Origen Gnostico

El origen de los cristianos dista mucho de las leyendas dogmatizadas por los obispos y sumos pontífices romanos. Su nombre es clave y revela el origen que han fracasado en esconder: en hebreo reciben el nombre de “Notzrim” (נֹצְרִים ) que se deriva de la palabra griega “Nazaraioi” una secta gnóstica.


El Dr. Goldstein en la página 149 de su obra “Jesus in the Jewish Tradition” (Ed. McMillan, 1950), comenta que esta secta era llamada por los griegos con el nombre de “nazaraioi” (nazarenos) y sus principales doctrinas consistían en nuevas interpretaciones gnósticas a las que amalgaban elementos judíos tomados del Tanaj. Caius Plinius Secundus (comúnmente referido como “Plinio el Viejo”) da testimonio de la existencia de dicha secta en el panorama religioso del primer siglo de la Era Común. En el libro V de su Naturalis Historia, Plinio indica que este grupo se asentaba en Judea y en Siria (en las ciudades de Hierápolis, Mabog y Bambyx).
Goldstein, haciendo uso no sólo de las fuentes romanas como Plinio, sino de los historiadores griegos, tiene éxito en su investigación (Ídem) y describe cómo la secta de los Nazarenos nació con la expansión griega y macedonia en medio oriente en la época alejandrina y tuvo su clímax durante el periodo de los Jasmoneos localizándose entre los partidarios helénicos que continuaron existiendo siglos después y apoyaron los intereses de Roma en Judea.
El Obispo Filaster (390 E.C), erudito y famoso expositor de lo que las autoridades apostólicas romanas llamaban “herejías”, cuando escribió el “Libro de las Diversas Herejías” exhibe dentro de las 156 sectas a los gnósticos “Nazorei” y los llama “Nazarenos”. Estos son descritos como gnósticos creyentes en el Tanaj, que rechazaban los sacrificios en el Templo, elementos de la Torah y acostumbraban una dieta vegetariana. Su centro geográfico lo constituían las regiones de: Galilea, Siria y Samaria.
También hay otro testimonio antiguo: Epifanio (Adversus Haereses (también conocido como Panarion) XIX. 5, 6) declara:


“Ellos (nazoreanos, nazarenos) no se llamaban a sí mismos “nazarenos” tampoco… existían desde antes de Cristo y no conocían a Cristo… eran judíos por nacionalidad, tenían cierto conocimiento de la Ley de Moisés, pero declaraban que las costumbres (judías) eran ficciones instituidas por los padres (avot). Esta era la diferencia entre los nazarenos y los otros”


Y en el mismo libro, Adversus Haereses XXIX, Epifanio describe a otro tipo de Nazarenos más tardíos y más familiarizados con los dogmas de la Cristiandad Romana.


Volveremos a retomar este punto antes de aclarar algo:
· Los Nazarenos no eran Judíos, sino helenizantes naturales de Judea:
Es interesante que Epifanio los llame “judíos por nacionalidad” pero no lo sean por religión. La causa más probable de esta caracterización es que hayan nacido en Judea, pero no hayan seguido las creencias de los de Judea. No hay contradicción alguna, y un ejemplo sirve para que veamos la complejidad del tema: En el Israel de hoy puede suceder: una familia árabe-israelí puede tener un hijo musulmán, ciudadano Israelí (el Estado Judío), y ello no significa que forzosamente deba ser judío el pequeñito.
“Complejo” no es igual a “Complicado”.
Este artículo no sigue la forma preferida de los expositores Protestantes y Mesiánicos de la actualidad. Ellos se apoyan en citas cortadas de Eusebio y de Jerónimo para afirmar que su origen no es gnóstico, sino sólo una creencia espuria de judaísmo temprano con elementos mesiánicos atribuidos a Jesús. Es triste que no hayan estudiosos más serios entre las filas de los Protestantes y sus sectas Mesiánicas, porque si bien es verdad que tanto Eusebio como Jerónimo (entre otros) exponen la existencia de un grupo judío celoso de seguidores de Jesús, dicha existencia no choca con la existencia paralela de otro grupo más antiguo y con más peso en la historia: los nazarenos (nazaraioi). De los primeros, sabemos por los descubrimientos del Dr. Shlomo Pines respecto al texto de Abd al-jabbar que no creían en Jesús como mesías sino como un buen maestro, tampoco creían en el compendio de libros cristianos (nuevo testamento, o como escriben en el pueril hebreo de los natzratim: kitve talmidim rishonim) y que los pocos individuos que quedaban finalmente se extinguieron en el siglo XI. De los segundos es que pretendemos continuar dialogando:
Una mirada cuidadosa a los escritos de Jerónimo da la respuesta. Los mesiánicos modernos fallan en sólo leer la primera línea y no continuar con el contexto del testimonio de Jerónimo. En su Epístola 79 a Agustino, Jerónimo hace una clara mención de la existencia de dos grupos: “Nazarenos” y “Ebionitas”, y por lo cómo los describe, es claro que ambos tienen elementos judíos, pero uno de ellos cabe más en el perfil mandeísta y el otro en el perfil cristiano con matices hebreos.


