Purim Adar 14/ 5770 / Febrero 28 2010

Corría alrededor del año 360 AEC (según cronología tradicional, aproximadamente 520 AEC según cronología occiental), el mundo estaba dominado por el poderosísimo imperio Persa.
De un extremo al otro del mundo Persia dominaba.
Entre las naciones sojuzgadas estaba la judía, que se encontraba dispersa entre los 127 estados y provincias del Imperio. También la tierra de Israel estaba bajo posesión persa.


El jefe de tan magno imperio era un torpe a la vez que malévolo emperador, Ajashversosh se llamaba, tal como es recordado en la memoria milenaria judaica.

Por saberse inepto para el gobierno, coloca como primer ministro plenipotenciario al hombre más capacitado para controlar los bienes del imperio, para desarrollar la economía, para aumentar el poderío de Persia.
Ubica a Aman, descendiente de la nación de Amalek, como primer ministro.
Éste era un hombre perverso, pero muy hábil para los juegos de la política y la diplomacia. Mezlaba con calidad la presión con la apariencia de bondad.
Era allegado al poder, se regodeaba con los poderosos, manipulaba con maestría los destinos del imperio.
A pesar de todo su poderío, interiormente era un ser oscuro, a causa de su enfermizo odio hacia los judíos y desprecio por el monoteísmo del Eterno, y también por su baja autoestima, que lo llevaba a inflar su ego artificialmente.

Los judíos que estaban exilados en el imperio no discernían el mal que se les avecinaba.
Confiados en sus décadas de residencia entre sus opresores, se habían acostumbrado a su vida diaspórica. Llamaban “único hogar” a las tierras de su desolación, adoptaban la cultura local con buen ánimo y sin inmutarse por la creciente asimilación que los estaba consumiendo.
El ideal de Sión estaba apagado, la idea de la redención nacional parecía un mito de abuelas, el apego a la tradición judaica era consdierado por muchos como muestras de arcaísmo, de algo ridículo y pasado de moda.
En silencio, hasta con admiración, se admitía por la mayoría de los dirigentes el insulto que se profería en contra del judaísmo y de las cosas del Eterno. Y en esa onda conducían a sus seguidores.

Por supuesto, había un núcleo de personas justas, temerosas del Eterno, apegados a la Torá, conscientes de su identidad espiritual, cumplidoras de los preceptos, adeptos a la bondad y la justicia.
Este núcleo era encabezado por Mordejai, un rabino y líder nacional político de los judíos en Persia.
Pero incluso él tenía que conciliar su ferviente adhesión a su identidad con la realidad circundante. Sin variar un ápice de lo halájico, lo legal, pero siendo flexible en lo que pudiera serlo.

Como es un resumen, continuaremos siendo breves.

Amán orquestó el primer plan de “la solución final del problema judío”.
Era sencillamente brillante en su maldad y perfeccion genocida.
El plan ya estaba en marcha.
Lentamente los judíos fueron perdiendo su identidad, en parte por propia responsabilidad, en parte por el medio en el que se encontraban.
Ahora también perderían ciertos derechos, hasta que finalmente perderían todos la vida.

¿Te lo imaginas?
Tú, tus padres, tus hijos, tu esposa/o, tus hermanos, tus vecinos, todos, pero todos los judíos que conoces (y los que eran anónimos para ti) morirían un día.
Sin salida, sin negociación, sin escape.

La sentencia estaba echada sobre la nación judía.
El edicto malvado ya había sido sellado y firmado por el emperador.
Nada, aparentemente nada, podría detener la inminente masacre.

Los asesinos tenían casi un año para ultimar los detalles del genocidio.
Tenían tiempo suficiente para solucionar esos aspectos que no podían quedar librados al azar.
Todo estaba preparado para la solución final… todo…

En tanto, el Eterno había ocultado Su rostro, que metafóricamente significa que permitía que la historia se desarrollara según sus carriles lógicos. Si debía haber una matanza global, ésta ocurriría, el Eterno no intervendría para detenerla.
No habría plagas, como las que detuvieron al poderoso faraón.
No habría milagros evidentes, deslumbrantes manifestaciones del poder inusitado del Eterno.
Pasaría lo que tendría que pasar.

Pero, aunque el Eterno tenga Su rostro oculto, aunque el milagro parezca ausente, Él no abandona ni deja desamparado a Israel.
El pueblo judío, la niña de “Sus ojos”, nunca es entregada completamente a los lobos que desean su destrucción.
Podrán caer millones de santos y justos, pero la nación santa prevalece.
Así también fue en aquella remota época.

El milagro oculto se llamaba Ester, una señora judía que había sido desposada a la fuerza por el emperador.
Ella mantenía también oculto su rostro, ya que no había confesado su nacionalidad ni su identidad.
A ojos del emperador Ester era una chica persa, con sus costumbres y formas de vida.
Pero ella era judía, era familiar directa de Mordejai, era la que podría traer la salvación a los judíos.

En asuntos palaciegos finalmente Ester manifiesta su judeidad al emperador, al tiempo que “por casualidad” Amán era defenestrado de su poder y emergía el sol del noble Mordejai.
No contaremos la historia, esto es un resumen, si deseas conocerla tienes la Meguilat Ester a tu disposición, léela, estúdiala… es uno de los cuatro preceptos que los judíos tenemos para Purim.

Finalmente Amán es colgado en la horca que había preparado para Mordejai.
Su familia fue aniquilada, a causa de su rebelión en contra del rey.
Los judíos recibieron ayuda estatal para defenderse de sus enemigos, y tras cruenta batalla los judíos vencieron a sus enemigos.
Mucha sangre corrió esos días por Persia. Sangre de inocentes judíos que morían defendiendo su vida; y la sangre de corruptos asesinos, que morían a causa de su odio en contra de los sacerdotes del Eterno, de su odio en contra de los judíos.

Mordejai quedó en el cargo de primer ministro.
Ester mantuvo su sitial de reina principal, incluso fue madre del siguiente emperador de Persia.
Para los judíos fue una época de terror que se trastoco en una de Luz y alegría.

El holocausto fue detenido, también el holocausto blanco de la asimilación.
Reverdeció el ideal de Sión, el amor por la Torá, la adhesión a los preceptos.

Jag sameaj Purim

Lashón hara

El Talmud pregunta: ¿por qué fue destruido el Templo Sagrado? Porque las personas hablaron "Lashón hará" (comentarios negativos sobre otras personas) unas de otras. Entonces, dijo el Jafetz Jaim (siglo XX, el codificador de las leyes de lashón hará), abstenerse de los chismes es la única y más efectiva manera de reparar el daño y traer así la Redención.

El habla es la herramienta de la creación - a través de ella podemos construir individuos y el mundo. Podemos alabar, alentar y dar seguridad a otros. Al hacer sentir a otro importante, nosotros lo construimos, como si dijésemos: "tu existencia es necesaria". Esto es vigorizante.

Por otro lado, el habla también puede ser usada para destruir. Palabras como "tú no vales nada", borran la autoestima de una persona. Como dice el rey Shelomó: "la vida y la muerte están en manos de la lengua" (Proverbios 18:21). Son incontables los preceptos que puede realizar con el habla, así como los sufrimientos que podemos ocasionar si la utilizamos inadecuadamente. Podemos usar nuestra boca para conciliar a aquellos que se hallan en discordia, para enseñar a los demás a hacer el bien y a alejarse del mal y apegarse a la verdad. El Talmud (Arajin 15b), explica que el habla negativa es incluso peor que la espada - puesto que mata a muchas personas, incluso desde una gran distancia.

Más allá de la destrucción individual, todos nosotros hemos visto el poder del chisme - un rumor vicioso - que rompe relaciones personales, familias, e incluso comunidades enteras.

Por supuesto, así como la Torá prohibe hablar Lashón hará, también se nos prohíbe escucharla. Al escuchar una conversación negativa nosotros alimentamos el vicio y nos desensibilizamos del efecto que tiene en otros.

Muchas personas cometen el error de pensar que la prohibición de lashón hará - conversación negativa - se limita solamente a decir cosas falsas y mentiras. Pero eso no es así. Mentir es otra prohibición, expresada en Éxodo 20:13, 23:7.

Lashón Hará, es la prohibición de decir cualquier cosa negativa o despreciativa sobre otra persona - incluso cuando es verdad.

Frecuentemente, al Lashón hará se lo encierra en un armario de racionalizaciones. No importa si las palabras son dichas tácitamente o son sobreentendidas. Si el mensaje puede ser interpretado negativamente, entonces se está violando la prohibición de hablar Lashón hará.

Sé consciente de situaciones potenciales donde puede llegar a haber lashón hará y detenlas antes de que comiencen. Las reuniones están particularmente llenas de chismes: "Oh, ¿has escuchado sobre tal y tal…?".

El Talmud dice que el cuerpo humano fue construido para ayudar a la persona a abstenerse de hablar lashón hará. Mientras que los humanos tienen dos ojos, dos oídos y dos fosas nasales - tenemos sólo una boca como un recordatorio de que debemos minimizar nuestra conversación.

"El Poder del Habla"

Un hombre habló rumores sobre otra persona. Un tiempo después se arrepintió de lo que hizo, y fue al rabino a preguntarle cómo podía remediarlo. "Ve al negocio y compra una bolsa de semillas" - le dijo el rabino - "luego dirígete a un gran campo abierto y esparce las semillas al viento. Luego de hacer esto, regresa a mí en una semana". El hombre hizo lo que le dijo el rabino y después de una semana regresó al mismo para saber cuál era el próximo paso a seguir. "Ahora" - dijo el rabino - "vuelve al campo y recoge todas las semillas". "Pero" - protestó el hombre - "aquellas semillas se han esparcido y han llegado a lugares remotos! Yo nunca podré encontrarlas a todas. Muchas incluso han echado raíces!". "Exactamente" - explicó el rabino - "ahora tú entiendes. Cuando nosotros hablamos mal sobre otra persona, el efecto es amplio y llega lejos. Y su daño nunca puede ser completamente remendado".

"La pluma es más fuerte que la espada...", y las palabras pueden causar más dolor que cualquier arma.

La Torá dice que el dolor más grande en este mundo es la vergüenza. Aquel que avergüenza a otra persona y hace que se ruborice es juzgado como si hubiese derramado sangre. Y aquel que avergüenza a otra persona y hace que su cara se torne blanca y carente de sangre es comparado con un asesino.

Considera todos los pequeños comentarios que hacemos todo el tiempo a nuestros padres, esposos, compañeros de trabajo o a los hijos. Una palabra mal escogida, con enojo, puede causar un daño grande en la relación. Es por eso que el Talmud sugiere la fórmula para tener una vida larga y buena: No existe mejor consejo que el silencio.

Al darle una guía para un lenguaje adecuado al pueblo judío, D's también nos ha dado un gran regalo - la llave para vivir en paz conjuntamente.

El lenguaje óptimo es la herramienta para prevenir y neutralizar el enojo, la amargura y la envidia que comúnmente existe entre la gente. El buen lenguaje implica amor, bondad y armonía, que unen al pueblo judío unos con los otros y finalmente con D's.

Aprender a usar este lenguaje "Casher" es una inversión que vale mucho. Los beneficios para uno y para los demás hacen que el lenguaje "Casher" sea una ganancia completa.

"Imagínate a una persona caminando por la playa y de repente sale una ola que deja muchos diamantes en la costa". "¿Acaso tal persona -aunque fuera millonaria- se detendría de recoger los diamantes porque son demasiados para cargar?" "Es igual con el hablar bien". "Nada más porque es muy difícil cuidarse de no hablar Lashon Hara no vas a tratar de hacer lo posible"? "El Midrash dice que por cada momento que la persona habla correctamente le cae una luz tan preciosa que ni siquiera los ángeles lo entienden".

¿El Fin Del Mundo?

Vamos a ocuparnos de un debate filosófico que ha existido a través de la historia en todos los ámbitos intelectuales. Y que habla sobre la posible o eventual destrucción del mundo en que vivimos, o sea, el fin del mundo o el 'apocalipsis' como algunos lo llaman.

La palabra 'apocalipsis' viene del idioma griego, y significa 'ocultamiento'. Este ocultamiento se puede interpretar en el aspecto literal o en el aspecto figurativo. El elemento que está oculto es en general el elemento apocalíptico. Pero, ¿para qué se utiliza generalmente la palabra 'apocalipsis'?... Se utiliza para hablar del fin del mundo, de la destrucción del mundo, porque es un concepto que está oculto a los ojos del ser humano.

