemigos, no tuvieron bajas, comían mal en el desierto pero tenían un pozo de agua que no los abandonaba. Todo fue una serie de milagros. Y fueron ellos, los judíos, los que conquistaron la tierra y se liberaron de Egipto.

Pero durante el segundo retorno de los judíos a Israel, las características fueron distintas. Salieron de Persia -que antes había sido Babilonia- y que estaba bajo la monarquía del rey Ciro el grande.




Y este retorno ya no fue el producto de un espíritu heroico como el que los caracterizó en su anterior restablecimiento en Israel.

Sino que fueron a Israel con el permiso de Ciro el grande. El fue quien permitió a los judíos que vuelvan a su tierra y construyan el templo. La mayoría de los judíos se quedaron en Persia y no fueron a Israel. No hubo el entusiasmo ni la gloria del primer asentamiento del pueblo de Israel en su tierra.

Y el último establecimiento en Israel, en 1948 tampoco fue el producto de milagros. Nosotros, de acuerdo a nuestro nivel espiritual, estamos o no entregados a los acontecimientos naturales. Cuando hubo un gran apego a la fe, entonces también D"s ayudaba a los judíos con los milagros.

La misión en el mundo del pueblo judío es justamente la de apegarse a la fe. Pero cuando se alejaba de esa fe, entonces desaparecían los milagros y el pueblo se entregaba a los acontecimientos naturales. De todas maneras, el proyecto se estaba realizando.

Y en 1948, aparentemente, no hubieron milagros. Y hasta hoy a Israel le está costando mucho sacrificio mantenerlo. Hay bajas, problemas políticos, problemas sociales. Que se vea o no la existencia de este proyecto de vida depende de nosotros, de nuestra fe. Lo que enseña el judaísmo es que existe un proyecto divino sobre nuestra existencia que consiste en volver a la originalidad de la grandeza del hombre con la que fue concebido al proyecto.




Volver a los orígenes

Si hay un proyecto, tiene que haber un fin. Pero no es un fin en el sentido de destrucción universal, como se piensa que podría producirlo un asteroide o una guerra nuclear.

Se trata de un fin en tanto concepto de 'objetivo' y no de 'final'; el objetivo es que en el final volveremos a nuestra condición original. Cómo volvemos a ello, depende de nosotros. Si por las buenas y con la ayuda de D"s, porque nos acercamos a El, o por la naturaleza.

Se entrega la naturaleza a los hombres para que solos nos demos cuenta que el mundo se está transformando en un infierno. Y empezamos a comprender que los valores que nosotros consideramos como fundamentales en nuestra vida, no son eso.




Dos profecías

En este siglo, hay dos tendencias. Las que están plasmadas en las antiguas profecías de Zacarías y de Iejezquiel. Estos dos profetas tuvieron dos profecías iguales, pero totalmente contradictorias. Ambos profetizaron sobre el fin de la historia. Pero cuando abrimos el Libro de Zacarías vemos que habla de guerras, destrucción masiva, corrupción moral integral; nos habla de sangre y muerte. Y así se llegará al fin de los días, en el cual el hombre volverá a su estado original.

Y sobre el mismo tema, cuando abrimos el Libro de Iejezquiel (Ezequiel), en éste leemos que el hombre volverá a sus orígenes en un acontecimiento histórico de paz, armonía, unión y felicidad. Entonces, nos preguntamos: ¿Cómo puede ser que dos profetas que están hablando sobre la misma situación en la historia del mundo, se estén contradiciendo tan abiertamente?

Y la explicación es justamente la que dimos: el proyecto se va a realizar. Pero cómo se va a realizar, depende de nosotros.



El último profeta

El último profeta que existió en el mundo, fue Malají. Y en su última profecía dice, en el nombre de D"s: 'He aquí que se acercan los días finales de la historia -vamos a ver si esta historia es el fin del mundo- y mandaré hambre a la tierra. No hambre de comida ni hambre de bebida, sino hambre por conocer la verdad. Sed por conocer la verdad de qué somos, hacia dónde vamos, cuál es nuestro objetivo. Y harán retornar los hijos, los corazones de los padres. Porque si no es así, vendré y destruiré al mundo con la espada'.

O sea que es una profecía que coincide con lo que estamos diciendo: debe cumplirse el objetivo de volver al estado original porque hacemos un esfuerzo de aproximación a las virtudes, la moral, la ética. Y a los valores del hombre, como la familia, la generosidad, la solidaridad. Caso contrario habrá destrucción masiva.