El testimonio histórico presentado por Jerónimo y por Eusebio es tardío por más de un cuarto de milenio respecto al de los otros historiadores que hemos presentado aquí, y según varios especialistas (J. de Voragine, T. Aquinas, B. Dubourg, entre otros) no constituye una contradicción sino una presentación de la última etapa evolutiva de los “nazaraioi” quienes como buenos gnósticos, eran maestros del sincretismo ecuménico. (Si desea profundizar este último punto, le recomendamos investigar los evangelios gnósticos de Nag Hammadi y leer “Sincretismo helénico-judío en los textos gnóstico-coptos” de A. Piñero, y “Early Gnostic Christian Secta: Notzrim, Cerdonians, Colorbasians, Gnostic Ebionites, Dositheans”, Books LIc, ISBN 1158245866, 9781158245864).


Una pieza clave de esta realidad es que tanto Eusebio de Cesarea como Jerónimo (siglo IV), mencionan que los Nazarenos (los del siglo IV, claro está) creían en el nacimiento virginal del hijo de Dios y que usaban el NUEVO TESTAMENTO… Si fuesen los nazarenos originales, los antiguos de siglos pasados, ¿cómo creerían en el nuevo testamento si este no se editó y redactó sino por Marción y luego al final por el Concilio de Obispos Romanos muy entrado el siglo IV? Con todo, aún hoy católicos, protestantes, mesiánicos, nazarenos y natzratim guardan celosamente el Canon Romano, lo llaman diferente y lo re-editan múltiples veces según sus cambiantes dogmas.


Retomemos: Epifanio lo confirma: en un espacio de tiempo de aproximadamente 600 años podemos distinguir dos tipos de Nazaraioi: unos gnósticos (me atrevo a llamarlos “los originales”) de vieja data que vivieron en Judea desde la época Jasmonea y con el tiempo anexaron a sus doctrinas un mix de creencias judías (mayormente Qumranitas y Mandeístas sazonadas con un poco de fariseísmo) y de creencias Órficas con carácter mesianista, dando a luz al final (y luego de casi 600 años de sincretismo) un tipo de “nazarenismo” más formado e independiente que resumió su vida en cinco pilares: nuevo orden, mística gnóstica, mesianismo órfico y apocalíptica qumranita.
Estos pilares aún hacen parte de los dogmas cristianos:
1. Nuevo Orden: Hebreos 8:13 “Al decir “nuevo pacto”, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer”.
2. Mística gnóstica: Colosenses 1:17-23 “él es antes que todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia… para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar a todas las cosas en la tierra y en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”.
La revelación mística de la gnosis (conocimiento): Colosenses 1:26 “el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero ahora ha sido manifestado a sus santos”.
3. Mesianismo Órfico: 1 Timoteo 3:16 “E indiscutiblemente grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria”. (Lectura Recomendada: “Orpheus- the Fisher: Comparative Studies in Orphic and Christian Cult Symbolism” (Orfeo el pescador: estudios comparativos del simbolismo en el culto religioso Órfico y Cristiano). Dr. Robert Eisler.)
4. Apocalíptica qumranita: 2 Pedro 3:10 “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán desechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas”. Apocalipsis 20:9 “Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió”.






¿Por qué se llamaban Nazaraioi/Nazarenos?