No sabemos si existe o no, el fin. Hay un libro en el Nuevo Testamento, de la religión cristiana que justamente se llama 'Apocalipsis' y que trata sobre el fin del mundo. Hay muchas religiones y muchas otras ideologías que sostienen también que habrá un momento en que todo dejará de existir.



El asteroide que preocupa

La idea que nació para adentrarnos en este tema en la charla de hoy, viene de la lectura que muchos habrán hecho sobre la llegada de un asteroide, llamado '1997 XF 11' que ha amenazado recientemente a todos nosotros. Un grupo de científicos norteamericanos descubrieron que este asteroide va a pasar cerca de la tierra quizás para abril del 2000. Según los cálculos que hicieron en función de la posición en la que se encuentra, la velocidad que tiene y la dirección que lleva, se llegó a descubrir que va a volver a pasar por la tierra 28 años después de la primera vez. Pero la 2° vez, aparentemente va a pasar muy cerca de la Tierra. Este asteroide mide 1,6 kilómetros de diámetro, o sea, más o menos unas 16 manzanas de las calles de una ciudad.

No es mucho. Digamos que cae una piedra de 16 manzanas en algún lugar. Si cae en el océano, por ejemplo, ni nos vamos a enterar. Si cae en la mitad de la ciudad, en cambio, la cosa ya es distinta.

Sin embargo el alerta de los científicos que ganó la primera plana de los diarios en muchas capitales del mundo, era como que podía ocasionar el fin del mundo. Resulta que este asteroide no es una piedra común, es un material rocoso muy fuerte, muy poderoso, que está viajando a treinta mil millones de kilómetros por segundo, según lo describió el 'Times' en su edición del 23 de marzo de 1998.

Este asteroide va a 60.000 kilómetros por hora. Y a esa velocidad, con la masa que tiene y con el material que está compuesto, de chocar con la tierra puede provocar una explosión de 300.000 megatones, que equivalen a 20 millones de veces la fuerza de la bomba que arrasó una ciudad entera como Hiroshima.

Hagamos un hipotético dibujo: una ciudad en el mapa -como la citada Hiroshima- es un puntito. En ese puntito hagamos veinte millones más. O sea que ocupará toda la tierra o más que la tierra. Esto se debe al efecto, al material y a la velocidad que tiene este asteroide.



La incógnita de los científicos

'Baruj Ha Shem' -gracias a D"s-, ya se sabe con seguridad que este asteroide no presenta ningún peligro para la tierra. Porque se siguió investigando esto, y los científicos llegaron a la conclusión de que pasará muy lejos de la atmósfera y no representa ningún peligro.

Pero se abrió una incógnita para los científicos. No hay un asteroide que está volando solo por el espacio. Hay millones de asteroides. Hay asteroides que miden 40 kilómetros de diámetro, otros son prácticamente como pequeños planetas.

Millones de asteroides que vuelan a toda velocidad por el espacio. Inclusive se ha calculado que el impacto de otros asteroides si chocan con la tierra, puede ser totalmente destructivo. Entonces los científicos conocen, entienden y consideran que es muy probable que algún día uno de estos asteroides choque con la tierra.

Pero gracias a la inminente llegada del citado '1997 XF 11', los científicos ya se están preparando para poder evitar cualquier impacto de un asteroide con la tierra. El Times describe lo que se está haciendo al respecto. En los Estados Unidos ya se están elaborando los presupuestos para utilizar la energía nuclear (bombas atómicas o misiles atómicos) para que cuando se esté acercando el asteroide en dirección a la tierra, se lleve a cabo una explosión cerca del curso del asteroide. Entonces se lo desvía y de esa forma la tierra se salva.

Millones de asteroides pueden chocar con la tierra. En el espacio hay lluvias de asteroides. Hace poco un asteroide chocó con el planeta Júpiter y provocó una explosión nuclear en dicho planeta. Y se pensaba que lo mismo podría ocurrir en la tierra. Pero ya sabemos que dentro de veintiséis años este asteroide no va a chocar con la Tierra.

Pero hay algo que realmente llama la atención. En la misma nota de la prestigiosa revista norteamericana, un científico de la la Universidad de Los Angeles, el Dr. Morrison dice que un ataque de asteroides podría tener lugar con mucho menos de treinta años de aviso. En realidad -sostiene- el tiempo de aviso más probable sería cero.

O sea que es posible que algún asteroide choque con la Tierra y no tengamos tiempo para poder evitarlo.

Mucha gente cuando escuchó esto, se reforzó en aquella creencia de que se está por acercar el fin del mundo, que se aproxima la destrucción del universo.




La opinión del Judaísmo

Ahora bien, ¿qué opina nuestra tradición respecto al final del universo o la destrucción de la existencia?

La pregunta se lleva a cabo en diferentes niveles y circunstancias. Pero casi todos nos planteamos si es posible que algún día el mundo se destruya. ¿Es lógico que el mundo se destruya alguna vez?

Hay diferentes opiniones. Hay quienes sostienen que se va a agotar la energía solar y que podría desparecer la tierra. Aunque estamos hablando del mundo, como sinónimo del universo y no sólo de nuestro planeta. Pero de acuerdo con ese criterio, lo que va a desaparecer sería la tierra, que vive del sol. Incluso puede aparecer otra estrella que supla al sol. Pero lo cierto es que el agotamiento de la energía solar y la desparición de la tierra, aún no significa que desaparezca toda la existencia.




El filósofo griego Aristóteles pensaba, de acuerdo con la cultura y la información de su época, que el universo nunca se va a destruir. Aunque vale aclarar que él no tenía el dato que poseemos hoy: las estrellas son elementos de gas que en un momento determinado se apagan. Pero Aristóteles decía que nadie nos contó nunca que la iluminación del sol haya disminuido. Ninguna generación precedente nos contó cosa parecida, lo que prueba que el mundo es estático y que no ha de tener ninguna alteración; por lo que, nunca se va a destruir.

Algunos siglos después, un eminente filósofo judío, Isaac Abarbanel sale al cruce de la afirmación del gran pensador heleno. Afirma que la prueba que aquel presenta no es contundente y contradice su afirmación. Porque -sostiene- es posible que esté disminuyendo el poder del sol pero dada la gran distancia que tenemos de él, no lo advirtamos.

De una bola de fuego tan grande como es el sol, nosotros no podemos percibir si está disminuyendo o no el poder de calor que emana.




Hay un plan

Ahora bien, qué dice el Judaísmo sobre el fin del mundo. Habla sobre un proceso del mundo. El mundo tiene un comienzo, un proyecto y un plan. Esto es lo que tenemos que analizar antes de entrar a ver qué dice el judaísmo sobre el fin del mundo. ¿Existe un plan y un proyecto que diseñó D"s para nosotros? ¿O estamos acá de casualidad, a la deriva, sin un objetivo, sin una meta? Lo primero que se debe hacer es analizar cómo observa el Judaísmo la existencia del mundo. Como un plan o como que D"s lo hizo y queda así a la deriva, sin un proceso que se tenga que realizar. Esto es lo que queremos analizar. Acá no estamos por casualidad.

Sí, hay un plan. El Judaísmo aclara bien en sus textos sagrados, en la Biblia, en el Talmud, en nuestra tradición oral, que hay un plan muy preciso sobre el Universo. Sobre el universo total, no hablamos solamente de la Tierra.

¿Cómo fue la historia del comienzo del mundo? Si nos preguntamos si hay un fin, debemos primero preguntarnos también si hubo un comienzo. El judaísmo sostiene que hubo un comienzo. Contrariamente a lo que decía Aristóteles, quien planteaba que el mundo siempre existió y que nunca hubo un comienzo. O sea, que el filósofo griego adhería a la teoría de que el mundo es eterno, sin principio ni fin. Esta teoría, con el paso del tiempo, fue perdiendo importancia incluso en el mundo científico.

Hoy los científicos creen más en la ya famosa teoría del big bang. O sea, que todo se originó con una enorme explosión de una masa muy pequeña y energía condensada. Se produjo entonces una explosión que generó la existencia del universo: de la Tierra, de las estrellas, del cosmos. Según esta teoría tan difundida actualmente por el mundo científico, todo lo que existe nació del big bang.

Aristóteles analizaba los conceptos en función de los elementos que se tenían en su tiempo; los elementos que se tienen hoy -telescopios, aparatos, etc.- y la experiencia que tiene el hombre, le da actualmente la capacidad de comprender de que el mundo comenzó alguna vez.




El comienzo del mundo

Lo que dice el judaísmo es que el mundo tuvo un comienzo. Y así lo aclara otro gran filósofo judío, el Rambam que dice que el mundo comenzó una vez.



Y la Torá, en el Génesis nos relata cómo comenzó el mundo. Que fue cuando D"s dijo que se haga la luz, que se haga la tierra, que se dividan las aguas, que florezcan los árboles, que aparezcan los animales, el hombre, las estrellas, el cosmos. D"s quiso que el mundo exista. El hecho de que D"s quiso que el mundo exista, el querer de D"s se transformó en una realidad materializada, concreta.

Estamos aquí porque D"s quiere; si D"s lo quiso en un principio y si todavía nosotros estamos acá, hablando, comiendo, bebiendo y viviendo es porque todavía D"s sigue queriendo que el mundo exista. En el Judaísmo se comprende la existencia del mundo porque hay 'retsón ha Shem' (= voluntad de D"s). Si hay voluntad de D"s de que el mundo exista, existe. Si llegaría a desaparecer esa voluntad, entonces automáticamente el universo entero desaparecería.

El mundo comienza cuando D"s lo hace comenzar. Cuando El decide que tiene que haber un mundo. D"s es anterior a la existencia. Y hay seis días de Creación. Veamos primero cuál es el plan, el objetivo del hombre de acuerdo al pensamiento judío. Este tema es muy vasto. Trataremos de brindar aquí aunque sean los más grandes titulares acerca del mismo. Cosa de que podamos tener aunque sea una idea mínima acerca de lo que dice el Judaísmo sobre la existencia, el objetivo, el principio y el fin.



Somos Su Obra Cumbre

Seis días hubo de creación. Y la obra cumbre de D"s, entre todas las criaturas que hizo, fue el ser humano. El ser humano fue creado con una idea y un objetivo determinados. Pero fue creado de tal forma por D"s para que tenga independencia de decisión, a diferencia del resto de las criaturas y de las existencias que no tienen elección.

El asteroide '1997 XF 11' no puede elegir si choca o no con la tierra. La luna no puede, por una decisión propia, variar su órbita. Los elementos orgánicos e inorgánicos tienen una naturaleza eterna, no varían, ni mejoran ni empeoran. Así como fueron creados cumplen con su función. Hay un solo ser que puede desvirtuar su función en la existencia, y es el ser humano.

La gran obra de D"s es el ser humano, porque lo creó con una concepción determinada pero le dio el poder de elegir lo que quiere hacer. Si quiere se corrompe, si quiere se ennoblece, si quiere es bueno y si quiere es malo, si quiere mata y si quiere da vida. No hay nadie que pueda detener al hombre. Esa es la grandeza del ser humano. El libre albedrío y la libre elección.

Cuando D"s creó al hombre, lo creó como un ser espiritual muy elevado, casi como un ángel. Era cuerpo y alma. Así, comentan nuestros sabios en referencia al Génesis, Pero el instinto y la tentación no estaban incorporados dentro de él. O sea que él podía ver el mal y el bien objetivamente.

Nosotros ahora tenemos conflictos psicológicos,nos planteamos -por ejemplo- 'lo hago o no lo hago', paecemos una guerra interior, no sabemos cuál es la verdad, estamos en una duda, eso pasa dentro nuestro.

Cuando el hombre fue concebido por primera vez, en su naturaleza y en su interior era totalmente puro. Y la elección de la maldad estaba fuera de él, no estaba dentro. Luego ocurre que el hombre, seis horas después de haber nacido, comete un pecado. Y ahí se cambia la historia, y se cambian los planes de D"s.

No era una manzana

D"s había creado al hombre para que sea un ser puro y que ennoblezca todo el universo. En vez de enaltecer el universo, a las seis horas de haber sido creado comete un pecado. ¿Cuál pecado? ¿Qué hizo? El único precepto que tenía el hombre para cumplir era el de no comer de un fruto determinado que D"s le había entregado. No era una manzana. Era higo o uva o trigo. Así está escrito. Estos frutos tienen un mensaje profundo en sí, pero eso es otro tema.

