La Maldiciono del Hombre

¿Qué pasa con los milagros en la vida diaria?

Muchas personas (el 99,99 por ciento) hacen cálculos y piensan lo que van a hacer para que, por ejemplo, les resulte un negocio. Dicen: "Voy a llamar a fulano, voy a concertar una cita, luego hablo con él y le digo esto y lo otro". ¿Saben cuántas variables omite la persona en estos cálculos? ¡Miles! Puede ser que fulano tenga el teléfono ocupado todo el día, que esté descompuesto o se lo cortaron por falta de pago. Puede que no le dé cita, y si le da, olvidarse; sufrir un accidente en el trayecto; llegar tarde porque había "taco" y pierde la cita; o fulano se olvidó de la cita, salió, lo tomaron preso, tuvo un viaje imprevisto, se enfermó... ¡Qué sé yo! Y, si a pesar de todas estas cosas, a la persona le resultó el negoció, dice: "¡Qué inteligente soy!". ¡Aún cuando el negocio le resulte por un lado que ni siquiera imaginó! Esta persona no se da cuenta que los acontecimientos no los maneja él, sino que son manejados desde arriba. Desconoce la verdad y ésta es saber que todo, absolutamente todo, viene de D's.

La palabra casualidad en hebreo se dice "mikré" (M-K-R-H) y con las mismas letras formamos la frase "RaK MiHaShem", tomando en cuenta que en hebreo la letra "Hei" simboliza el nombre de D's, el cual no se puede escribir. "Rak MiHaShem" significa "Solamente de D's". Da para pensar, ¿no?

¿Qué puede hacer una persona para acercarse a la verdad, es decir, para internalizar que todo viene de D's?
El mejor consejo es la Tefilá (ésta es la forma judía y así lo recalca el libro "Mitjab MiEliahu"). ¿Por qué? Porque la Tefilá (oración) fija o internaliza en nuestras conciencias y almas que sólo pidiendo a D's podemos lograr lo que queremos, pues está claro que la naturaleza y sus factores no los manejamos nosotros y no podemos pretender dirigir algo que no podemos controlar.

Dice la Guemará que el sustento de la persona es un milagro tan grande como la apertura del Mar Rojo. Esto no quiere decir que hay milagros difíciles para D's. ¡Jas veshalom! (¡D's no quiera!), porque a Él le da lo mismo abrir el Mar Rojo o hacer llover. La grandeza del milagro está en el reconocimiento que nosotros le damos.

Pensemos en todo lo que hay que hacer para ganar el sustento, y así todo HaShem lo va a mandar igual. Pensemos en aquéllos que se dedican a los estudios y al trabajo con alma y vida, al punto de dedicar todo su tiempo y esfuerzos a ello, endiosando su carrera, sin darse cuenta que ésta es sólo un instrumento para ganarse el sustento en forma "natural"; o sea, para sobrevivir, no para vivir. Esta gente no vive y, desgraciadamente, el tiempo en esta vida es corto para alcanzar a hacer lo que debemos. Es más, la gente que entrega hasta el último minuto a su trabajo, generalmente pierde su relación familiar, no disfruta de ella (ni de sus amigos), aún cuando sus intenciones sean las mejores: que a su familia no le falte nada.

Pueden argumentar que es una Mitzvá (precepto) el ganarse el sustento. Esto se aplica siempre y cuando la persona gane su sustento para estar en buenas condiciones para cumplir Mitzvot y estudiar Tora. Pero se olvidan que la Tora cuenta que D's le dijo a Adam cuando lo echó del Gan Edén (Jardín del Edén): "Bezeat apeja tojal léjem..." (Con el sudor de tu frente comerás el pan...). No dice: "Con el sudor de tu frente durante medio día...", o algo así, que nos defina un límite de tiempo para trabajar. Y si no nos obliga la Tora a un tiempo determinado, deberíamos hacer como los grandes sabios de nuestro pueblo que, a lo largo de la historia, han dedicado el tiempo mínimo al trabajo. (El Jafetz Jayím abría el negocio hasta que ganaba el dinero necesario para subsistir o sustentarse ese día y luego cerraba). No debemos esforzarnos en demasía para obtener el sustento, porque de este versículo se desprende que la carrera ilimitada por lograrlo es una maldición, no una Mitzvá (precepto), a menos que el hombre pueda dirigir esto hacia un camino de Tora, su estudio y la práctica de sus mandamientos. Si no, se producen los efectos antes descritos. Por lo menos debemos tener bien claro que D's es quien nos destina el sustento al margen de nuestros esfuerzos invertidos.


Si no fuera por esta maldición, lo normal sería que, al igual que los animales, no tuviéramos que trabajar para comer, sino estirar la mano y recoger la comida. Pero, merced a esta maldición, la persona debe realizar, por lo menos, un esfuerzo mínimo y confiar ciegamente en que D's le va a proveer todas sus necesidades. Este esfuerzo mínimo va de acuerdo al nivel de seguridad y confianza en D's que tenga cada uno. (En Shabbat no hacemos ningún trabajo y confiamos en que durante ese día D's nos mantiene; no dependemos de nuestro esfuerzo, sino de lo que preparamos antes, todo lo cual podría fallar, pero confiamos en HaShem). Aquí entramos en el tema de seguridad y confianza en D's, lo cual nos desvía de nuestro tema. Pero hay que recordar que estos dos conceptos dependen mucho de comprender y sentir que todo viene de D's, además de saber que no se trata de ser flojo, sino que cada uno se esfuerce lo suficiente como para estar tranquilo que con ese esfuerzo basta para tener éxito o ganar el sustento y no más; y eso varía según cada persona. (Esto no implica lujo, sino solamente sustento).

El esfuerzo de la persona permite que llegue el sustento por vías aparentemente naturales, aunque sea mediante un boleto de lotería (como mínimo esfuerzo) para así dar cabida al libre albedrío, a la posibilidad que el hombre se confunda y/o elija.

Es bueno recordar que en los años 70 se pronosticaba que la comida no iba a alcanzar y que el krill iba a ser el alimento del futuro. Ya no se habla más de eso y en el mundo hay comida para regalar. En Europa se bota comida, de hecho está mal distribuida en algunos países del tercer mundo, pero la población mundial es mayor que en los '70 y la comida realmente sobra. Se trata solamente de un problema de mala distribución.
En el mundo se usa el mínimo de semillas cosechadas para sembrar, el mínimo de luminosidad solar para vivir, el mínimo de aire para respirar. Se necesita sólo un espermatozoide, de entre varios millones, para formar una vida. La Tora cuenta que diariamente caía maná para mil años y sólo se ocupaba la ración para un día y el resto se descomponía. ¿Qué se gana con que haya tanto, si no lo usamos todo? Simplemente con esto HaShem nos enseña que tenemos que reconocer que Él domina la naturaleza y el mundo y entrega todo dadivosamente.

Por lo tanto, el sustento de la persona es en sí un gran milagro y no una cosa "natural" que depende del esfuerzo personal.

Por último, todo el mundo decía que la Tierra era plana. Mucha gente se sacrificó, sufrió y luchó para convencer a todos de que era esférica. Una vez que todo el mundo creyó que tenía esta forma, vieron y comprobaron que es esférica. Igual pasa con los átomos. Nadie ha visto un átomo, pero afirmamos que existen. Podemos concluir que, en vez de decir "ver para creer", tenemos que "creer para poder ver".

El presente articulo fue extraido de la revista "El Kolel" con la autorizacion de sus editores.

El Templo de Jerusalem