Porque su nombre deriva de la palabra “Nazara”, un concepto gnóstico básico en lengua aramea que traduce “La Verdad”. El por qué dicho grupo gnóstico se denominaban “nazaraioi” lo encontramos en el Evangelio de Felipe, p. 47:


“Los apóstoles que estuvieron antes que nosotros tenían estos nombres para él: “Yeshua, el Nazoreano, Mesías”. El último nombre es Kristos (Mesías), el primero “Yeshua”, y en el medio está “el Nazoreano”. “Mesías” significa ambas cosas, Kristos y “el medido”. “Yeshua” en hebreo es “la redención”. “Nazara” es “La Verdad”. El Nazareno entonces, es La Verdad. “Kristos”… ha sido medido. El Nazareno y Yeshua han sido medidos.”
(Manuscritos de Nag Hammadi, Evangelios Gnósticos. Codex II, Evangelio de Felipe, p. 47)




No dista en nada de la cristología y las doctrinas contenidas en el Nuevo Testamento:
· Jesús es llamado “La Verdad”: Juan 14:6 “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”.
· Los creyentes en Jesús se proclaman seguidores de “la verdad”: 1 Juan 3:19 “y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguramos nuestros corazones delante de él”.
En resumen, ¿por qué les llamaban “nazaraioi/nazarenos”? Porque como típicos gnósticos afirmaban ser de la Nazara (verdad).
Su creencia en hebreo recibe el nombre de Natzrut que viene del arameo “Nazirutha”:




Nazirutha es el nombre Arameo para la Gnosis Nazoreana. Aquellos entre los antiguos Gnósticos Esenios que poseen el conocimiento secreto con llamados Nazuraiia o Nazoreanos. Los menos iluminados son llamados Mandaiia, que significa “gnósticos”. La verdadera iluminación, sin embargo, fue considerada muy extraña y fue llamada Nazirutha.
-(“The Nazorean Way”. Order of Nazorean Essenes –teaching the ancient Gnosis of Miryai, Yeshu & Mani)


No se les llamó así por la palabra hebrea “netzer” (renuevo) porque la transliteración al griego de la palabra “netzer” NUNCA usa Zeta para transliterar la tzade. El estándar desde la época de los jasmoneos es que la sigma translitera tzade, y la zeta translitera zayin. La interpretación de que se les llama “nazarenos” por la palabra “netzer” sólo nació en el siglo XX entre eruditos evangélicos y mesiánicos… posición muy popularizada, pero evidentemente errónea para todo estudioso serio del griego koiné.
Hay últimamente quienes afirman que “nazaraiois” (nazareinos) viene de Jeremías 31 con la palabra hebrea “notzrim” (renuevos), pero cometen un error garrafal: es cierto que notzrim hace referencia a los renuevos vegetales, pero la palabra específica Notzrim, usada expresamente para designar a los cristianos es un préstamo griego que tiene la mala suerte de sonar igual a “renuevos”. Un caso en español nos puede aclarar este malentendido: puedo decir “vino de París” y las personas pueden entender dos cosas: una bebida de uva hecha en París, o bien, que una persona provino de París. “Vino” se escribe igual, se pronuncia igual, pero no significan lo mismo. Este tipo de palabras se llaman “homófonas”: suenan igual, no significan lo mismo.
Notzrim (renuevos, de “netzer”) y Notzrim (gnósticos) suenan parecido, pero no son lo mismo.


Saulo de Tarso el seductor de Apolos Ha-Notzri: nacimiento de la nueva hegemonía.
Otra palabra que viene al caso: Notzri. En hebreo significa “guardián”, “el que observa” y en el siglo I y II se refería al líder de una secta gnóstica, los mandeístas.