El hombre comió de ese árbol y ahí cambió su estructura de vida. Hasta allí el mal y el bien estaban fuera de él, él era puro y podía ver claramente qué estaba bien y qué estaba mal. Hoy los hombres no sabemos a veces, estamos confundidos, acerca del bien y del mal. Dentro nuestro se genera un conflicto, ¿porqué? Porque nuestro gran papá que tuvimos, Adán y nuestra mamá Eva -Javá- a través de ese pecado original han introducido dentro de ellos, el mal.

El mal, ahora, está dentro nuestro. Nosotros podemos luchar contra ese interior, pero la confusión es mayor. Al ocurrir esto, entonces D"s tuvo que cambiar todo el esquema. Es decir había un plan y esto cambió.

Tomemos un ejemplo imaginando una situación del presente: supongamos que viene a la Argentina una empresa que posee ciertos datos: no hay inflación, hay estabilidad, etc. Por lo tanto, juzgan conveniente abrir acá una sucursal e invertir. Invierten un montón de dinero, montan una fábrica y de repente se dan cuenta de que a pesar de que no hay inflación, hay corrupción, frecuentan las estafas cuado no se favorecen intereses políticos. La empresa no va a caminar así. Entonces tienen que cambiar la estructura de la empresa para poder sobrevivir.




Tampoco era un paraíso

Por eso de ahí en adelante comienza otra historia: D"s le dijo al ser humano que se vaya del Gan Edén (llamado comúnmente 'paraíso'), y se marchó de allí. Al respecto, dice claramente el Rambam dice que eso no era un paraíso palpable. Lo que el Génesis quiere decir cuando afirma que el hombre se fue del paraíso, significa que bajó de su nivel espiritual elevado, a uno inferior.

Y en esa situación le dijo D"s al hombre: 'ahora tienes que comenzar un nuevo proyecto para poder recuperar tu estatus original'. Y ése es el Plan de D"s del cual todos somos partícipes. Este Plan es el siguiente: en esta historia que estamos viviendo, la humanidad debe encontrar los caminos para poder volver a enaltecerse como el ser humano era noble en su concepción original.




El Plan de D"s

El Plan de D"s -según nuestra tradición- tiene 6000 años de duración. Esto confunde a algunos que piensan que después de 6000 años todo se va a destruir. Veamos cómo es ese plan.

Ese plan que dura 6000 años está compuesto por tres partes, cada una de 2000 años. El día en el que Adán salió del paraíso comenzó el año 1. Los primeros dos mil años desde aquel acontecimiento se engloban en el primer período, conocido como el de los 2000 años del abismo (o de la confusión).

El segundo período, de los 2000 años posteriores, se lo denomina el período de los 2000 años de espiritualidad (elevación). Y los últimos 2000 años, de los cuales nosotros somos protagonistas, se llaman los 2000 años del fin del proyecto.



O sea: 1- período del abismo; 2- período de la espiritualidad; 3- período del fin del proyecto. Cada uno es un período de 2000 años.




El compromiso de Abraham

El proyecto está diseñado de tal forma que tiene que tener éxito, la pregunta es cómo. Los primeros 2000 años comienzan con Adán y concluyen cuando el patriarca hebreo, Abraham -Abraham Avinu- cumple 52 años de edad. Cuando nació el patriarca hebreo Abraham la fecha era de 1948 años desde la creación del mundo, y cuando cumple 52 años de edad, se cumple entonces el primer período de los 2000 años de confusión. En estos 2000 años el hombre había pecado, se había alejado de D"s, no reconocía a D"s, no era noble ni espiritual ni generoso. Todas las virtudes que ennoblecen al hombre habían desaparecido.

Hubieron ciertas personas en la historia que sí actuaron en consecuencia con el proyecto de D"s de volver a ennoblecer al hombre. ¿Cuáles eran esas personas? Noaj, su hijo Shem, Ever, Enosh eran tzadikim -puros- pero no tenían la influencia necesaria como para poder transmitir esa fe o ennoblecimiento (o ideología pura) que tenían, a los demás seres humanos. Es por eso que se destruyó el mundo con el diluvio. Y quedó Noaj.

Y hasta que no nació Abraham y cumplió los 52 años de edad no hubo nadie en el mundo que pudiera enseñar cuál es el sentido de la existencia del hombre, cuál es el objetivo. Abraham ya era creyente, pero cuando cumple 52 años de edad asume una responsabilidad. Y dice: 'a partir de ahora yo me comprometo a difundir el verdadero sentido de la existencia humana en todos los seres humanos'. Y ahí emprende Abraham una campaña proselitista: 'Abraham atraía a los hombres, y su esposa Sará, atraía a las mujeres, enseñándoles'. Ahí comienzan los segundos dos mil años que describimos como de la elevación espiritual.

Son dos mil años en los que parte de la humanidad se tiene que preparar para enseñarle al resto cuál es el sentido de la existencia. Y ahí comienza Abraham su tarea, junto a él también Itzjak, Iaakov y otros, generándose un grupo más grande. Hasta que llega un momento en el cual se establece un pueblo entero que toma como misión hacerle recordar a la humanidad cuál es el sentido de su existencia.

Pasaron dos mil años más; y ese período se clausura con el Talmud. El Rabí Iehudá Ha Nasí que era un gran sabio, filósofo y legislador judío, un gran legislador judío, compagina y compila la Mishná en el año 4000 de la Creación. O sea que desde Abraham -año 2000 de la Creación- hasta Rabí Iehudá Ha Nasí, en el año 4000 de la Creación, se establecieron los 2000 años de la elevación espiritual, se dieron los conocimientos necesarios al mundo para que entienda cuál es nuestro sentido en la historia.

Luego de esos años, llegamos a los 2000 años que están en curso, que llamamos Los 2000 años del fin del proyecto. Esto significa que en estos 2000 años tiene que ocurrir el hecho trascendental del retorno del hombre a su original posición de elevada espiritualidad.

O sea, que tenemos que terminar de vivir con nuestras debilidades materiales, nuestros intereses, nuestra codicia, nuestra mezquindad espiritual y tenemos que comenzar a volver a vivir como fue concebido el hombre en el momento en que fue creado: puro, elevado, bueno.

Por ello tenemos que ver -de acuerdo a lo que que está escrito en el Judaísmo- cómo es ese proceso. Y cómo vamos a quitarnos de encima el mal que está incorporado dentro nuestro y expulsarlo fuera.



El Mashíaj

Durante estos dos mil años del tercer período, se supone que es la época del Mashíaj. El Mashíaj es no sólo una persona, sino que es una persona que representa un resurgimiento espiritual de la humanidad. Cuando la humanidad resurja espiritualmente, va a aparecer una persona que va a guiar a esa gente hacia ese estado original de elevación.

En cualquier momento de estos dos mil años, puede aparecer el Mashíaj. Cuando llegue el Mashíaj y retomemos nuestro estado original, ahí concluye el objetivo en el cual nosotros estamos involucrados, que es el de volver al estado original. Cuántos años pasaron de esos últimos dos mil años del proyecto ... estamos en el 5760, o sea que han pasado 1760 años en los que no pasó aún nada de lo esperado porque el hombre no se elevó.

Así, tenemos los elementos que han sido construidos entre el 2000 y el 4000; son elementos útiles para construir la verdad y abocarnos a nuestro objetivo, pero sin embargo el hombre no se ha despertado todavía.

Cuánto queda... quedan 240 años para que el hombre vuelva a retomar el estado anterior. El proyecto divino se va a concretar, al final D"s tiene que volver al hombre a su estado original, no tiene otra alternativa. Pero el hombre va a elegir cómo volver a ese estado original. Todo está programado pero el hombre es quien decide cómo se proyecta.

Podemos ilustrarlo tomando un ejemplo de la vida cotidiana. Así, como cuando un arquitecto ordena dónde construir una columna. Pero el material y el color, si esa columna puede representar un peligro o un beneficio para los albañiles que lo van a construir, eso depende de los albañiles que van a llevar a cabo la tarea; aunque la decisión previa haya sido del arquitecto. O sea que D"s es el arquitecto del mundo.




Como los días de la Creación

Hay un versículo en 'Teiním' que dice que: 'Mil años son para Ti, D"s como un día de ayer'. Lo que quiere decir este versículo es que mil años -de D"s- son como un día de la Creación. Tengamos siempre presente que el Pueblo de Israel, o sea los descendientes de Abraham tiene la misión universal de transmitir al mundo cuál es el sentido de la existencia.

Aquel que quiera conocer la perspectiva o la historia del mundo, que se fije en los días de la Creación.

Allí vemos entonces una correspondencia, entre estos días de la Creación y los 6 milenios del proyecto. Dado que el 1° milenio se corresponde con el 1° día de la Creación, el 2° milenio con el 2° día, el 3° milenio con el 3° día, el 4° milenio con el 4° día, el 5° milenio con el 5° día y el 6° milenio con el 6° día de la Creación. En el Midrash se relata acerca del 6° día de la Creación, en el cual fue creado el hombre.

Es importante detenernos en este 6° día. Es útil precisar que, cuando el mundo se creó, el 6° día tuvo exactamente 12 horas de día y 12 horas de noche, no como actualmente en que la duración del día y de la noche depende de la estación del año )invierno, verano, etc.). Porque el eje de la tierra que hoy está inclinado 23° hacia el polo norte, en ese momento histórico estaba derecho. Esa inclinación ocasionó más tarde ciertas variaciones en los horarios de la tierra.




Hora a hora

En el 6° día de la Creación, las primeras doce horas no ocurrió nada. Respecto de las segundas doce horas, dice el Midrash lo siguiente: desde la cero hora (el día comienza con la noche) hasta las doce horas no pasó nada. Luego, en la 1° hora (que sería la hora trece del 6° día), D"s juntó el polvo de la tierra con la cual iba a crear al hombre; en la 2° hora le dio la forma, en la 3° hora hizo aparecer en el hombre sus órganos y sus músculos; en la 4° lo dotó del espíritu divino; en la 5° hora lo hizo parar sobre la tierra. Esto es algo muy interesante: calculemos la 5° hora a qué año corresponde de nuestra Era. Cada día son mil años, por lo que las doce primeras horas (la mitad del día) son quinientos años. Cada hora dura 41,6 años. La 5° hora (41,6 x 5 = 208) nos va a dar 208. Si sumamos a 5500 años estos 208, nos va a dar el año 5708. A qué fecha corresponde ese año, en el calendario gregoriano, al año 1948.




El Estado de Israel

En ese año del 1948 (en verdad, 5708, del calendario hebreo), ocurrió un acontecimiento especial con el pueblo descendiente de Abraham, que iba a ser el mensajero del objetivo de la humanidad. El acontecimiento fue la creación del Estado de Israel.

Y la creación del Estado de Israel, más allá de los aspectos políticos, quiere decir que ese pueblo descendiente de Abraham vuelve a poner sus pies en esa tierra. ¿Qué dice el Midrash escrito hace dos mil años? ¿Qué hizo D"s con el hombre en la 5° hora? Lo puso en la tierra, sobre sus pies.

Y ahí encontramos una correlación. Donde vemos que aparece como si fuera ya predestinado, un proyecto. Un proyecto para ayudar a la humanidad a encontrar su camino.

Pero la de 1948 no ha sido la primera vez que el pueblo judío vuelve a su tierra. ¿Cuántas veces volvimos a nuestra tierra? Tres veces. La primera fue cuando salimos de Egipto. La segunda vez, cuando vinimos de Babilonia con la aliá a Israel, de Esraim y Jemiá, construyéndose el segundo Beit Ha Midrash. Y la tercera vez fue ésta, en 1948.

El pueblo que descendía de Abraham estaba predestinado a volver a su tierra y así ocurrió.

Esto estba ya señalado en los seis días de la Creación. Cómo vuelve el pueblo, eso depende de nosotros, como en el ejemplo que vimos del arquitecto y los albañiles respecto a la construcción de la columna. Es un proyecto divino, pero somos nosotros, los seres humanos, quienes le damos forma.




Desde los días de milagros

En el primer retorno a la tierra de Israel, los judíos se fueron de Egipto en un hecho en el que acaecieron milagros. Se abrió el mar, hubo plagas, conquistaron a los enemigos, no tuvieron bajas, comían mal en el desierto pero tenían un pozo de agua que no los abandonaba. Todo fue una serie de milagros. Y fueron ellos, los judíos, los que conquistaron la tierra y se liberaron de Egipto.

Pero durante el segundo retorno de los judíos a Israel, las características fueron distintas. Salieron de Persia -que antes había sido Babilonia- y que estaba bajo la monarquía del rey Ciro el grande.




Y este retorno ya no fue el producto de un espíritu heroico como el que los caracterizó en su anterior restablecimiento en Israel.