Vale reflexionar que actualmente los psicólogos, sociólogos y expertos en ciencias sociales afirman que hoy son muchos los dirigentes que hablan de la justicia social, la moralidad, que la educación pero que tienen una actitud hipócrita. Porque todo está en los papeles y documentos, pero no en el corazón de los hombres. El hombre por dentro sigue siendo hipócrita. Es el profeta Iejezquiel quien plantea la necesidad de que el hombre logre variar esa tendencia en él. Iejezquiel sostiene que sólo entonces 'los hijos harán volver el corazón de los padres'; de lo contrario se cumplirá lo que dijo Zacarías: que el mundo va a volver a su estado original pero por un proceso de conflicto.

Así como hay dos formas para que una persona se amigue con alguien, o por las buenas o por las malas, sucede con nosotros en la actualidad. Nosotros tenemos que amigarnos con D"s. Tenemos que amigarnos con lo moral y con lo ético.

En la tradición judía D"s representa toda la bondad y la pureza.

Si tomamos un ejemplo de la vida diaria, si vemos a alguien que está enojado con un ser querido, digamos con su padre. O se reconcilia con él por las buenas o lo hace porque realmente está empezando a sufrir. Está peleado. Y no lo puede soportar. Tiene remordimientos, sentimientos de culpa, no puede dormir de noche, empieza a fumar, baja de peso, padece gastritis, etc. Porque ... ¿cómo puede estar peleado con su propio padre? Entonces, o se amiga o al final va a quedar destruido e internado en el hospital. Hasta que le va a pedir a la enfermera que le alcance el teléfono y se comunica con su padre. Cuando ya no pueda más. Así se va a curar. Es decir, que o se cura de una forma, o se cura de la otra.

Entonces vemos que el mundo tiene un proyecto y tiene un objetivo. La pregunta es ahora, si tiene un fin.

Volvimos al estado original, se destruye el mundo y ya está. Podemos plantearnos entonces si sólo fue un juego que hizo D"s que con la humanidad. Hay ciertas religiones e ideologías que consideran que va a haber un apocalipsis, una destrucción total.




La respuesta del Rambam

Veamos lo que dice al respecto el Judaísmo. El Rambam (Maimónides) habla sobre esto en su libro Guía de Perplejos (Moré Ha Nevujim). Y habla sobre la creación y la destrucción del mundo. Y dice lo siguiente: No existe en la concepción judía el criterio de que el universo se va a destruir. El universo nunca se va a destruir. El mundo, la existencia y el universo que D"s creó, son eternos.



Pero, él mismo se pregunta: hay una enseñanza de los sabios que dice que el mundo tiene 6000 años, en relación a los 6 días de la Creación. Y el séptimo, el mundo descansará. Y a esto el Rambam responde que puede descansar, pero no va a desaparecer. Así como nosotros trabajamos seis días y el séptimo descansamos, así como la tierra trabaja seis años y el séptimo descansa, así -afirma- va a suceder con el mundo que, después de seis mil años, va a tener mil años de descanso. Y en el año 7001 comienza de nuevo la actividad. Pero el universo nunca se va a destruir. Según la concepción del Rambam, siempre, por la eternidad existirá el universo. El dice que comparte la opinión de Aristóteles de que el mundo nunca se va a destruir; pero que nosotros los judíos no podemos compartir -de acuerdo a nuestra teología y filosofía- el concepto de Aristóteles de que el mundo nunca tuvo un comienzo. Según el judaísmo el mundo sí tuvo un comienzo.




La Resurrección

Aunque hay algunos sabios judíos que dicen que sí habrá una destrucción universal, el Rambam no opina así. Y dice también el Rambam que los últimos días del proyecto divino van a ser de tal forma que van a resucitar todos los muertos que lo merezcan. Si leemos el Comentario de la Resurrección de los Muertos que escribió -en diez años de trabajo- el Rambam, vemos que allí se ocupa de trece principios éticos. En este Comentario explica las connotaciones científicas y filosóficas de los mismo. Uno de los trece principios que deben necesariamente cumplirse para ser judío y no considerarse fuera o no ser excomulgado, es el de la Emuná (= Fe), según afirma allí el Rambam

O sea que luego de nuestra muerte, nosotros, lo mismo que nuestros antepasados, si lo mereciéramos por nuestra conducta, llegará el momento en que resucitaremos. Aunque el Rambam afirma que no se sabe en qué momento va a ser eso. Y en el final de los días llegará el Mashíaj que va a ayudarnos a esclarecer la mirada y abrir los ojos y la mente, para acercarnos a D"s y poder cumplir con nuestro objetivo de volver al estado original de pureza.