El Mandeísmo nació en las riberas del Jordán en el siglo I. Su fundador fue Yochanan ben Zechariyah, llamado Juan Bautista y Yohanan HaMatvil en el mundo cristiano. El nombre “mandeísmo” deriva de la palabra aramea Manda (מנדע) que traduce “Conocimiento” y su equivalente en griego: Gnosis (Γνωσις). Los mandeístas (gnósticos) eran llamados “Nazaraioi” (personas de la nazara -verdad).
El gnosticismo mandeísta, además de los rituales de purificación aparentemente judíos, reúne en su cuerpo de doctrinas elementos zoroástricos de los misterios y mitos de la redención.
Lidzbarski, R. Karl Bultmann y Reitzenstein sostienen la teoría de que el Cristianismo surgió a partir de ésta secta. En un principio, como reconocen Hipólito e Ireneo, Juan Bautista fundó un grupo baptista de corte apocalíptico que proponía una vida cínica, alejada del mundo y de su influencia pagana que consideraban la raíz de todos los males y la causa principal de la corrupción en las religiones y en la metrópoli de Jerusalén del siglo I. Sus opiniones respecto al judaísmo fariseo y saduceo eran muy iguales a las opiniones de los esenios, aunque sólo de principios y opiniones básicas respecto al panorama político y religioso de la Judea del siglo I, porque en realidad, más adentro sus dogmas eran incompatibles e irreconciliables: los mandeístas eran (valga la redundancia, su nombre lo indica) gnósticos, mientras que los esenios eran fanáticos judíos fundamentalistas y siempre se opondrían al gnosticismo pues es una ideología helenizante.
En su tiempo, los discípulos de Juan Bautista eran más conocidos que los de Jesús, y los relatos en los evangelios del Nuevo Testamento indican que formaban grupos aparte pues cierto día, mientras aún estaba preso Juan Bautista, encomienda una delegación de los suyos ir hasta donde estaban Jesús y sus discípulos a preguntarle sobre la posibilidad de que sea “el que habríamos de esperar”. El libro de los Hechos (cap. 18 verso 24) comenta un relato de encuentro entre ambas escuelas que nos da la oportunidad de ver el momento en el que se mezclaron:


“Llegó entonces a Éfeso un judío llamado Apolos (los manuscritos coptos y armenios le llaman “Apelles” y el Codex Bezae, “Apollonius”), natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las escrituras. Éste había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan”.




La ciudad de Alejandría, en Egipto, era cuna prolija de judeo-gnósticos que inspirados por los coqueteos que Filón hizo a la filosofía griega, ahondaron en el misticismo helénico y re-interpretaron el Tanaj para igualarlo a los mitos griegos. En este medio se debió desenvolver Apolos, de quien dice Hechos que era judío, aunque la veracidad del dato es muy cuestionable y lo más seguro es que fue una añadidura de los editores del siglo IV con ánimo de contrarrestar a los judíos y por eso cometieron el error infantil de decir primero que “solamente conocía el bautismo de Juan”, pero luego contradecirse diciendo que Apolos “demostrando… que Jesús era el Mesías”. Otra evidencia de la falsedad del dato (era “judío”) es su nombre: Apolos. ¿Qué judío se atrevería a llevar el nombre de un dios griego? El comentario de Barnes al respecto (Barnes’ Notes on the Bible, Acts XVII. 24) es que seguramente se trataba del hijo de conversos griegos, cuya conversión fue posterior al nacimiento y nombramiento del niño (Apolos). A pesar de sus esfuerzos, la interpretación de Barnes es insípida, simplista y ciertamente forzada.
Continuando con esta investigación, el panorama nos va permitiendo esclarecer el misterio detrás de este personaje: primero, a todas luces era helenista, su nombre Apolos lo demuestra. Y segundo, era versado y educado ÚNICAMENTE en el bautismo de Juan. Los únicos cuyo perfil concuerda con esas características son los mandeístas.
Apolo, el nozri, el mandeísta (gnóstico) se encontró con Saulo en Éfeso y fue atraído a sus enseñanzas helenizantes, encontrando en él a un amigo misionero predicador de la luz mística y del conocimiento. De hecho, su nombre opacado por el modo en que fue relatada la historia neotestamentaria no hace fácil para el lector darse cuenta de la inmensa importancia que tiene este personaje en la evolución nazoreana. Fue tan importante en sus tiempos que incluso “rivalizaba” con Pablo en sus masivas campañas de proselitismo ecuménico; escribe este último:


“Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales? ¿qué es Pablo y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído… Yo planté, Apolos regó” (1 Cor. 3:4-6. Reina-Valera, 1960).


Y la misma carta demuestra que a pesar de compartir doctrinas y ser afines, aún no había compenetración emocional entre ambos, como escribe:


“Acerca del hermano Apolos, mucho le rogué que fuese a vosotros con los hermanos, mas de ninguna manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero irá cuando tenga oportunidad.” (1 Cor. 16:12. Reina-Valera, 1960).


Saulo, como buen herodiano, helenista y gnóstico amante del sincretismo, ve en Apolos y en el grupo de nazaraioi (nazarenos) una oportunidad de catapultar sus planes religiosos con fines ecuménicos y por ello le incluye dentro del movimiento como un Hermano: el “hermano Apolos”. Su preocupación por el uso estratégico que le puede significar Apolos es elevada y responde al por qué en su misiva a Tito (el “verdadero hijo en la común fe”. Tito 1:4) menciona la encomienda de su adoctrinamiento de manera muy especial:


“A Zenas, intérprete de la ley, y a Apolos, encamínales con solicitud, de modo que nada les falte” (Tito 3:13).