Sino que fueron a Israel con el permiso de Ciro el grande. El fue quien permitió a los judíos que vuelvan a su tierra y construyan el templo. La mayoría de los judíos se quedaron en Persia y no fueron a Israel. No hubo el entusiasmo ni la gloria del primer asentamiento del pueblo de Israel en su tierra.

Y el último establecimiento en Israel, en 1948 tampoco fue el producto de milagros. Nosotros, de acuerdo a nuestro nivel espiritual, estamos o no entregados a los acontecimientos naturales. Cuando hubo un gran apego a la fe, entonces también D"s ayudaba a los judíos con los milagros.

La misión en el mundo del pueblo judío es justamente la de apegarse a la fe. Pero cuando se alejaba de esa fe, entonces desaparecían los milagros y el pueblo se entregaba a los acontecimientos naturales. De todas maneras, el proyecto se estaba realizando.

Y en 1948, aparentemente, no hubieron milagros. Y hasta hoy a Israel le está costando mucho sacrificio mantenerlo. Hay bajas, problemas políticos, problemas sociales. Que se vea o no la existencia de este proyecto de vida depende de nosotros, de nuestra fe. Lo que enseña el judaísmo es que existe un proyecto divino sobre nuestra existencia que consiste en volver a la originalidad de la grandeza del hombre con la que fue concebido al proyecto.




Volver a los orígenes

Si hay un proyecto, tiene que haber un fin. Pero no es un fin en el sentido de destrucción universal, como se piensa que podría producirlo un asteroide o una guerra nuclear.

Se trata de un fin en tanto concepto de 'objetivo' y no de 'final'; el objetivo es que en el final volveremos a nuestra condición original. Cómo volvemos a ello, depende de nosotros. Si por las buenas y con la ayuda de D"s, porque nos acercamos a El, o por la naturaleza.

Se entrega la naturaleza a los hombres para que solos nos demos cuenta que el mundo se está transformando en un infierno. Y empezamos a comprender que los valores que nosotros consideramos como fundamentales en nuestra vida, no son eso.




Dos profecías

En este siglo, hay dos tendencias. Las que están plasmadas en las antiguas profecías de Zacarías y de Iejezquiel. Estos dos profetas tuvieron dos profecías iguales, pero totalmente contradictorias. Ambos profetizaron sobre el fin de la historia. Pero cuando abrimos el Libro de Zacarías vemos que habla de guerras, destrucción masiva, corrupción moral integral; nos habla de sangre y muerte. Y así se llegará al fin de los días, en el cual el hombre volverá a su estado original.

Y sobre el mismo tema, cuando abrimos el Libro de Iejezquiel (Ezequiel), en éste leemos que el hombre volverá a sus orígenes en un acontecimiento histórico de paz, armonía, unión y felicidad. Entonces, nos preguntamos: ¿Cómo puede ser que dos profetas que están hablando sobre la misma situación en la historia del mundo, se estén contradiciendo tan abiertamente?

Y la explicación es justamente la que dimos: el proyecto se va a realizar. Pero cómo se va a realizar, depende de nosotros.



El último profeta

El último profeta que existió en el mundo, fue Malají. Y en su última profecía dice, en el nombre de D"s: 'He aquí que se acercan los días finales de la historia -vamos a ver si esta historia es el fin del mundo- y mandaré hambre a la tierra. No hambre de comida ni hambre de bebida, sino hambre por conocer la verdad. Sed por conocer la verdad de qué somos, hacia dónde vamos, cuál es nuestro objetivo. Y harán retornar los hijos, los corazones de los padres. Porque si no es así, vendré y destruiré al mundo con la espada'.

O sea que es una profecía que coincide con lo que estamos diciendo: debe cumplirse el objetivo de volver al estado original porque hacemos un esfuerzo de aproximación a las virtudes, la moral, la ética. Y a los valores del hombre, como la familia, la generosidad, la solidaridad. Caso contrario habrá destrucción masiva.

Vale reflexionar que actualmente los psicólogos, sociólogos y expertos en ciencias sociales afirman que hoy son muchos los dirigentes que hablan de la justicia social, la moralidad, que la educación pero que tienen una actitud hipócrita. Porque todo está en los papeles y documentos, pero no en el corazón de los hombres. El hombre por dentro sigue siendo hipócrita. Es el profeta Iejezquiel quien plantea la necesidad de que el hombre logre variar esa tendencia en él. Iejezquiel sostiene que sólo entonces 'los hijos harán volver el corazón de los padres'; de lo contrario se cumplirá lo que dijo Zacarías: que el mundo va a volver a su estado original pero por un proceso de conflicto.

Así como hay dos formas para que una persona se amigue con alguien, o por las buenas o por las malas, sucede con nosotros en la actualidad. Nosotros tenemos que amigarnos con D"s. Tenemos que amigarnos con lo moral y con lo ético.

En la tradición judía D"s representa toda la bondad y la pureza.

Si tomamos un ejemplo de la vida diaria, si vemos a alguien que está enojado con un ser querido, digamos con su padre. O se reconcilia con él por las buenas o lo hace porque realmente está empezando a sufrir. Está peleado. Y no lo puede soportar. Tiene remordimientos, sentimientos de culpa, no puede dormir de noche, empieza a fumar, baja de peso, padece gastritis, etc. Porque ... ¿cómo puede estar peleado con su propio padre? Entonces, o se amiga o al final va a quedar destruido e internado en el hospital. Hasta que le va a pedir a la enfermera que le alcance el teléfono y se comunica con su padre. Cuando ya no pueda más. Así se va a curar. Es decir, que o se cura de una forma, o se cura de la otra.

Entonces vemos que el mundo tiene un proyecto y tiene un objetivo. La pregunta es ahora, si tiene un fin.

Volvimos al estado original, se destruye el mundo y ya está. Podemos plantearnos entonces si sólo fue un juego que hizo D"s que con la humanidad. Hay ciertas religiones e ideologías que consideran que va a haber un apocalipsis, una destrucción total.




La respuesta del Rambam

Veamos lo que dice al respecto el Judaísmo. El Rambam (Maimónides) habla sobre esto en su libro Guía de Perplejos (Moré Ha Nevujim). Y habla sobre la creación y la destrucción del mundo. Y dice lo siguiente: No existe en la concepción judía el criterio de que el universo se va a destruir. El universo nunca se va a destruir. El mundo, la existencia y el universo que D"s creó, son eternos.



Pero, él mismo se pregunta: hay una enseñanza de los sabios que dice que el mundo tiene 6000 años, en relación a los 6 días de la Creación. Y el séptimo, el mundo descansará. Y a esto el Rambam responde que puede descansar, pero no va a desaparecer. Así como nosotros trabajamos seis días y el séptimo descansamos, así como la tierra trabaja seis años y el séptimo descansa, así -afirma- va a suceder con el mundo que, después de seis mil años, va a tener mil años de descanso. Y en el año 7001 comienza de nuevo la actividad. Pero el universo nunca se va a destruir. Según la concepción del Rambam, siempre, por la eternidad existirá el universo. El dice que comparte la opinión de Aristóteles de que el mundo nunca se va a destruir; pero que nosotros los judíos no podemos compartir -de acuerdo a nuestra teología y filosofía- el concepto de Aristóteles de que el mundo nunca tuvo un comienzo. Según el judaísmo el mundo sí tuvo un comienzo.




La Resurrección

Aunque hay algunos sabios judíos que dicen que sí habrá una destrucción universal, el Rambam no opina así. Y dice también el Rambam que los últimos días del proyecto divino van a ser de tal forma que van a resucitar todos los muertos que lo merezcan. Si leemos el Comentario de la Resurrección de los Muertos que escribió -en diez años de trabajo- el Rambam, vemos que allí se ocupa de trece principios éticos. En este Comentario explica las connotaciones científicas y filosóficas de los mismo. Uno de los trece principios que deben necesariamente cumplirse para ser judío y no considerarse fuera o no ser excomulgado, es el de la Emuná (= Fe), según afirma allí el Rambam

O sea que luego de nuestra muerte, nosotros, lo mismo que nuestros antepasados, si lo mereciéramos por nuestra conducta, llegará el momento en que resucitaremos. Aunque el Rambam afirma que no se sabe en qué momento va a ser eso. Y en el final de los días llegará el Mashíaj que va a ayudarnos a esclarecer la mirada y abrir los ojos y la mente, para acercarnos a D"s y poder cumplir con nuestro objetivo de volver al estado original de pureza.




Los números de la destrucción

El mundo no se va a destruir, salvo que el mismo hombre lo destruya. El asteroide no es el problema, el problema está acá, en casa. El hombre está llevando al mundo a la destrucción. Hay al respecto estadísticas muy elocuentes. Según los datos de la Oficina de Control de Armas y de Desarme de los Estados Unidos de América, en el año 1985 el presupuesto militar mundial era de 1 trillón de dólares (¡tiene 12 ceros!).

Es un dinero que podría tener mucho mejor uso si se destinaría a la gente que no tiene para comer ni para vestirse, o para darle educación a quienes no la reciben, o para apagar un incendio en el Amazonas. ¿Quién está destruyendo el Amazonas? Vemos que estamos encaminándonos nosotros mismos en el criterio de que, pese a que hablamos de justicia social, ecología y libertad, hay un trillón de dólares que fueron destinados en 1985 para actividades militares.

Según un dato de la Academia Sueca de Ciencias, en el período de 125 años que se extiende desde el año 1820 al año 1945, murieron por guerras, ataques o conflictos bélicos 56 millones de personas(!).

Hay en el mundo hoy en día 50 organizaciones terroristas; hubo en los últimos años 832 actos terroristas contra ciudadanos comunes. Hay 750.000.000 de personas que están en peligro de morir en el caso de que se arme una guerra nuclear. Y otros cientos de millones van a quedar inválidos, enfermos para toda la vida. Una guerra nuclear eclipsa las chances destructivas de un asteroide que está a cientos de miles de kilómetros de distancia. El problema se halla en nosotros, el problema radica en que nosotros no sabemos encontrar nuestro objetivo.




Contacto directo

Es bueno, que, como individuos tratemos de terminar una carrera, trabajemos como profesionales y lleguemos a puestos decisión, o adquiramos fama. Es bueno porque de ese modo, estamos trabajando para el establecimiento del mundo y D"s quiere que esté establecido. Pero tenemos que tener también otros objetivos. El problema está en que el hombre no toma esto seriamente; tenemos que adquirir conciencia de que debemos hacer algo noble.

No debemos olvidarnos que somos también parte de un proyecto humano-divino; somos hijos de D"s, el está esperando de nosotros una actitud, una reacción, un despertar para que cumplamos con ese proyecto global. No somos -cada uno de nosotros- meros individuos sueltos.

Esto es lo que dice nuestra tradición. Cada uno de nosotros tiene un contacto directo con D"s. Cuando uno está sentado escuchando una conferencia, cuando sale a la calle, cuando toma el colectivo, D"s nos observa para ver cómo reaccionamos y qué conciencia tomamos de cada acto. Y cada acto está en el marco del proyecto que El nos trazó.

Entonces vimos que existe un proyecto y que existe un fin en la vida. Pero ese fin no es la destrucción y el apocalipsis. Según la historia judía -y también según la Kabalá- no va a haber ningún asteroide destructor del universo. No puede haber ningún elemento exterior al hombre que pueda provocar la destrucción del universo. El único que puede provocar la destrucción del universo, es el hombre. El se puede autodestruir.

De todas formas, hay un proyecto que se va a llevar a cabo aunque el hombre se quiera autodestruir. Porque va a llegar un momento en que D"s va a hacer que todo vuelva a su originalidad.




Dos caminos

Tenemos aún por recorrer 240 años para llegar al fin del proyecto; o sea que en estos 240 años tenemos para elegir entre la profecía de Iejezquiel y la de Zacarías. O por las buenas o por las malas.

Retomando el ejemplo de la vida diaria que ya citamos: o nos reconciliamos con nuestro padre o vamos a tener que llamarlo por teléfono desde el hospital. Tenemos dos caminos para elegir.

Hay dos propuestas. Y esto se advierte hoy en el mundo. Que se está dividiendo en dos grupos. Están aquellos que de repente reconocen de vuelta sus orígenes, los valores humanos de la vida. Es el caso de esas personas que fueron hasta allí muy materialistas y de repente se cansaron de ese estilo de vida; entonces se convierten en personas reconcentradas en la espiritualidad. Sea que comiencen a pintar, o que se vayan a vivir a una choza en la selva. ¿Qué es eso? Es la tendencia de hoy en día. O nos hacemos Iejezquiel o nos hacemos Zacarías. O volvemos a los valores trascendentes o seguimos con los valores terrenales y mundanos.