Los números de la destrucción

El mundo no se va a destruir, salvo que el mismo hombre lo destruya. El asteroide no es el problema, el problema está acá, en casa. El hombre está llevando al mundo a la destrucción. Hay al respecto estadísticas muy elocuentes. Según los datos de la Oficina de Control de Armas y de Desarme de los Estados Unidos de América, en el año 1985 el presupuesto militar mundial era de 1 trillón de dólares (¡tiene 12 ceros!).

Es un dinero que podría tener mucho mejor uso si se destinaría a la gente que no tiene para comer ni para vestirse, o para darle educación a quienes no la reciben, o para apagar un incendio en el Amazonas. ¿Quién está destruyendo el Amazonas? Vemos que estamos encaminándonos nosotros mismos en el criterio de que, pese a que hablamos de justicia social, ecología y libertad, hay un trillón de dólares que fueron destinados en 1985 para actividades militares.

Según un dato de la Academia Sueca de Ciencias, en el período de 125 años que se extiende desde el año 1820 al año 1945, murieron por guerras, ataques o conflictos bélicos 56 millones de personas(!).

Hay en el mundo hoy en día 50 organizaciones terroristas; hubo en los últimos años 832 actos terroristas contra ciudadanos comunes. Hay 750.000.000 de personas que están en peligro de morir en el caso de que se arme una guerra nuclear. Y otros cientos de millones van a quedar inválidos, enfermos para toda la vida. Una guerra nuclear eclipsa las chances destructivas de un asteroide que está a cientos de miles de kilómetros de distancia. El problema se halla en nosotros, el problema radica en que nosotros no sabemos encontrar nuestro objetivo.




Contacto directo

Es bueno, que, como individuos tratemos de terminar una carrera, trabajemos como profesionales y lleguemos a puestos decisión, o adquiramos fama. Es bueno porque de ese modo, estamos trabajando para el establecimiento del mundo y D"s quiere que esté establecido. Pero tenemos que tener también otros objetivos. El problema está en que el hombre no toma esto seriamente; tenemos que adquirir conciencia de que debemos hacer algo noble.

No debemos olvidarnos que somos también parte de un proyecto humano-divino; somos hijos de D"s, el está esperando de nosotros una actitud, una reacción, un despertar para que cumplamos con ese proyecto global. No somos -cada uno de nosotros- meros individuos sueltos.

Esto es lo que dice nuestra tradición. Cada uno de nosotros tiene un contacto directo con D"s. Cuando uno está sentado escuchando una conferencia, cuando sale a la calle, cuando toma el colectivo, D"s nos observa para ver cómo reaccionamos y qué conciencia tomamos de cada acto. Y cada acto está en el marco del proyecto que El nos trazó.

Entonces vimos que existe un proyecto y que existe un fin en la vida. Pero ese fin no es la destrucción y el apocalipsis. Según la historia judía -y también según la Kabalá- no va a haber ningún asteroide destructor del universo. No puede haber ningún elemento exterior al hombre que pueda provocar la destrucción del universo. El único que puede provocar la destrucción del universo, es el hombre. El se puede autodestruir.

De todas formas, hay un proyecto que se va a llevar a cabo aunque el hombre se quiera autodestruir. Porque va a llegar un momento en que D"s va a hacer que todo vuelva a su originalidad.




Dos caminos

Tenemos aún por recorrer 240 años para llegar al fin del proyecto; o sea que en estos 240 años tenemos para elegir entre la profecía de Iejezquiel y la de Zacarías. O por las buenas o por las malas.

Retomando el ejemplo de la vida diaria que ya citamos: o nos reconciliamos con nuestro padre o vamos a tener que llamarlo por teléfono desde el hospital. Tenemos dos caminos para elegir.

Hay dos propuestas. Y esto se advierte hoy en el mundo. Que se está dividiendo en dos grupos. Están aquellos que de repente reconocen de vuelta sus orígenes, los valores humanos de la vida. Es el caso de esas personas que fueron hasta allí muy materialistas y de repente se cansaron de ese estilo de vida; entonces se convierten en personas reconcentradas en la espiritualidad. Sea que comiencen a pintar, o que se vayan a vivir a una choza en la selva. ¿Qué es eso? Es la tendencia de hoy en día. O nos hacemos Iejezquiel o nos hacemos Zacarías. O volvemos a los valores trascendentes o seguimos con los valores terrenales y mundanos.

Se están profundizando estas dos fuerzas en el mundo. Y esperemos que ganen las fuerzas del bien. Para que el proyecto que D"s tiene que concluir, concluya con satisfacción y felicidad para el pueblo.

No va a haber fin del mundo. Pero sí hay un fin en el objetivo que se va a realizar. Y eso depende de nosotros.

El Templo de Jerusalem