Tito era el representante de Saulo de Tarso en Creta y el encargado de “encaminar” a las personas claves que este consideraba de utilidad en sus aspiraciones, como dice al comienzo de la carta:


“Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé” (Tito 1:5).




¿Qué importancia podía encontrar Saulo de Tarso en Apolos y en su gente? El Mandeísmo (movimiento gnóstico de Juan Bautista) era cientos de veces más popular que el “krestianismo” de Pablo, y este no podía dejar desaprovechar la oportunidad de unificar las corrientes gnósticas inspiradas en lo hebreo. Apolos era esencial para su plan. Encaminar a Apolos en el krestianismo era asegurar el éxito de su misión, pues detrás de Apolos vendría su gente.
Todo parece indicar que los planes de Pablo dieron resultado: atrajo a Apolos, se hizo un lugar importante entre las sectas gnósticas que conformaban la “Común Fe” (Tito 1:4) y con la ayuda de sus partidarios fue concentrando sobre sí mismo y sus delegados el poder y primacía entre las “iglesias” (eklesias) del mar gnóstico que estaban diseminadas por el mediterráneo. Al final de su vida, los seguidores del herodiano Pablo también fueron llamados “seguidores de nazara (verdad)”, nazarenos (nazaraioi) y relegaron a los pocos mandeanos que quedaron sin adherirse a ellos.
Hechos 24:5, al comienzo del final de la vida de Saulo, muestra que Apolos (el nozri, líder de los nazaraiois, mandeanos) cayó en las sombras del olvido y una nueva figura se alzó como Líder de la Secta de los Nazaraioi/Nazaraion (o por lo menos fue así según la historia neotestamentaria):




“Porque hemos hallado que este hombre es una plaga, y promotor de sediciones entre los judíos por todo el mundo, y Cabecilla de la Secta de los Nazareos (nazaraion).”




Es algo diferente a lo que nos indica otra pista del libro de Hechos: los discípulos de Jesús eran llamados “krestianos” (personas de la piedad) (Hechos 11:26, 26:28 y 1 Pedro 4:16), ¿por qué ahora en Hechos 24:5 no dice “cabecilla de la secta de los krestianos” sino “de los nazaraion”? Porque es más que evidente que Saulo el tricéfalo se apropió de gran parte del movimiento mandeísta (quienes le precedían en fama y reconocimiento), los incluyó en el suyo y llegó a ser reconocido como cabeza de los famosos “nazaraion” (nuevos krestianos). Justo como hace algunas décadas ocurrió con Hitler: de ser líder de un pequeño movimiento de extrema derecha, congregó sobre sí mismo a varios grupos políticos afines, los centralizó, y de la impopularidad política creó la fama casi de la noche a la mañana poniéndose a sí mismo como centro, un sol alrededor del cual girarían los demás astros: la unión hizo la fuerza.
Fue de esta forma que se mezclaron los krestianos y los populares nazaraion (nazaraioi), pero el monopolio de la nueva religión gnóstica del herodiano Saulo de Tarso no llegó a su anhelado imperio sino casi cuatro siglos después, luego de una larga lucha contra los “herejes”, es decir, contra las restante sectas gnósticas mesianistas con afinidad hebrea que se resistían a incorporarse al krestianismo (cristianismo) católico (universal) apostólico (paulino) y romano. Con la llegada de Constantino y el impulso que el imperio dio a los obispos cristianos se hizo realidad el sueño de Saulo:
“Un solo Señor, Una sola Fe, Un solo bautismo” (Efesios 4:5)
El Dr. Shlomo Pines, traductor de Tathbit Dala'il Nubuwwat Sayyidina, muestra lo que dice el folio 73a:




Él (Pablo de Tarso) habló a los romanos del ascetismo, la gracia y los milagros de Jesús y las personas lo escucharon. Sin embargo, si uno considera que él negó las enseñanzas religiosas de Yeshu y adoptó las costumbres de los romanos, uno debe venir a la conclusión que el Natzruth (נצרות) o nazarenismo se volvió Romanizado (ar. Tarawwamu; بالحروف اللاتينية )…