Se están profundizando estas dos fuerzas en el mundo. Y esperemos que ganen las fuerzas del bien. Para que el proyecto que D"s tiene que concluir, concluya con satisfacción y felicidad para el pueblo.

No va a haber fin del mundo. Pero sí hay un fin en el objetivo que se va a realizar. Y eso depende de nosotros.

Las 7 leyes Noájicas

En la primavera de 1986, el Presidente Ronald Reagan emitió una proclama alentando a todos los norteamericanos a observar los Siete Mandamientos Noájicos.

¿Qué son estas leyes?

La Biblia nos cuenta que la generación de Noaj violó los mandamientos de Di-s. Estas normas eran conocidas por tradición oral durante generaciones. Fueron registradas luego, alrededor del año 200 de la Era Común, en una obra llamada Tosefta y repetida en el siglo XII en el Código de Moshé Maimónides en un orden retocado.

La Tosefta los enumera de la siguiente manera:

(1) El establecimiento de tribunales,

(2) la prohibición de blasfemia,

(3) idolatría,

(4) inmoralidad sexual,

(5) derramamiento de sangre,

(6) robo, y

(7) comer una extremidad arrancada de un animal vivo.

El Código de Maimónides ordena los preceptos de manera diferente:

(1) Prohibiciones de idolatría,

(2) blasfemia,

(3) derramamiento de sangre,

(4) inmoralidad sexual,

(5) robo,

(6) el establecimiento tribunales, y

(7) la norma que prohíbe comer de una extremidad arrancada a un animal vivo.

Me parece que la Tosefta enumera los mandamientos antropocéntricamente, en un orden orientado a la gente; y que Maimónides los presenta teocéntricamente, como valores progresivamente orientados a Di-s. El primero centra la mira en la humanidad y hace posible que la gente pueda sobrevivir. El segundo tiene una imagen telescópica: reconoce que los humanos tienen la necesidad de sentir lo Divino y mejorar.

Maimónides prohíbe la idolatría primero. Esta norma nos enseña que no deberíamos usar siquiera símbolos religiosos sin tratar de comprender su propósito Divino. Nos enseña que debemos centrarnos en Di-s como el propósito y meta de cada pensamiento y acción. Precisamos entrenarnos para temer, comprender y amar a Di-s, en ese orden. Debemos comprender que dado que cada humano es creado a imagen de Di-s con una chispa Divina, tenemos el deber de temer, comprender y amar a todos. De nosotros se requiere que unamos a la gente y combinemos sus chispas Divinas en una llamarada que emite calidez y luz a todos.

Rabí Shneur Zalman, el primer Rebe de Jabad, demostró la importancia de esta enseñanza en forma cotidiana. Una vez, por ejemplo, cuando ocupaba un apartamento encima de su hijo y nieto infante, oyó al nieto llorando. Abandonó sus estudios y descendió al apartamento de su hijo donde vio al niño en un rincón y al padre del niño en otro, absorto en el estudio de la Torá. El Rebe levantó y apaciguó al niño, y dijo a su hijo: “Todo nuestro estudio no tiene utilidad mientras no oímos los llantos de un niño”. Su hijo captó el concepto de su padre. Me gusta pensar que fue esta comprensión lo que hizo posible que su hijo llegara a ser el segundo Lubavitcher Rebe.

El segundo mandamiento prohíbe la blasfemia. Maldecir a Di-s es una negación radical de lo Divino. Es una afección ciega que rechaza la importancia de Di-s. En un sentido positivo, este mandamiento nos orienta a que nos desempeñemos de maneras que realzan la existencia e importancia de Di-s para otros.

El Talmud nos cuenta que Shimón ben Shetaj vivió una vida tal. Una vez, envió a sus discípulos a comprar una silla de montar. Ellos volvieron alborozados. Habían encontrado un diamante en la silla. Alabaron a su maestro como siendo bendecido por Di-s porque, bajo una estricta lectura legal, el vendedor, habiendo concretado la venta, había vendido ambos, la silla y su contenido. Pero Shimón ben Shetaj solicitó a sus alumnos que devolvieran el diamante. Cuando el vendedor recobró la joya, exclamó: “¡Bendito es el Di-s de Shimón ben Shetaj!”

El comportamiento de Shimón ben Shetaj es mejor que cualquier sermón. Impulsa la alabanza a Di-s y, más importante, una toma de conciencia de que los caminos de Di-s son beneficiosos y rectos.

El tercer mandamiento prohíbe el asesinato. Las personas de orientación antropocéntrica enfatizan que esta norma minimiza la pugna y preserva a la civilización. Sin embargo, los teocéntricamente orientados reconocen que hace más. Nos pide que nunca extingamos, o siquiera estropeemos, la chispa de Di-s. No debemos osar hacer a humanos lo que no haríamos a Di-s. Hasta debemos ser cuidadosos de lo que decimos uno al otro.

El cuarto mandamiento reglamenta las relaciones sexuales. Veda el incesto, el adulterio, la homosexualidad y el bestialismo. Maimónides nos enseñó que toda la vida requiere control: hábitos de acción según el medio de oro. Este mandamiento Noájico controla la dirección equívoca del pensamiento y el comportamiento. Nos insta a aumentar al máximo la racionalidad. Motiva el fortalecimiento de vínculos de parentesco acerca de los cuales Salomón entonó en su Cantar de los Cantares.

Todos piensan que comprenden el quinto Mandamiento Noájico que prohíbe el robo. “¿No está en los Diez Mandamientos?”, preguntan. “¿Y no lo está también el homicidio?”

En verdad, Los Siete Mandamientos Noájicos se encuentran en muchas declaraciones indirectas en los capítulos iniciales de la Biblia. Estas declaraciones sugieren valores más amplios, más abarcantes, para todos. Génesis 2:16, por ejemplo, es una fuente para la prohibición Noájica de robo: “Puedes comer de todo árbol del jardín excepto del Árbol del Bien y el Mal”. Este versículo nos informa que todo pertenece a Di-s. Robamos a Di-s cuando tomamos cualquier cosa de alguien.

El sexto mandamiento maimonideano es el primero en la Tosefta.

Antropocéntricamente, las leyes y los controles comienzan el ordenamiento de la sociedad. Teocéntricamente, sin embargo, el orden cambiado de los mandamientos imparte mucho más: La sociedad comienza con un sistema de valores reconociendo a Di-s. El requerimiento de leyes ocupa el sexto lugar en el segundo sistema y dirige el desarrollo de un programa que asegure la observancia de los otros seis mandamientos. Creo que esto también enseña que las prácticas y ceremonias religiosas se necesitan como recordatorios que nos dan dirección, hitos y metas.

Hemos visto que Moshé Maimónides hizo una presentación ordenada de reglas que preservan y mejoran la humanidad. Los Mandamientos Noájicos nos educan primero acerca de Di-s como la fuente, el fundamento y la meta de cada pensamiento y acción. El segundo induce al comportamiento que motiva a otros a loar a Di-s. El tercero nos ayuda a ver las chispas de Di-s en la gente y nos hace percatarnos de nuestras responsabilidades hacia estas chispas. El cuarto enseña restricción en el pensamiento, el habla y la acción. El quinto nos recuerda que todo pertenece a Di-s y nos insta a pensar en las consecuencias de ello. El sexto establece un programa de recordatorios para conservar los valores y promover el comportamiento apropiado. ¿Por qué, entonces, es el mandamiento de Génesis 9:4: “Ciertamente carne con su sangre de vida no comeréis” el séptimo? Lógicamente, hubiera sido de esperar que la declaración final fuera el máximo principio teocéntrico.

De hecho lo es. Enseña la lección más difícil. Debemos ir más allá de relacionarnos con la chispa Divina en los humanos. El séptimo mandamiento ordena respeto por los animales y objetos inanimados, comportarse adecuadamente con todo en un siempre ascendente movimiento hacia Di-s. No podemos subir por la escalera del progreso a menos que descendamos, como lo hizo el primer Rebe, para asegurarnos que nada, absolutamente nada, sufre dolor. Debemos caminar cuidadosamente, asegurándonos que ni siquiera las piedras protestan: “Cómo osas caminar sobre mí sin observar los deseos de Di-s”.

Las leyes antropocéntricas mantienen nuestra existencia. Aseguran la paz mental y protegen el status quo. Las leyes teocéntricas hacen más. Distinguen lo deseable de lo indeseable, traen auténtica felicidad al cuerpo y al alma, y conducen a la perfección y la certeza. Las leyes humanas garantizan la seguridad, pero las leyes Divinas garantizan la inmortalidad.

No es sorprendente que el Código de Maimónides coloque las Leyes Noájicas justo antes del análisis de la Era Mesiánica. La normas Noájicas articulan el comienzo y fin de la vida. Adecuadamente entendidas y plenamente observas, son una guía hacia la Era Mesiánica. Así, el Presidente Reagan estaba en lo cierto al fomentar su observancia.

Una historia realza la meta de estos mandamientos:

Un jovenzuelo esperaba en la costa un buque que lo llevara a su hogar. Un adulto se detuvo, se burló de él, y le dijo que estaba parado en el lugar equivocado. Sugirió al muchacho que caminara tres millas hasta el sitio fijado usualmente para el ascenso de pasajeros. El jovenzuelo se mantuvo firme. Poco después, el barco vino río abajo. Se volvió hacia él, y liberó la planchada para llevarlo a bordo. El adulto miraba con sorpresa.

“¿Cómo sabías”, preguntó, “que el buque pararía para recogerte?”

“Muy simple”, contestó el muchacho. “Verás, el capitán es mi padre”.

Una vez que nos percatamos de que Di-s es el padre y capitán de todos, y actuamos en consonancia, la vida recibe mayor dirección y significado, y Di-s nos llevará a casa.

Esta es la meta final de los Mandamientos Noájicos.

El Significado de la oracion

El significado de la oración

Difícilmente exista alguna persona que hallándose en una situación especial no haya rezado a D's, al menos una vez, en busca de ayuda y apoyo. Mucha gente que no acostumbra a orar diariamente se ha encontrado haciéndolo en momentos bastante extraños. Algo en su interior los impulsa a rezar y sus labios comienzan, inconscientemente a susurrar una plegaria. Sus corazones están colmados e instintivamente estallan en una oración.

Es el corazón el que se pone de manifiesto en el rezo, aún en quienes que no oran desde la aflicción o la ansiedad. Es el corazón y no la boca la que reza. Aun en aquellos que no ofrecen sus plegarias día a día.
Pero la pregunta es ¿Para qué rezamos?

D's no necesita que le recordemos nuestras dificultades.
Y si D's sabe lo que es bueno para nosotros ¿Por qué no nos da aquello que necesitamos, como cualquier padre hace?

¿Obligados a rezar?

Rezar es uno de las exigencias del judaísmo. Pero ¿cómo es posible que, siendo que la plegaria surge del corazón, sea posible fijar horarios y formas para rezar?
El sentimiento de conexión con El Creador y el deseo de comunicarse con la fuente de vida, la salud y la felicidad son sensaciones innatas que se encuentran en lo mas profundo de cada ser. Para algunos este sentimiento conduce y afecta sus vidas; para otros, esta enterrado muy dentro de ellos, cubierto por muchas capas de otros pensamientos.

Pero aún para estos últimos, en épocas de crisis y problemas como los que el mundo atraviesa hoy en día, este sentimiento atraviesa las barreras que los restringen y exclaman a D's en busca de ayuda.

Ya que la búsqueda de D's y el sentir que dependemos de Él son emociones humanas innatas, profundamente arraigadas en nuestro interior, exigirle al hombre que rece es pedirle que manifieste concretamente esa emoción.
Los sentimientos, si no son llevados a la práctica, pierden su esencia y a la larga se los pierde por completo. Esta dependencia entre sentimiento y acción, se compara a la que existe entre un fruto y su cáscara: sin uno, el otro no tiene sentido.

Equilibrando los desequilibrios

Pero nos queda otra pregunta, todavía estamos a mitad de camino. Nuestro libro de rezos se llama sidur, que en español significa "orden". Si decimos que el rezar es un sentimiento natural en todo hombre, ¿por qué se requiere de una estructura y una forma ya establecidas?

