Simjat Torá







Simjat Torá regocijarse y festejar”. 

Precisamente éste es el motivo central de Shminí Atzeret, el deleite, el gozo, el pasar bien y con sentido, compartir con la gente querida, pues es lo que el Eterno declaró que desea que haga el pueblo judío en este día en particular. 
En verdad, la Torá pide que llevemos una vida agradable, plena y positiva todos los días, pero el día marcado en especial es esta festividad. Así como todos los días son para recordar la libertad y trabajar por ser libre, pero Pesaj es la festividad que marca y inmortaliza con mayor fuerza este compromiso.

Con el paso de los años se añadió a nuestra Tradición un festejo por concluir el ciclo de lectura anual de Torá y su inmediato reinicio, hecho que celebramos en Simjat Torá. (Aquellas comunidades que siguen el ciclo trienal de lectura celebran una vez cada tres años). 
Es la costumbre extraer los rollos de la Torá del Arón y bailar con ellos en la sinagoga. Antes se hacen las hakafot, la procesión de siete vueltas alrededor de la mesa de lectura de la Torá. 
Otra de las tradiciones más bellas de esta ocasión es que todos pasan a bendecir la Torá, son convocados a una aliat haTorá, incluso los menores de edad (en grupo y acompañando a un mayor de bar mitzvá).

Sucot

"Habla a los hijos de Israel y diles que el día 15 de este mes séptimo será la fiesta de los Tabernáculos celebrada a Hashem, durante siete días."(Vaikrá / Levítico  23:34)

Cada uno de nuestros moadim -celebraciones solemnes- poseen distintos planos de comprensión.
Hoy podemos aprender un poco acerca de un mensaje de vida que contiene la celebración de Sucot.
El hecho de pasar a morar en una Sucá durante una semana nos permite la oportunidad para cortar la rutina de nuestras existencias; hacer un pequeño recreo a lo que es cotidiano.
Y, ¿qué se podría conseguir con esta breve interrupción?
Quizás, que evaluemos de un modo apropiado lo que es lo normal en nuestra vida, y que precisamente por su normalidad, no sabemos (o podemos) valorarlo.
Quizás nos brinda la ocasión para que apreciemos lo afortunados que somos por lo poco o mucho que nos toca disfrutar.
Es indudable que un buen número de personas reconocen y estiman lo que tenían, sólo cuando lo han perdido... pensemos por ejemplo en la salud, ¿no nos recordamos de la prevención, y de todos los procedimientos para vigorizarnos, precisamente cuando estamos enfermos?
¿No apreciamos a la persona que estaba junto a nosotros cuando ya no lo está?
Para que no valoremos a las personas o a los objetos cuando ya no están con nosotros, es que (también) Sucot nos avisa: "recuerda que la vida es efímera, y que lo que consideras imperecedero puede acabar... aprovecha el ahora para disfrutar y crecer".
Sucot además nos permite recordar que no somos lo que poseemos, ni los títulos, ni la fama... sino que vamos haciéndonos más allá de lo que materialmente y circunstancialmente nos rodea.
Podemos aprovechar la Sucá como un lugar para visitar durante una semana, o una puerta para llegar a conocernos un poco más a nosotros mismos.

El Templo de Jerusalem