Minim: cristianos (gnósticos) y sus gilyonim
Según la Mishna, todos los grupos sectarios contrarios a la tradición judía y considerados como peligrosos para el pueblo eran llamados “Minim” (Sectarios). (Lewish N. Dembitz, “Jewish services in synanogue and home”. Pág. 32. Arno Press. 1975). Entre ellos se contaban los partidarios de la fe Nazirutha (nazarenos, mandeístas) y los Tzedokim (Saduceos) que deseaban introducir al judaísmo reformas, novedades y “modernizaciones” (Ohr Somayach. Hadrash ve ha Iyun, Parasha Ajarei Mot-Kedoshim, 6 de Iyar 5758).
El relato del libro de Hechos comenta que Saulo de Tarso atrajo sobre sí a muchos de los seguidores del Jesús histórico (de quien casi nada se sabe hoy) y eran llamados “Secta” (Hechos 24:5). Ya habíamos visto que la Mishna lo dice, y para que no haya excusa de que es un invento judío, también confirmamos del Canon Romano que eran llamados Sectarios (Minim).
Sobre todos ellos, los sectarios (minim: saduceos, nazarenos y otros helenistas) fue compuesta una bendición añadida al rezo de la Amida. La Birkat HaMinim, rezo que implora a Hashem la maldición sobre los “Minim” (heréticos) fue introducida en los tiempos helénicos cuando los choques entre judíos y helenistas llegaron a su peor momento, y fue usada también sobre los Saduceos y sobre los Nozrim (nazareos, nazarenos, notzrim) como lo evidencia el manuscrito hallado en la Genizah del Cairo (Sidur. Versión palestina del Shmoné Esré) que hoy es conservado por Genizah Project y clasificado como Fragmento TS-8H24.5:


“Que para los herejes no haya esperanza, y que pronto y en nuestros días desarraigues el reino de la arrogancia; y que los Nazarenos (nozrim) y los Sectarios (Minim) perezcan en un instante; arráncalos del libro de la vida y que no entren con los justos. Bendito Tú, Hashem, que humillas los arrogantes”.


Debido a la censura y persecución cristiana la palabra “Nozrim” (notzrim: nazarenos) no llegó a nuestros sidurim, no obstante, su intención no fue borrada, sigue viva aunque silente. La cristiandad común siguió su evolución gnóstica de sincretismo ecuménico apartándose de acechar a los judíos para convertirlos (excepto en dos puntos: la Inquisición y ahora en nuestros días con el nacimiento de las sectas misioneras que se llaman mesiánicos, nazarenos y natzratim) y por esta razón sólo hoy renace la preocupación para proteger a Israel de los misioneros que intentan desmembrar al pueblo metiendo extraviándolo de la Torah a través de sus nuevas sectas cristianas (una amenaza tan grave que es considerada asesinato de almas).
Jeronimo (Ep. 112.13; Comm. In Esaiam 5.18, 49.7 y 53.5) y Epifanio (Panarion 29,9) confirman que fue usual que los judíos se protegieran de las incursiones misioneras (gnósticas y de otras corrientes) elevando rezos donde imploraban la maldición y destrucción de los nazarenos.
Así mismo, la aversión a sus libros fue enorme. Eran llamados “Gilyonim” (un jocoso término hebreo que significa “sin-valor” y suena parecido al griego “evangelion” –evangelios). Respecto de ellos está escrito:


"Los Gilyonim (evengelios) y los libros de los Minim (nazarenos) no se deben rescatar del fuego (en shabat) aunque en ellos se hallen escritos nombres de D-s. Rabbi Iose el Galileo dice: “en días de semana, los nombres de D-s deben ser cortados, y el resto deben ser quemado”. Rabbi Tarfon dice: “Lo juro por la vida de mis hijos que si caen en mis manos (los libros), los he de quemar junto con los nombres de D-s que contengan”. Rabbi Ishmael dice: …los libros de los nazarenos, que causan enemistad, celos y peleas entre Israel y Su Padre Celestial… no deben ser salvados del fuego, así como tampoco deben salvarlos del peligro o de caídas, o incluso si caen en agua…”


(Tosef., Shab. xiii. 5 [ed. Zuckermandel, p. 129]; comp. Shab. 116a; Yer. Shab. 15c, 52; Sifre, Num. 16).