Las emociones son variables: pueden ser afectadas por las circunstancias o la salud, por el éxito o el fracaso. Nuestros sabios establecieron tres momentos para pronunciar las oraciones diarias para que en cualquier circunstancia los hombres se comuniquen con D's. Además podría haber momentos en que un hombre tuviera problemas económicos, entonces se olvidaría de rezar por su salud y bienestar. O si su país estuviera en guerra, sería poco probable que el hombre se pusiera a rezar por su sustento. En consecuencia nuestros sabios crearon una plegaria que incluyera todos los requerimientos del hombre para asegurar que toda persona rece siempre por todas y cada una de sus necesidades.

Pero uno podría aun preguntarse, para qué debe un hombre sano pedir por su salud o un hombre rico por sus subsistencia? Si la vida fuera segura y nuestra salud y subsistencia estuvieran en nuestras manos, no habría necesidad de rezar por ellas. Sin embargo un hombre rico puede perder su riqueza y un hombre saludable puede enfermarse. Uno reza también por una buena continuidad en lo que refiere por ejemplo a buena salud y sustento.

Por otra parte, muchos rezos de nuestro sidur son en plural; ya que somos responsables el uno por el otro, y así, al pedir por el bienestar de nuestro compañero, se fomenta en nosotros una personalidad más noble y menos egoísta, logrando que nos preocupemos mucho más por el bienestar del otro.

El poder de la plegaria

Para nuestras fuentes, la tefilá (el rezo) es lo que está más alto en el universo. Por medio de la tefilá tenemos la posibilidad de escribir nuestra propia historia, ser lo que queremos ser mas allá de lo impuesto por la naturaleza. Por otra parte la tefilá rompe el muro que separa al hombre de D's: Por medio de nuestros rezos nos elevamos por encima de la naturaleza y entramos en contacto directo con D's.

Una tefilá verdadera, es decir, pedida desde el corazón con un objetivo noble, seguro que es recibida por D's y, a lo mejor, esos resultados no los vemos al instante; pero tal vez sí en nuestros hijos o nietos. No hay una lágrima que sea derramada en vano, tarde o temprano esa tefilá se va a materializar.
Nosotros oramos a D's manteniendo la relación de un hijo hacia su Padre. Esto constituye un privilegio, ya que aunque no siempre nos merezcamos lo mejor, Él tiene compasión de nosotros, escucha las oraciones que salen desde nuestro corazón, y comprende que a pesar de nuestros errores, anhelamos mejorar.
Pero la plegaria no es sólo un pedido.

También incluye una expresión de agradecimiento y reconocimiento a D's como proveedor. Cuando una persona reza a D's, también esta expresando gratitud por su fortuna, de esta manera reconoce que su propiedad, su salud, su alegría, no son generadas por azar sino que provienen de D's. Por ejemplo cuando pronunciamos el rezo: "El que cura a los enfermos del pueblo de Israel" incluye tanto un pedido que cure a nuestros enfermos, así como expresa una gratitud por nuestra salud.

Aunque es el deseo de D's que nos mantengamos y vivamos por nuestros propios medios, ya que ordenó al mundo de esa manera, es sumamente positivo agradecerle por cada minuto de nuestras vidas y por el sustento que nos suministra cada día. D's nos creo, desea nuestro bienestar y nosotros le agradecemos por ello cada día. Acaso, cuando un invitado nos trae una caja de bombones, ¿le ofrecemos un par, o los comemos sin convidar? D's nos regala la vida, ¿le devolvemos?

Ponerse a prueba

Por otra parte, la plegaria también es una forma de autoexamen. La palabra tefilá tiene una relación lingüística con la palabra jueces (biflilim). De esto se desprende que el momento del rezo es también el momento de juzgarnos a nosotros mismos. Cuando una persona se halla frente al Creador, también se halla frente a sí mismo. Entonces examina sus pensamientos, su conducta y sus acciones. El trabajo de la tefilá es un trabajo sobre uno mismo, es el esfuerzo de cambiar la personalidad propia. El trabajo en la personalidad significa hacer cambios, algún refinamiento adicional, alguna elevación debe ocurrir.
Pero aún no respondimos lo siguiente: ¿Acaso nuestras plegarias pueden cambiar la voluntad de D's?

Ciertamente no podemos convencer a D's de que necesitamos tal o cual cosa si Él sabe que no es así. Sin embargo, sí podemos cambiarnos a nosotros mismos para que el objeto de nuestro pedido tenga otro sentido. Por ejemplo, si una persona desea riqueza y esta le es negada porque no sería buena para él, ningún momento de suplica podría cambiar eso. Pero el trabajar sobre su personalidad, logrando una nueva comprensión sobre la perspectiva correcta de la riqueza podría conducir a una situación donde ese regalo podría ahora ser bueno para la persona. En otras palabras, uno puede cambiar el bien que se espera recibir por medio del cambio de uno mismo.

Por supuesto, es evidente que el trabajo de la Tefilá no consiste meramente en pedir cosas o quedarse en simples meditaciones, sino en cambiarse a uno mismo; que debe ser un trabajo constante y sincero.

En síntesis, ¿Para qué rezamos?

* Rezamos para y por nosotros mismos. La tefilá nos permite ser más allá de lo impuesto por la naturaleza y romper el muro entre D's y el hombre.

* El sentimiento de conexión con D's es una necesidad innata.Cada hombre frente a diferentes circunstancias acude a D's.

* Los sabios establecieron una plegaria diaria para incluir todos los requerimientos del hombre para asegurar que todo ser humano rece siempre por todas y cada una de sus necesidades.

* Invocamos a D's también para una buena continuidad en lo que refiere a la salud y el sustento.

* La plegaria incluye no solo un pedido sino también un agradecimiento y reconocimiento a D's.

* El rezo implica tambien una forma de autoexamen. Es el esfuerzo de cambiar la personalidad propia.

Mitos sobre el Judaísmo

Si viene un mensajero del Satán que deseara persuadir a un grupo de judíos de que cambien su forma de ser y que, por ejemplo, los exhortaria en el próximo Ióm Kipur a que se reúnan en algún lugar para comer un asado y que cada uno de estos miembros del grupo proclame en público, en voz alta y con convicción: ' yo no quiero ser más judío ', seguramente fracasaría en su objetivo.
Es interesante entonces detenerse en esta situación de rechazo frente a quien -hipotéticamente- vive en una dirección contraria a la identidad judía.
Esto lo he planteado en alguna ocasión ante un grupo de personas de este tipo que me escuchaban y todas rechazaban de plano semejante proposición.

Un amigo incómodo

Les puse entonces un ejemplo aun más incómodo: supongamos que viene a nosotros un amigo nuestro que no veíamos desde hace mucho tiempo, dado que vive en Europa.

Digamos que se queda por poco tiempo y nos invita a comer, justo para el día de Iom Kipur.

Rechazamos igualmente tal invitación. Y este amigo nos incomoda con sus preguntas: ¿por qué no este día? ¿qué tiene de especial?, ¿por qué es tan importante?

Respondemos que es un día sagrado. Pero pronto vemos que hay más que eso: sentimos que nuestra identidad judía está en juego. Y que no la queremos perder, no nos interesa cambiar.
Así, investigando y profundizando cada vez un poco más en nosotros mismos, nuestras respuestas van a ser un poco más definidas. Primero dijimos que temíamos la irreverencia por tratarse de un día sagrado; luego, tal vez, que por una tradición que tenemos y por un mensaje transmitido por nuestros antepasados que no estamos dispuestos a romper.
Si seguimos una línea de aproximación para justificar nuestro comportamiento, diremos que se trata de un sentimiento judío que no podemos dejar de lado.
Hasta que llegaremos a hablar incluso de los principios judíos. Para complicar el panorama, digamos que, nuestro ocasional y molesto amigo puede entonces expresar que lo que nos debiera interesar son nuestros sentimientos y no la tradición.

¿Por qué entonces guiarnos meramente por respetar prohibiciones? Sin embargo, nos obstinamos en que ese día debemos respetar la Torá y la tradición, o bien obedecer a D"s que nos dijo que eso no lo podemos hacer; y no guiarnos meramente por los sentimientos.
Sean cuales fueren las razones, algunas de las cuales son las que muchos participantes de mis seminarios me han dado ante mi pregunta, lo cierto es que todos ellos se niegan a abandonar su identidad judía.

Cuando funciona la alarma

Nosotros queremos seguir con nuestra identidad y nos alarmamos cuando nos hacen una propuesta así, de renegar de nuestros raíces, tradiciones y sentimientos. La pregunta es por qué nos asusta ante esta indigna propuesta pero no tenemos, en cambio, idéntica reacción ante otras paulatinas formas de desobediencia a nuestra identidad. Está muy bien que tomemos esa ley, costumbre o tradición de ayunar en Iom Kipur, de modo que nada ni nadie nos la haga abandonar, bajo ningún concepto.

No comer en Iom Kipur es una tradición, una costumbre y una misva que tiene el Pueblo Judío. No estamos dispuestos a abandonar nuestra identidad, a abandonar nuestro judaísmo, porque sentimos que es parte de nuestro ser, somos parte de una cadena transgeneracional. Así lo sentimos y así lo creemos.
Pero lo que es importante en esta reflexión es que, para nosotros el ser judío no debe implicar solamente no comer en Iom Kipur. Sino que debe ser parte de un conjunto de otras costumbres, que muchos de los que se niegan a la propuesta de ese amigo del ejemplo, han olvidado.

¿Qué diferencia hay entre el día del Kipur y el resto de las celebraciones judías? Somos judíos en este día, eso está muy bien ... ¿y lo demás no existe? Acaso nos olvidamos que en la Torá está escrito que ser judío no es solamente no comer en Kipur o no comer jamón. Y ese amigo del ejemplo, puede incluso enrostrarnos: "Tu actitud me refleja hipocresía. ¿Por qué te olvidás -o hacés que no sabés nada- del resto de los preceptos y las obligaciones que tiene un judío por ser judío?". Nos topamos entonces frente a un dilema, que hace a nuestra propia identidad.

Cómo le contestaríamos a ese amigo que descubre en nosotros esta contradicción; y que nos puede llegar a enumerar un sinfín de fundamentos básicos del judaísmo, a los que nosotros no les prestamos siquiera atención.

Los preceptos

La Torá nos habla de la Misvá del respeto a los padres y a a la esposa. A ella tenemos que tratar de brindarle felicidad, respeto y honor. También nos dice que debemos ser honestos en el trabajo, que no debemos robar o que está prohibida la usura cuando se hacen préstamos a quien tiene necesidad de subsistencia. Y nos prescribe asimismo que tenemos que descansar en día sábado. O que debemos respetar las leyes de pureza familiar, no comer determinados alimentos en Pésaj o que en Sucot solo debemos comer en la sucá.
Ese hipotético amigo del ejemplo, puede plantearnos: " Entonces ... ¿que me venís ahora con tu sagrado respeto al Iom Kipur si hacés caso omiso del resto de los principios y mitzvot?".

El valor de la convicción

Lo cierto es que después del desconcierto en que a muchos ha de sumir ese planteo, descubrimos que más allá de nuestras contradicciones, poseemos una íntima convicción: tenemos una muy profunda identidad judía.
Estamos muy convencidos de lo que somos. Sabemos bien quiénes somos y no estamos dispuestos a abandonar esta identidad. Tenemos una gran fe y una gran fuerza espiritual dentro nuestro. Pero tenemos contradicciones de las que fuerza tener que ocuparse.
Pero ... hay un problema, que no hemos sabido hasta aquí juntar distintas posiciones nuestras, que se hallan como si fuesen dispersos fragmentos que no coinciden. Esa es nuestra contradicción: tenemos en nosotros un judaísmo más latente y en potencia que efectivo y real.

Los fragmentos de la identidad

Se trata, por lo tanto, de transformar esa potencia en efectividad, en práctica. Por ello queremos aquí abordar el tema de los motivos que en el mundo de hoy no nos dejan ser realmente judíos en un cien por ciento.
Ser judío implica muchas acciones , y no solamente algunas determinadas. Hay gente, por ejemplo, que come en Iom Kipur. Pero considera que el judaísmo consiste en ayudar al prójimo, cosa que hace porque lo siente como obligación de su 'ser judío'. Y se siente judío. Lo cierto es que en éste como en los otros ejemplos, lo que se aprecia es que ese sentirse judíos y esa identidad judía, se hallan siempre en términos parciales. La cuestión es que no se puede ser judío 'a medias'.

Así como el buen médico tiene que practicar la medicina total y tratar de curar a todos los pacientes, en cualquier actividad no basta con poseer algo en potencia -como tener el título de médico, abogado, arquitecto- y sólo ejercerlo realmente la mitad o un diez por ciento. Si uno quiere ser algo tiene que ser algo con todas las letras. Y este razonamiento no es sólo válido para el hacer, también para el ser. Una identidad debe conformarse; y no meramente componerse de fragamentos dispersos.

