Claves para triunfar en el Juicio

La Torá nos revela que las palabras con las cuales nos expresamos establecen la manera en que vivimos. Por esto, Di-s nos aconsejó en ella como conducirnos para mejorar nuestra manera de hablar. De esta manera formamos nuestra conducta, logrando así evitar el odio, la envidia, el enojo, etc y adquiriendo humildad, ahavat Israel (amor entre el pueblo de Israel), pensamientos positivos sobre nuestro prójimo y demás cualidades. "

Mi Hahish hajafetz jaim hoev iamim lirot tov? netzor leshoneja mera" (Tehilim 13, 14) ¿Quién es el hombre que busca la vida el que ama los días y mira para bien? Aquel que aleja su lengua del mal"

¿Por qué aparece la frase "Lirot Tov" (mirar para bien) en este pasuk que habla sobre el cuidado de las palabras? La respuesta es que alejando nuestra boca del mal, podemos reconocer el bien en todas las cosas inclusive lo que aparenta ser negativo. Asimismo nos insta a tratar de ver el bien en nuestros semejantes, poderlos juzgarlos para bien y por ende, lograr amor y armonía. De la misma manera, Di-s se va a comportar con nosotros.

El cuidado de nuestra lengua es la base para todos los preceptos entre el hombre y su compañero. Di-s quiere que haya amor y unión entre cada persona y sus semejantes, como prioridad incluso antes de honrarlo a Él.

La boca es el recipiente principal por medio del cual cumplimos con el objetivo por el cual fuimos creados en este mundo: "Enmendar nuestras conductas y hacernos meritorios de poder percibir la grandeza de Di-s".

Todo el que cuida su boca es como si la transformara en uno de los kelim -recipientes- del Bet Hamikdash. Así como los recipientes del Bet Hamikdash permitían que las ofrendas llegaran al cielo, la boca posibilita que nuestras tefilot lleguen a Di-s. Por medio de nuestras palabras, traemos santidad al mundo: diciendo las brajot antes de comer le damos un valor a los alimentos, con el recitado de las brajot que se dicen bajo la jupá creamos una relación santa entre marido y mujer; asimismo, con la palabra podemos crear una mala imagen de nuestro prójimo, enemistar a nuestros semejantes, crear rivalidades. Con nuestra boca podemos causar un gran daño.

Así como un padre no puede establecer una relación cercana y afectuosa con una persona que desprecia a sus hijos, se aleja Di-s de aquellos que rebajan a los suyos. Di-s solo pide que sus hijos se quieran entre sí, como es la voluntad de todo padre, y no busca escuchar palabras negativas sobre ellos.

Di-s no posa su presencia en un lugar donde hay odio entre sus hijos. El cuidado de nuestras palabras refuerza y profundiza nuestra relación con Di-s, Él que ama a los que aman a su pueblo.

El esfuerzo que emprendamos para corregir nuestra manera de hablar sobre nuestro prójimo, nos convertirá en recipiente para una vida de salud, bienestar y paz.

Como bien sabemos, estamos cercanos al día de Iom Kipur, día en que Di-s borra nuestras trasgresiones. Pero para esto, Él espera de nosotros la decisión firme de enmendar nuestra forma de actuar, en especial la manera de relacionarnos con nuestros semejantes. Comprendiendo que la palabra es tan importante, siendo el puntapié para las demás cualidades, la fuente para traer paz al mundo y el medio más directo para permitir que la presencia Divina pose entre nosotros, tratemos de mejorar en este punto y así Di-s nos mandará dicha, felicidad y armonía.

El Templo de Jerusalem