Estos libros solo sirven para mostrar sus inconsistencias y usarlos para el propósito opuesto para el que fueron escritos y así salvar judíos de las trampas misioneras.


Nazarenos (krestianos): un nuevo pueblo Efraimita.
El judaísmo abraza a los prosélitos, pero no es una fe misionera. Al prosélito se le hace pasar por un largo tiempo de exhaustivo estudio y práctica para que al final, cuando él mismo se sienta preparado, se presente al tribunal rabínico, pase el examen (puede tardar varios días, dependiendo del caso), sea circuncidado (o si es circunciso se le realiza hatafat dam brit), se sumerge en la mikve y posteriormente recibe su certificado de conversión.
Los nazarenos comparten sólo un ritual: inmersión. Para ellos no es necesario tanto estudio (sólo lo básico) ni circuncisión… basta con un ritual rápido de inmersión en agua que remede pobremente la costumbre judía: el bautismo. Así lo estipuló Felipe, el misionero que convirtió y bautizó en una nueva fe a un etíope después de una brevísima charla (Hechos 8:35-38). Con todo, es seguro que el rito nazareno fue un paupérrimo remedo de las ceremonias de pureza ritual comunes entre fariseos y sobre todo entre esenios.




Marcos (16:16) pone en palabras de Jesús el fundamento del bautismo nazareno (gnóstico) como rito místico de iniciación para obtener la “salvación”:


“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”


El fundamento nazoreano (nazareno) de este ritual es la base de la entrada al “nuevo pueblo”, los llamados a formar una nueva comunidad sagrada de vida en la verdad (nazara), como escriben:


El Camino Nazoreano (nazareno) tiene una ceremonia especial (Inmersión) que representa la iniciación al Camino de Paz.
-(“The Nazorean Way”. Order of Nazorean Essenes.)


Y escribe el Evangelio gnóstico de Felipe:


“El Bautismo incluye la resurrección y la redención… Aquellos que dicen que primero morirán y luego resucitarán están en un error. Si ellos primero no reciben la resurrección mientras vivan, entonces morirán y no recibirán nada. Así también cuando ellos (talmidim: los discípulos) hablan del Bautismo, dicen: “el Bautismo es una gran cosa”, porque si las personas lo reciben, entonces vivirán”
(Manuscritos de Nag Hammadi, Evangelios Gnósticos. Codex II, Evangelio de Felipe,)




No dista en nada de lo que enseñó en sus epístolas gnósticas el mago Saulo de Tarso:


Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva.


(Efesios 6:4)
Los iniciados y nuevos miembros de la secta no eran considerados formalmente parte de ella a no ser que fuesen sumergidos según el rito místico que contenía entre otras cosas la invocación de los poderes elevados (Mateo 28:19) y el nombre del nuevo mesías órfico (Hechos 2:38).
Una vez consolidada la pertenencia al grupo, se les adoctrinaba en una nueva identidad ficticia que creó Saulo de Tarso. Este, guardando profundo rencor contra los judíos por el rechazo que mantenían contra su familia herodiana y edomita, ideó la venganza: “si los judíos no me quieren ni me creen, entonces reemplazaré a los judíos”. Más tarde esto recibió el nombre de “Teología del Reemplazo” (Supersesionismo).


Hayyim ben Yehoshua, (“Refuting Missionaries”, Part 1.) escribe al respecto:


El movimiento Notzri fue particularmente popular entre los judíos samaritanos… Los Samaritanos hacían énfasis en su descendencia parcial de las tribus de Efraim y Manasés


Lo más asombroso es que esta misma enseñanza (efraimismo) continúa siendo abanderada entre los recién fundados misioneros. Mesiánicos y Natzratim afirman ser “verdadero Israel” que reemplazan a los “judeanos” ya que (según sus retorcidas mentes) ellos son los hijos de Efraim.

Conclusiones:
El cristianismo (en todas sus formas: desde catolicismo hasta natzratim) es un gnosticismo romanizado en todo sentido: sus principios de fe y dogmas son gnósticos, su mística es gnóstica, sus ritos son gnósticos (sea que los disfracen de latín o hebreo). Este es un tema poco abordado en los foros religiosos, pero confiamos que el presente documento motive a los lectores de habla hispana a investigar y ahondar en él.
Esperamos que este documento ayude a prevenir la actividad misionera que amenaza a todos los judíos.

El Templo de Jerusalem