Después de los atentados

Entonces la cuestión es por qué sólo somos en parte y no totalmente judíos. Muchas veces para descubrir que somos cien por ciento judíos, tienen que acaecer sucesos trágicos para nuestro pueblo. En la Argentina tenemos el caso de los atentados a la embajada de Israel y a la AMIA, donde se nos removieron nuestros corazones. A todo el mundo afectó, pero a los judíos -de cualquier latitud- nos tocó más que a nadie. ¿De dónde viene eso? Eso es una identidad judía que llevamos muy dentro nuestro. Pese a que en la rutina de la vida diaria, en la realidad de todos los días, no llevemos una práctica consecuente con ella.
Nos preguntamos entonces, por qué se desintegra así, por qué abandonamos nuestra identidad si realmente la sentimos ... ¿estamos actuando falsamente con nosotros mismos? Sin darnos cuenta, ¿nos estamos engañando a nosotros mismos, decimos que somos algo y realmente no lo somos?

El autoengaño

Los días pasan, la vida pasa y vivimos engañados por nosotros mismos. Hay gente que se murió por no comer en Iom Kipur, pero hizo mal. Según la ley judía, la persona que está enferma y tiene que comer para vivir, debe comer aun en Iom Kipur. Pero su identidad tan profunda -junto a un desconocimiento de la ley- los llevó en esos casos a arriesgar su propia vida.

Pero el desconocimiento de muchos aspectos esenciales del judaísmo, lleva a mucha otra gente a vivir autoengañada. Así, hay quienes usan peot (patillas) y barba, pero cometen otros pecados. Hay gente muy respetuosa de las celebraciones judías, pero que no cumple honestamente en la actividad comercial o en sus negocios.

Pero aun sin entrar en aquellos casos de comportamientos condenables, pasa que con las celebraciones o las mitzvot, están quienes cumplen algunas y quienes, otras. Están quienes respetan el shabat pero no se pone tefilin (filacterias). O los que sí se ponen tefilin pero comen pan en Pésaj. Algunos preservan la comida kasher en su casa, pero fuera de casa, no. ¿Qué son estas cosas? ¿Es una elección del judaísmo?

Ser judío es una totalidad. Por ello hay que indagar cuáles son los motivos del propio autoengaño. Debemos tener el coraje de asumir nuestra propia identidad. Es una pregunta que se hicieron los judíos a lo largo de toda la historia.

Ocho respuestas

Hace más de 1500 años había un Gran Rabino que se llamaba Rabí Seadia Gaón -anterior a Maimónides; fue el primer Gaón. El Gaón es el rabino postalmúdico. Después de los rabinos que conformaron el Talmud, aparecieron los geoním -plural de Gaón.

Este rabí fue uno de los más relevantes de su época y fue el primer rabino que estudió tratados filosóficos. Fue él quien ya en esa época expresó esta pregunta: ¿de dónde emana la actitud hipócrita y falsa de los judíos, que son judíos para lo que quieren y no para lo que deben y para lo que realmente son?
Y brindó a la misma ocho respuestas, que obedecen a otros tantos problemas por él enunciados. De una de estas respuestas, de los mitos del judaísmo es que nos ocupamos en estos renglones.

La pregunta no va para aquel que dice "yo no siento la identidad judía" sino para aquel que sí dijo "yo soy judío y ser judío consiste en esto (omitiendo otras mitzvot)".

La presión social

Cuando he interrogado a mi auditorio acerca de los motivos por los cuales ellos creen no poder cumplir con muchas de las prescripciones que hacen también a su identidad judía, el concepto de la presión social fue muy invocado. De una presión que nace también de ciertos mitos que toda sociedad -aun la más civilizada y cosmopolita- cultiva en su seno.

Sabemos que nuestra personalidad y nuestra identidad no es la misma, según que nazcamos y vivamos en una gran capital del mundo desarrollado o que lo hagamos, por ejemplo, en una poblada ciudad del Asia de los brahmanes o en una lejana aldea de Europa oriental.

La sociedad nos forma y nos da también un aspecto físico y uno espiritual, lo mismo que ciertas categorías en la forma de pensar. Cada sociedad nos deja un estigma, como un sello. Es entonces la sociedad uno de los problemas más difíciles de afrontar. Somos parte de una sociedad y no somos conscientes de los mitos que nuestra sociedad crea. O sea que nos encontramos muchas veces obedientes a ciertos criterios, o modos, o estilos de comportamiento que no son sino creencias axiomáticas.

Hay muchos mitos que los judíos adjudicamos a nuestra propia religión justamente porque la sociedad impuso ese criterio.

Milenaria Mikve
Un acabado ejemplo de los mitos sociales puede verse en las expresiones de aldeanos -alejados de la gran urbe-, dado que es gente siempre más dispuesta a manifestar su sorpresa. Un amigo mío, judío, formó parte de un tour de argentinos gentiles a España. Allí fueron a visitar una mikve, un baño ritual judío. Es importante recordar que la misma era pieza arquelogica que consistiaen un pozo que se llenaba con agua de lluvia y al que las mujeres, cuando se casan. y Cada vez que la mujer termina su rgla, para poder estar junto a su marido.
Hoy en día hay un sistema especial con un sistema muy higiénico, agradable y confortable, gracias a D"s.

Como sabemos, en la legendaria Sefarad (España) hubo vida judía por muchos siglos, antes de la expulsión en 1492. En el citado tour se les mostraba a los visitantes una mikve que tenía mil años de antigüedad, que por supuesto no se usa desde hace más de quinientos años. Se trataba de una mikve ubicado en un pequeño pueblito, un lugar muy alejado de la ciudad. Quien brindada las explicaciones del uso de la mikve era un sacerdote católico, ya que a muchos curas les interesa mantener todo lo que históricamente estaba relacionado con el judaísmo, sea libros, templos o lo que fuere..
El cura explicaba asimismo cómo las mujeres judías en épocas de la Inquisición arriesgaban sus vidas y se sumergían allí para poder cumplir con el precepto.

Cuernos en el rostro

Sucedió que cuando mencionó a los judíos, este amigo mío precisó a una de las señoras nativas del pueblo: 'Yo soy judío'. Ante esta revelación, mayúscula fue la sorpresa de la mujer -que no era del grupo del tour sino una habitante lugareña. Luego de mirarlo bien y no encontrarle ningún rasgo sobresaliente, admirada llamó a su marido ("Manuel, mira: ¡hay un judío acá!"), que tampoco salía de su asombro.

Este señor judeoargentino les preguntó por qué tanta admiración, si no habían visto nunca antes a un judío. La respuesta del sorprendido matrimonio fue que 'sí, pero nunca uno como usted'. Cuando este buen hombre les preguntó que lo diferenciaba de otros judíos, le revelaron sin ningún impudor que ellos sabían que los judíos tienen cuernos.

Aquí vemos claramente lo que es el poder de un mito. En verdad ellos no habían conocido nunca antes a alguien que les manifestara ser judíos (y por supuesto nunca vieron persona alguna que portase cuernos). Pero los mitos tienen una fuerza incontrastabe especialmente cuando se transmiten como creencias en lugares tan alejados y escasamente ilustrados.

Y bien, algo análogo -aunque por supuesto con criterios menos ridículos- acontece en la sociedad cosmopolita de las grandes ciudades de hoy.
Así, son los mitos sociales que se nos han impuesto los que nos llevan muchas veces a abandonar nuestra identidad judía en atención a cosas que nos parecen absurdas.

Los preconceptos -lo mismo que los prejuicios- que tenemos acerca de determinados acontecimientos de la vida, conducen nuestro comportamiento. Para concluir con estos mitos es necesario que nos topemos con la verdad y que ésta nos haga cambiar de opinión.

Un 'hereje' en Tortuguitas

Un caso parecido me ha tocado vivir personalmente en el almacén en Tortuguitas. El dueño -esta anécdota es de 1994-, viendo mi kipá en la cabeza, un día me preguntó con cierta consternación: "¿Usted es judío, no?" - "Sí, soy judío, soy rabino", fue mi respuesta.

Entonces me dijo: "Ustedes no creen en Jesús". - "No, para nosotros Jesús era un judío que perteneció a nuestro pueblo, que estudió incluso con rabinos pero después él formó su propia religión". Y este señor sostuvo que entonces era yo un hereje. Porque para él lo eran todos aquellos que no creen en Jesús. Insistí infructuosamente en hacerle ver que un católico y un judío profesan hoy distintas religiones, por lo que no se puede traspolar esta categoría a miembros de otra creencia.
Pero este hombre recibió la transmisión de un mito y no había cómo sacarlo de allí.

Pero los mitos acerca de los judíos o del judaísmo no sólo son abrigados por los gentiles, como en estos casos señalados. También hay mitos -menos diáfanos, más sofisticados- que portan en su inconsciente muchos judíos.
Nuestros mitos son los que muchas veces llevan a personas judías a un rechazo del judaísmo.
Podemos citar aquí dos casos bien definidos. El mismo de la mikve de la que habláramos más arriba, como el del préstamo con interés. Veámoslos.

El respeto del ciclo

En lo que hace a la mikve (la tevilá), hay mujeres judías que experimentan por esta práctica un agudo rechazo. Ya con escuchar hablar de eso, tiemblan. Argumentan 'contra el charco de agua' y que 'durante tantos días' no puedan tocar a su marido, etc. La mitzvá de la tevilá asusta a las mujeres como a sus maridos. La mujeres, en la mayoría de los casos, no quieren ni saber de qué se trata; hasta tienen miedo de averiguar qué es.
Sintéticamente, podemos decir que el judaísmo describe las prescripciones acerca del ciclo de la mujer. Cuando ésta menstrúa no puede estar en contacto sexual con su marido; después tiene que dejar pasar siete días para poder sumergirse en la mikve. Y luego de esto puede ya relacionarse íntimamente con su cónyuge.

Pero sucede que hay mujeres que piensan que sumergirse es un acto análogo al del lavado de una prenda sucia. Esto no sólo no es así, sino que el respeto de este ciclo tiene una mejor perspectiva de mantener encendida la llama pasional del matrimonio.

Y recientes investigaciones de psicólogos y sociólogos llegaron a la conclusión de que uno de los fundamentos de un matrimonio bien llevado, donde progresa y se desarrolla el amor, se da en aquellas parejas que aplican estas normas de pureza familiar. Según trabajos científicos y las conclusiones estadísticas de los mismos, realizados en tres Estados de los Estados Unidos, los matrimonios más exitosos en su vida amorosa son los que respetan este ciclo.

Y aun sin los estudios, por intuición sabemos que siempre es así. Porque tomemos como ejemplo cualquier actividad que sea agradable pero que la hagamos sin pausa, Así sea comer todos los días un sabroso postre, Llega un momento en que nos cansamos de él y lo abandonamos. Con el amor corremos también un riesgo: que la convivencia en años disminuya el deseo y aumente, en cambio, ciertos comportamientos rutinarios que concluyan en el mutuo agotamiento de los miembros de la pareja.

Psicólogos y científicos del comportamiento coinciden en que hay que recrear el deseo para poder lograr el placer. Cuando no hay deseo no hay placer.
En el matrimonio hay una rutina que puede devenir en insoportable. Y que puede originar un desgaste en la pareja. Un matrimonio, en alguna medida, es como un jardín. Así como en éste hay que atender a las plantas, en el matrimonio también debemos cultivar y regar.
Entonces, la obediencia de este ciclo, que comprende el baño ritual en la mikve es también la posibilidad de recreación del matrimonio. Hay que saber esperar los tiempos oportunos para cada una de las formas de relación entre los cónyuges.

Recrear el entusiasmo

Es importante que en el matrimonio haya una constante recreación del entusiasmo. Cosa que, un hombre después de, por ejemplo, siete años de casado tenga ganas de abrazar y besar a su esposa, al volver a su casa. La mikve logra que el hombre, aun después de treinta y cinco años de casado quiera volver a su casa para mirarla y admirarla, y disfrutar de ella. Charlando con ella, o besándola. Y que sienta siempre renovadas ansias por experimentar el amor con ella.
El período de abstinencia refuerza el deseo. No nos olvidemos que, uno valora más aquello que no posee. Y al concluir los períodos prohibitivos, se renuevan con más fuerza las ganas de estar con la mujer.

El sexo no es todo en la pareja, pero en la mayoría de las parejas con problemas de convivencia deducimos que tienen una relación sexual insatisfactoria. La que muchas veces está en la base de las discusiones y aun de los problemas educativos con los hijos.

Si conseguimos regular nuestras tentaciones físicas, también podremos adquirir un dominio sobre nuestras sensaciones espirituales. El amor espiritual y el amor físico van siempre relacionados.

Otro mito que se ha generado es aquel en el que muchos judíos no-observantes expresan que los judíos religiosos usan una sábana con un agujero en el medio para mantener relaciones sexuales con su mujer. Un disparate. En realidad, alguien hizo circular esa versión después de ver el tzizit que cuelgan los judíos observantes en Mea Shearim. Allí se ve que los talet tienen un agujero en el medio para poner la cabeza. Y el mito distorsionador les atribuyó una absurda función.

Lamentablemente, producto de estos mitos existentes, muchas de nuestras leyes -como la que prescribe el baño de la mujer judía en la mikve- han sido mitificadas por la sociedad.

Pero ahora todos comienzan a percatarse que, gracias a estas leyes siguen consolidados los matrimonios. Y como resultado de esto, sigue existiendo el pueblo judío.

Se contempla a los pobres

Otro mito que, como en el caso anterior se origina en el seno de nuestra comunidad, es el de la usura. En una ocasión me tocó conversar con una mujer judía que rechazaba el judaísmo, entre otras cosas, porque, según expresaba, 'amaba la verdad y rechazaba lo falso'. Y entre las actitudes falsas veía que había judíos que 'siempre buscaban la vuelta para salirse con la suya', como en el caso de los préstamos con usura. Y éste es otro mito, donde se confunde lo que hacen algunos judíos con lo que el judaísmo prescribe. Pero, de todos modos, en el caso citado la práctica que ella creía innoble era una creencia equívoca.
Cuando le pedí un ejemplo concreto, me dijo que siendo que el judaísmo prohibe el préstamo con usura, se las ingeniaban para por medio de un papel donde se escribe cierta fórmula, levantar la prohibición.

Tuve entonces que desmitificar aquello explicándole de qué se trata. Hasta aquí ella no había indagado demasiado y sí había juzgado. Pero con absoluto desconocimiento. El llamado 'papel' es el 'Shetar Iská'. Y en éste se explica por qué motivo se hace el préstamo. Para el judaísmo si se presta dinero a alguien que lo necesita para la subsistencia, no puede haber usura. Pero sí pueden cobrar intereses cuando se trata de, por ejemplo, un préstamo para que la persona que recibe el dinero pueda hacer una inversión en un negocio determinado. Esto es lo que aclara el 'Shetar Iská'.

¿Sabemos cuándo está prohibida la usura? No, no lo sabemos. Por eso sustituimos con un mito nuestra ignorancia. Si por ejemplo, Reubén es un hombre con esposa y seis hijos que no tiene trabajo y no puede sustentar a la familia seguramente recurre a alguien por ayuda. Y si su conocido Shimon le presta dinero, no puede de ningún modo percibir intereses. Esto es tan así como la prohibición de comer jumets en Pésaj.

Porque para el judaísmo, comerciar con este hombre es hostigar y hacer sufrir a una familia. ¡No hagas negocios y comercio con el sufrimiento de los demás! Porque de ese modo el comercio se va a convertir en que hayan pobres y necesitados que necesiten del préstamo.

Pero hay otro interés que no está prohibido y la gente no lo sabe. Si a Shimon acude Yuval que sí es un hombre afortunado pero que necesita un dinero para afrontar un nuevo negocio, entonces la usura no está proscrita.
Es en este caso en que la Torá no prohibe nada. Y en estos casos se lleva a cabo el empleo del 'Shetar Iská' por el que se especifica de qué tipo de préstamo se trata.

Cuando se lo dije a esta mujer, y le dejé en claro que los únicos préstamos con usura que se pueden hacer son aquellos para la realización de negocios, cambió totalmente su forma de mirar al judaísmo. Ella no sabía que para el judaísmo hay una usura permitida y una usura prohibida y que esto atiende, como siempre, a razones humanitarias. Un concepto equívoco, recibido una vez, pudo confundirla durante gran parte de su vida.

El mito de la caverna

Es útil también mostrar que ya Platón se ocupó de la importancia distorsionante que tienen los mitos. Él desarrolló el mito de la caverna. Para explicarlo sintéticamente: imaginemos que en una caverna vive un grupo de personas encadenadas a la tierra y están constantemente mirando hacia el fondo. Allí hay paño de tela blanco y en él se reflejan imágenes. ¿Por qué es esto? Porque detrás de los hombres que están encadenados y no pueden dar vuelta la cabeza hacia atrás, hay una fogata. Y delante de la fogata hay personas que pasan objetos delante de ella. Y la luz del fuego atraviesa las imágenes de estos objetos, reflejando la sombra en el lienzo blanco.

¿Qué ocurre? Esos hombres que están ahí encadenados, nunca vieron la realidad, siempre vieron esas imágenes. Y qué entendían ellos, por ejemplo, cuando se mencionaba la palabra 'vaso' y éste se reflejaba en el lienzo. Pensaban que la palabra era la sombra. Porque nunca vieron otra cosa en su vida: las imágenes, los reflejos y las sombras de la realidad.

Resulta que un día uno de estos encadenados es liberado y sale al mundo. Ve, entre otras cosas, lo que es en la realidad un vaso.
Al comienzo se mueve con las categorías anteriores, las del mito. Cuando le dicen "esto es un vaso", lo niega.

Así como el citado caso de la señora pueblerina que decía que los judíos tienen cuernos en la cabeza, hubo que mostrarle el vaso y demostrarle el contraste entre la realidad y las míticas sombras de la caverna.

Una vez hecho este aprendizaje, este personaje de Platón retorna a la caverna y le dice a los encadenados que lo que ellos creen que es un vaso, no es sino el reflejo o la sombra. Entonces sus antiguos compañeros le dicen que está loco. Y Platón agrega, que si vuelve a quedarse allí mucho tiempo puede llegar a olvidarse de la verdad, hasta volver a creer nuevamente que el vaso es lo que ve en el lienzo.

Salir del encierro

Así vivimos nosotros, como encerrados en una caverna y escuchando todo tipo de conceptos acerca de nuestra propia identidad y de nuestro propio judaísmo. Y cuando escuchamos el concepto lo captamos con nuestra percepción, que está distorsionada por los ocho motivos que enunció el Rabí Seadia Gaón. Cuando analiza los aspectos por los cuales nos alejamos del judaísmo, uno de ellos es el que aquí analizamos, el de la presión de los mitos de la sociedad.

Tenemos que tratar de descubrir la verdad. Para ello es necesario salir del encierro de la caverna e indagar. Si somos judíos y sabemos que existen 613 preceptos y un sinfin de normas que nos hacen ser judíos, por lo menos indaguemos. Preguntemos qué es y no nos dejemos llevar por nuestra comodidad, por nuestra ambición o por los mitos. Son excusas que no nos servirán de nada.

No desaprovechemos el tiempo. Si somos judíos, el judaísmo tiene por lo menos derecho a que sea analizado y descubierto con nuestros propios ojos. Indaguemos, preguntemos y conozcamos más sobre nosotros mismos antes de decidir alejarse del judaísmo. Entonces lo más probable es que encontremos las razones para manifestar con orgullo nuestra identidad judía.

¿D-os de los Ejercitos?

La denominación de Dios Adonai (YH-VH) Tzevaot.
Tzevaot es el plural de tzavá.
Esta palabra puede ser traducida de varias maneras, es polivalente:
Ejército

Servicio obligatorio de carácter social o religioso

Hueste

Reunión de muchos

Legión

Conglomerado

Esta palabra no denota, en sí misma (es decir, depende del contexto), guerra, batalla o violencia.
Personalmente prefiero traducir H' Tzevaot como: "Jefe (o Señor) de las huestes", pero, quedémonos con la voz "ejército", para que no piense que quiero zafar de responderle. Si Ud. busca en cualquier diccionario de la lengua española (incluso en el provisto por MS-Office), encontrará que una de las acepciones corresponde a un sinónimo de: "colectividad numerosa".
Por lo que, lejos de estar asegurada su identidad con la guerra, podemos pensar en otras asociaciones, sin duda más acertadas y fructíferas.

Comprobémoslo, en el Tanaj, ¿a qué hace referencia esta designación?
Cronológicamente, la primera referencia a este apodo lo hallamos en boca de Janá (la que sería la madre de Shemuel el profeta -alrededor del 1080 AEC-), cuando en el Santuario le implora al Eterno por un hijo:

"E hizo un voto diciendo: --Oh Hashem de los Ejércitos, si te dignas mirar la aflicción de tu sierva, te acuerdas de mí y no te olvidas de tu sierva, sino que le das un hijo varón, entonces yo lo dedicaré a Hashem por todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza."
(1 Shemuel / I Samuel 1:11)

Nuestros sabios interpretan el uso de este nombre singular (Dios de las multitudes) en esta ocasión, como el deseo fervoroso de una mujer soledosa en parir un hijo. Así como Dios ha creado huestes espirituales y miríadas de seres materializados, ¿por qué ahora no se apiada de esta pobre mujer y le regala con un único hijo? ¿Es mucho pedir?
Como observará, lejos este nombre de estar relacionado con ira o violencia...sino que se aproxima más a la idea de Dios como Creador de numerosos seres...

Podemos hallar otra interesante respuesta si pensamos en la época en la cual Janá pronuncia este nombre, la Era de los Jueces de Israel.

Los nombres (consagrados por la Tradición) con los cuales denominamos a Dios, no son atributos de Dios, ni partes de Él, o características Suyas (aunque le desagrade esta verdad a los cabalistas). Son manifestaciones (acciones) Suyas en la Realidad, o el modo en que la criaturas lo llegamos a percibir.
Por ejemplo, Dios no reveló Su nombre (shem hameforash) YH-VH (Dios entendido como Amo Eterno y además como Amoroso y Misericordioso) hasta Moshé, es decir, nuestros patriarcas lo conocían (lo llamaban) con otros apelativos: Shaddai, Elohim, Elion, El, etc.
¿Por qué?
Una de las posibilidades es que la Humanidad no había alcanzado la madurez como para reconocer en Dios a un Ser Eternamente Generoso...

En la época pre-monárquica de Israel, cuando Janá vivió, el Pueblo habitaba en constante lucha contra los vecinos, y sin una institución central de poder autónomo (rey, juez estable, príncipe, etc.).
Israel era realmente "huestes", multitudes dispersas y poco organizadas.
Lo único que sentían como eje en común, aparte de sus raíces familiares, era el reinado de Dios sobre ellos, Su Majestad.
Así pues, para la época de los Jueces, y en la posterior Era de la Monarquía, no resulta extraño que los israelitas consideraran a Dios como SU Líder de los ejércitos y masas: ¡H' Tzevaot!
Nuevamente, puede apreciar que la (supuesta) ira de Dios no tiene relación con está denominación...

Por último, H' Tzevaot se forma con el tetragrámaton YH-VH, que como le he dicho más arriba, es la forma que tenemos para expresar nuestras ideas de Dios como Amor.
Por lo tanto, ¿no es discordante suponer que se lo llame: 'Dios de Amor para la Guerra' (o algo así)?

Aunque, es cierto, a veces (por ejemplo, Ieshaiá 1:24, entre otros) este nombre parece suponer a Dios en acción guerrera (o vengativa, o vindicativa) contra sus enemigos.
Es que, debemos comprender con sabiduría: cuando el Juez de Todo dicta su sentencia, ¿los malvados escaparán a su ira (= condena)? ¿No sentirán los prevaricadores que son injustamente castigados? ¿No apelarán soezmente contra lo que llaman "ira"?
Pero, los sabios, los prudentes, los rectos: ¡reconocen la Rectitud en todos sus caminos!

"Pero Hashem de los Ejércitos será exaltado en el juicio; el Elokim santo será reconocido como Santo por su justicia." (Ieshaiá / Isaías 5:16)

"¡Buscad el bien y no el mal, para que viváis! Así estará con vosotros Hashem Elokim de los Ejércitos, como decís." (Amós 5:14)

Hay personas que lo traducen equivocadamente como Dios de ira, es Dios de Amor, de Juicio, de Justicia, de Verdad, de Paz:

"Hasta el pajarito halla una casa, y la golondrina un nido para sí, donde poner sus polluelos cerca de tus altares, oh Hashem de los Ejércitos, ¡Rey mío y Elokim mío!" (Tehilim / Salmos 84:4)

El Templo de Jerusalem